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“La batalla de Sigüenza. Diario de guerra: 14 de julio, 16 de octubre de 1936”

La Librería de El Sueño Igualitario, | 21 octubre 2009

De Jaime DespreeSe puede adquirir al precio de 16 euros a través de La Librería de El Sueño Igualitariolibreria@cazarabet.com

Tlfs.  978 849970  –  686 110069

266 páginas

14,5 x 21 cm

 

Este libro narra en forma de diario la historia de la batalla de Sigüenza. Es un microcosmos de la contienda española en el que se reviven, día a día, los tres meses de guerra durante los que esta ciudad se mantuvo fiel a la República, así como el dramático sitio a su Catedral por los sublevados, con más de 700 personas dentro, entre los que se encontraban mujeres y niños, además de los brutales bombardeos sobre la ciudad de la aviación nazi, como un ensayo para el bombardeo de Guernica.

El 25 de julio de 1936 un contingente de 1500 milicianos de diferentes organizaciones y partidos, al mando de Martínez de Aragón, entre los que se encontraban Feliciano Benito y la capitana Mika Etechebéhère, ocupó la ciudad alcarreña de Sigüenza. Dos días después, antes de la llegada del mando republicano, un grupo de anarquistas incontrolados asesinaron al Obispo y al Dean. Durante el verano el frente inestable y poco activo les hizo suponer que el golpe militar había fracasado, y la ciudad estaba asegurada para la República. En septiembre la Guerra Civil dio un nuevo giro con la ayuda encubierta de la Alemania nazi y los fascistas italianos. El frente se reavivó con nuevos refuerzos y el decisivo apoyo de la aviación nazi alemana.

En octubre la defensa de Madrid obligó a un repliegue estratégico, creando un cinturón defensivo a 90 km. de la capital, que dejaba a esta ciudad sin defensa posible. Martínez de Aragón creyó poder conseguir refuerzos de Madrid y sugirió resistir encerrándose en la catedral, que creían inexpugnable. Junto con los milicianos que no abandonaron la ciudad, se encerraron las familias de los campesinos refugiados y de aquellas que temían represalias, en total cerca de 800 personas, entre las que había mujeres y numerosos niños.

El 29 de septiembre la aviación nazi realizó un primer bombardeo indiscriminado, destruyen el hospital y orfelinato local del obispado, matando a todos los niños y monjas cuidadoras. El 8 de octubre un nuevo bombardeo sistemático y bien planeado (anticipo del de Guernica) destruyó el 40% de la población, matando al menos a 300 personas.

Dos días después el mando fascista ordenó el cañoneo de la catedral, destruyendo parte de sus torres, la nave y la cúpula central, por fortuna no hubo víctimas mortales, en parte por la importante labor para proteger a la población civil de Mika Etechebéhère.

Tras una épica defensa y varias fugas espectaculares (entre las que se produjo la de la propia Mika, autora del libro que me sirvió de inspiración, «Mi guerra en España», y de Feliciano Benito, los fascistas entraron en una catedral en ruinas, donde no quedaban más que unos cuantos milicianos y decenas de civiles hambrientos, sedientos y aterrados.

La catedral fue inmediatamente restaurada y reconsagrada con la presencia de Franco, pero la localidad quedó en el más absoluto abandono. La ciudad todavía hoy muestra las huellas de aquella batalla, que se silenció porque ningún periodista internacional estuvo presente, ni Picasso le dedicó un cuadro. Por su parte, la población, de tendencias conservadoras y fuertemente influenciada por la Iglesia local, ocultó el suceso y todo lo relacionado con la Guerra civil de esta ciudad casi hasta nuestros días.

En el 2002 por circunstancias personales regresé de Berlín y residí durante dos años en esta localidad. A penas tuve noticias por milicianos supervivientes me interesé por el tema y tras un laboriosa recopilación de datos, testimonios y entrevistas, escribí mi primer libro de historia.

La historia tiene una heroica anécdota, la de una miliciana apodada «la chata», que me propuse utilizar para una futura novela. Dos años después le pondría apunto y final, tras cerca de 500 páginas, con el título de «El beso de Dios: memorias de un cura republicano español», en las que he intentado reconstruir el ambiente de la España rural durante todo el periodo de la II República».

 

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