“De la cárcel al poder. Discursos de Manuel Azaña en Política”
Isabelo Herreros (ed.)Se puede adquirir al precio de 14 euros a través de La Librería de El Sueño Igualitario
libreria@cazarabet.com
Tlfs. 978 849970 – 686 110069
280 páginas
13 x 21 cm
Es una constante, en los discursos de Manuel Azaña, la pedagogía del diálogo, de la paz, y lo dijo precisamente en el País Vasco, en el Frontón Euskalduna, en noviembre de 1933, tres días antes de ser elegido diputado por Bilbao, sin que entonces pudiera pensar que a más de setenta años de distancia aún pueden sus palabras ser de vigorosa actualidad:
Yo jamás seré partidario, ni al día siguiente de un triunfo violento, de ensañarme con el vencido, de exterminar al vencido. Jamás; aunque tenga la seguridad de que al día siguiente va a volver sus armas contra mí. Porque una de las obras civilizadoras que tiene que hacer la República en España es enseñar al español que la sangre engendra sangre, que la venganza atrae venganza, y que sólo la bondad, la justicia, la humanidad, son las que pueden regenerar el espíritu español, resecado después de tantos siglos de contiendas, de venganzas y de luchas civiles, y que ya se es hora de que, enarbolando la enseña republicana, al delincuente, al criminal y al mal republicano se le castigue, se le aplique la Ley; pero que cuando llegue su día se le tienda también la mano humana del olvido y del perdón.
Éste y otros discursos de Azaña durante la etapa del Frente Popular, la Revolución de Asturias de 1934, la República y el estallido de la Guerra Civil aparecen recogidos en este volumen.
Pronto se cumplirán setenta y cinco años de la fundación de Política, semanario primero, y después diario, nacido de la necesidad que tenía el republicanismo de izquierdas de contar con un órgano de expresión de carácter nacional, acentuada durante el Bienio Negro. Política, cuya primera etapa se inició en marzo de 1935, y terminó en marzo de 1939, con el final de la Guerra Civil, consiguió muy pronto aceptación y credibilidad entre quienes apostaban por la reconstrucción de una alianza de partidos de izquierda. La obra modernizadora de la República hay que contemplarla en ese momento fundador, en sus dos primeros años. Detrás de cada Ley, de cada reforma del primer bienio republicano, encontramos los discursos y las intervenciones, en el Parlamento o en la calle, de Manuel Azaña.
Antonio Machado dijo de él:
Es maestro en el difícil arte de la palabra: sabe decir bien cuanto quiere decir, y es maestro en un arte más excelso que el puramente literario y mucho más difícil: sabe decir bien lo que debe decirse.
Manuel Azaña Díaz (Alcalá de Henares, Madrid, 1880-Montauban, Francia, 1940), de familia liberal, estudió Derecho. Entró por oposición en la función pública (1910); y completó su formación con una beca de la Junta para Ampliación de Estudios en París. Fue. además, un notable periodista y escritor. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1926 por su biografía La vida de Juan Varela. Participó con Ortega y Gasset en la fundación de la Liga de Educación Política. Se apartó temporalmente de la política para dedicarse al periodismo, primero como corresponsal en París (1919-20), luego al frente de La Pluma (1920-23) y finalmente como director de la revista España. Bajo la dictadura de Primo de Rivera abandonó el Partido Reformista y fundó Acción Republicana (1925). En 1930 participó en el Pacto de San Sebastián para derrocar a la monarquía. Al proclamarse la República española Azaña se integró en el gobierno provisional como ministro de la Guerra. Sustituyó a Niceto Alcalá Zamora como presidente del Gobierno provisional (en octubre de 1931). Tras el triunfo del Frente Popular, fue nombrado Presidente de la República el 10 de mayo de 1936. Debilitado y enfermo, falleció en el exilio en Francia, un año después de finalizada la Guerra Civil española.
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