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Samaranch de los últimos días

Marco Schwartz. Público, | 5 octubre 2009

La plataforma Democràcia i Dignitat a l’Esport inició en junio una campaña para forzar su dimisión como presidente de honor del COI por sus relaciones con el franquismoPasado el luto preceptivo por la pérdida de la capitalidad olímpica, quisiera rescatar, de entre la avalancha de discursos pomposos, las palabras con que el presidente honorífico del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, intentó inclinar la voluntad del jurado hacia Madrid. “Sé que estoy cerca del final de mis días. Tengo 89 años. Permitidme que os pida que toméis en consideración premiar a mi país con el honor de organizar los Juegos Olímpicos en Madrid”, dijo. La intervención quizá conmoviera a algunas almas sensibles, pero, diseccionada con frialdad, constituye un intento de chantaje emocional y una exhibición de egolatría impropios de un marqués. “Hacedlo por mí”, vino a decir el que fuera presidente ejecutivo del COI durante más de veinte años. El jurado no acusó recibo del reclamo, ya que todos los votos que previamente había otorgado a Chicago y Tokio los transfirió en la final a Río de Janeiro.

No es el único contratiempo que sufre Samaranch cerca del final de sus días. La plataforma catalana Democràcia i Dignitat a l’Esport inició en junio pasado una campaña para forzar su dimisión como presidente de honor del COI por sus relaciones con el franquismo, tras la aparición de una foto en que está haciendo el saludo fascista durante la celebración del 38 aniversario del alzamiento nacional. A la muerte del dictador, Samaranch sostuvo que “el mandato durante 39 años de Francisco Franco ha supuesto la era de prosperidad y paz más larga que ha conocido nuestro país desde hace muchos siglos”. Democràcia i Dignitat a l’Esport entiende, tal vez con ingenuidad, que un admirador de uno de los dictadores más sanguinarios que haya tenido Europa carece de autoridad moral para permanecer en la cúpula del olimpismo internacional.

Sospecho que los esfuerzos de la plataforma catalana serán vanos. Tras el deceso de Franco, insignes miembros del régimen, como Samaranch y muchos otros, fueron blanqueados por la Transición. El presidente honorífico del COI sabe muy bien que sus detractores carecen de fuerza para poner en peligro ese blindaje. La conciencia de que su poder permanece inalterable le ha permitido, entre otras cosas, colocar a su hijo Juan Antonio Jr. como el único español en la junta del COI. Quizá algún día el retoño alcance la presidencia del Comité y se forje así una dinastía olímpica. Está visto: las candidaturas pasan, pero los Samaranch permanecen.

http://blogs.publico.es/versionlibre/2009/10/05/samaranch-de-los-ultimos-dias/