´Els xiquets de Madrid´
Xà bia rinde homenaje estos dÃas a los niños madrileños que en 1936 fueron adoptados por familias de este municipio en plena Guerra Civil
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La mayorÃa echaron raÃces en la Marina Alta. Ahora el documental «Els xiquets no volen la guerra», del realizador Eduard Torres, relata la historia de estas vÃctimas
V. X. C. VALENCIA ?
Un lugar seguro para crecer entre el mar y los huertos de moscatel. Xà bia rememora estos dÃas la llegada de 73 niños, de entre 3 y 13 años, evacuados desde Madrid en el año 1936, cuando la capital del Estado estallaba por la Guerra Civil. Sin saber su destino, sin poder elegir su futuro, en camiones y trenes, aquellas vÃctimas de la guerra crecieron sin sus padres biológicos, trabajaron la tierra, cosieron la ropa de los labradores, aprendieron valenciano y se convirtieron en vecinos de Xà bia; aunque durante muchos años fueron para el resto de habitantes «els xiquets de Madrid». El realizador Eduard Torres, junto a la asociación Antoni LLidó y la concejalÃa de Cultura han estrenado el documental «Els xiquets no volen la guerra» en el que se recogen los tristes testimonios de los ahora ancianos que todavÃa viven en Xà bia.
«Eran niños más o menos adoptados» señaló el investigador Ferran Zurriaga. «No se ha hablado mucho de ellos. Es un marco de solidaridad que no se ha estudiado lo suficiente» como sà se ha hecho en otros casos. Otros 31 niños llegaron a Xà bia, pero acompañados de alguno de sus padres. Hace cinco años una exposición reunió a las mujeres y hombres que vinieron huyendo de las armas empujados por el gobierno de la República con el propósito de proteger sus vidas.
«Para venir recuerdo que subimos a un tren y no se hasta donde nos llevaron. Pero llegamos a Xà bia en unos coches azules y amarillos que eran como autocares y paramos delante del cuartel de la Guardia Civil. Nos dejaron en una sala grandÃsima a la que nunca más subÃ. HabÃa bancos rodeando la sala, de esos antiguos como los que habÃa en la iglesia, nos sentaron a todos los niños y nos dieron pan y chocolate. Vino una mujer y me preguntó como me llamaba y le dije que Paula y esa mujer me cogió y se hizo cargo de mi, fue el momento en el que me separé de mis hermanos». El relato de Paulina Rico es estremecedor. La mayorÃa de los niños perdieron el contacto con sus padres biológicos que buscaron desesperadamente a sus hijos por toda España. Entre octubre y noviembre de 1936, es decir, hace justo 73 años llegaron un centenar de niños a Xà bia, ciento setenta a Pego y otros cien a Dénia.
¿Dónde está mi hija?
Otros, pese a la adopción obligada, tuvieron más suerte y mantuvieron el contacto con sus familias originales como es el caso de Benedita Castaño que tenÃa cinco años y que viajó junto a sus hermanos de dos y siete. Benedita cree que iban hacia Rusia, pero realmente no sabÃan su destino. La mayor parte de los niños pertenecÃan a una Casa Cuna madrileña de la calle Velázquez y el destino de la Marina Alta se eligió por los ricos agricultores que tenÃa la comarca. «Mis padres estuvieron buscándome pueblo por pueblo hasta que descubrieron que podÃa estar cerca de Valencia». Pasado un año, mi madre bajó del autobús en Xà bia y nos vio jugando en la calle y gritó ‘¡Ay mis hijos, que los he encontrado!’. Y aquello fue un valle de lágrimas», narró emocionada. «Mi madre estuvo un tiempo con nosotros hasta que volvió a Madrid. Yo tras muchas idas y venidas me quedé aquÃ. Me enseñé a coser y conocà a mi marido». Benedita sigue manteniendo el contacto con sus hermanos que residen en Madrid. «Si el tiempo lo permite el próximo verano nos volveremos a ver».
En cambio otros niños fueron recibiendo las visitas de sus familiares como es el caso de MarÃa Teresa Calazada. «Mi madre llegó a Dénia y desde allà vino caminando hasta mi casa con su hermana -mi tÃa-. Entró y estábamos comiendo. Nada más me vio dijo ‘¡Mari, hija’! y dice que yo reaccioné conociéndola. Mi mamá venÃa, estaba quince dÃas o un mes, los dÃas que podÃa, después se iba y yo me quedaba».
Otros niños acabaron por tener los apellidos de los padres de acogida en Xà bia y muchas veces, aquel recuerdo de la infancia está envuelto de un halo onÃrico para los que vinieron con pocos años de vida. «Lo recuerdo como un sueño. Y que a mi me subieron en un camión de carga. Los niños estaban sentados por allà y mi madre me dijo ‘que te vas'» relató Juan Antonio Zamora.
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http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2009/11/22/els-xiquets-madrid/653764.html
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Más de 30.000 niños desplazados en 2 años
La Comunitat Valenciana y Cataluña recibieron un auténtico aluvión de niños que en tierras valencianas alcanzaron la cifra de 30.000 personas. Por provincias Alicante recibió 9.911 niños, 2.727 en Castellón y 13.761 en Valencia. En un primer momento la salida de los niños fue poco organizada. Pero una vez que se asentó la guerra, el gobierno republicano creó la oficina de evacuación que coordinó todos los desplazamientos y los puntos de destino. Los niños madrileños fueron a pueblos catalanes y valencianos. Por su parte los vascos se desplazaron hasta las islas británicas. Eduard Torres, con su productora Cadira de Fusta, recupera una historia poco contada. Personas anónimas a las que les marcó la guerra en plena infancia. Pequeños refugiados que han envejecido con un cambio de destino radical clavado en el corazón. v. x. c.valencia