Apego a los escudos franquistas
Dos años y medio después de la aprobación de la ley que ordenó eliminar los sÃmbolos de la dictadura, el Gobierno ha realizado el catálogo
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El diputado socialista catalán Daniel Fernández aseguraba hace unos dÃas en la Comisión Constitucional que en dos meses desaparecerá el escudo franquista del palacio de la antigua CapitanÃa de Barcelona. Era cierto. El 17 de diciembre comenzaron las obras para sustituirlo por el original, de 1929. Sin embargo, todavÃa quedan escudos preconstitucionales en las torres norte y sur del acuartelamiento del Bruch, un monumento granÃtico a los caÃdos franquistas en la residencia militar de Pedralbes, tres escudos con el águila imperial (de San Juan) en el cementerio de San Andrés y otro más en el interior del Castillo de Montjuic, que un dÃa decoró el casino militar de la Plaza de Cataluña.
Dos años y medio después de la aprobación de la ley que ordenó eliminar los sÃmbolos de la dictadura, el Gobierno ha realizado el catálogo de la parafernalia en las dependencias de la Administración del Estado y ahora tiene que evaluar su interés artÃstico para conservarla en museos o destruirla. Algunos mandos militares, sobre todo de la Armada, se han anticipado a este examen pendiente y han alegado que la retirada de los escudos dañarÃa las fachadas. Otros han dicho que algunos emblemas se hallan incluidos en los planes municipales especiales de protección del patrimonio arquitectónico. Y en un caso han propuesto cortar la cabeza al águila y dejar el resto. Eso es apego.
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