La memoria libre de Marcos Ana
El poeta antifranquista, preso durante 23 años, recibe el Premio René Cassin de Derechos Humanos que concede el Gobierno vasco
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11.12.09 – 02:57 –
OSKAR L. BELATEGUI | BILBAO.
Ningún español ha pasado tanto tiempo entre rejas por motivos polÃticos. Marcos Ana, seudónimo de Fernando Macarro Castillo, entró en la cárcel con 19 años y salió con 41. Pasó 23 años ininterrumpidos en prisión por sus ideas. Como cuenta en sus memorias, tituladas con lógica ‘Decidme cómo es un árbol’ (Ed. Umbriel), el primer dÃa de libertad la luz le quemaba los ojos, se mareaba en los espacios abiertos y devolvÃa lo que comÃa. Le dieron 500 pesetas para perder la virginidad. Y cuando le contó a la prostituta su perra vida ella le devolvió el dinero. Al dÃa siguiente, Marcos Ana le envió 500 pesetas de flores y una nota: «Para Isabel, mi primer amor».
El Gobierno vasco ha concedido el Premio René Cassin de Derechos Humanos a este poeta y escritor, que el próximo 20 de enero recogerá el galardón coincidiendo con su 90 cumpleaños. «Marcos Ana ha sido y es sÃmbolo vivo de la concordia y la reconciliación en España», justifica el fallo unánime del jurado. «Su actitud al salir de la cárcel franquista en la que pasó 23 años tras dos condenas a muerte, abogando por la paz y el diálogo y rechazando cualquier deseo de venganza, encarna el valor de humanidad, referente como proyecto de justicia y convivencia».
Los poemas escritos en aquella universidad del dolor traspasaron clandestinos los muros y llevaron su nombre a través del mundo, desencadenando una campaña de solidaridad. Marcos Ana fue uno de los primeros presos polÃticos españoles defendidos por AmnistÃa Internacional. Al ser liberado en 1961, recorrió triunfal Europa y América denunciando el franquismo en parlamentos y universidades. Fundó y dirigió en ParÃs hasta la muerte del dictador el Centro de Información y Solidaridad con España presidido por Picasso, el mismo que dibujó la portada de sus primeros poemas publicados.
Estampas de Lenin
La fascinante historia de cómo el hijo de unos jornaleros de una mÃsera aldea de Salamanca acaba haciéndose amigo de Pablo Neruda, Rafael Alberti y Raúl Castro parece extraÃda de la ficción. Pero es que, además, Marcos Ana mantiene intacto su compromiso ideológico con el antifascismo y el comunismo, a pesar de que ahora le dé «un poco de vergüenza» recordar cómo se relamÃa las heridas de las torturas mientras sostenÃa una foto de Lenin escondida en el petate, «lo mismo que un católico se consuela con una estampa de la virgen».
«Si salgo un dÃa a la vida/ mi casa no tendrá llaves:/ siempre abierta,/ como el mar, el sol y el aire», escribió este poeta revolucionario. Marcos Ana ha contado como nadie las miserias de la prisión, los menús de agua hervida con cinturones y huesos de aceituna. Sus escritos, como alaba José Saramago en el prólogo de sus memorias, son una lección de humanidad, «un soplo de aire fresco que llega para derrotar al cinismo, a la indiferencia y la cobardÃa».
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20091211/cultura/memoria-libre-marcos-20091211.html