Una pelÃcula sigue la pista de la maleta de Capa
El próximo mes de enero arranca el rodaje de La maleta mexicana, un documental dirigido por Trisha Ziff, la mujer que fue clave en el hallazgo de los 4.300 negativos hallados en el Distrito Federal
SARA BRITO – MADRID – 17/12/2009 08:00
Trisha Ziff lo llama «la tormenta perfecta». En marzo de 2007, esta experta en fotografÃa nacida en Inglaterra y nacionalizada mexicana se reunÃa en un café de la avenida Insurgentes de la Ciudad de México con un hombre que traÃa una foto en un libro de bolsillo. Él era Benjamin Tarver y la foto, un retrato de Gerda Taro, realizado por Capa en 1936. Ziff debÃa certificar, por encargo del International Center of Photography de Nueva York, si Tarver tenÃa, como parecÃa, un material que llevaba 70 años perdido: la maleta de negativos de Capa perdida en Marsella en 1940.
Al mismo tiempo, en España se debatÃa a las bravas una ley que permitirÃa desenterrar los muertos del pasado. Traer de vuelta al presente aquello que se habÃa silenciado durante cuarenta años de dictadura. La Ley de Memoria Histórica se aprobaba el 31 octubre de 2007, cuando Ziff cerraba con Tarver una larga negociación para trasladar aquellos 4.300 negativos, que recogen imágenes de la Guerra Civil disparadas por Capa, Gerda Taro y David Seymour. «Si el hallazgo se llega a producir diez años antes no hubiera tenido el mismo impacto. El pueblo español estaba conquistando el derecho de mirar a su pasado y estas fotos se lo mostrarÃan», reflexiona Ziff.
Esa tormenta, esa peculiar coincidencia es el punto de partida del documental que empezará a rodar en enero entre Nueva York, ParÃs y Barcelona, para luego continuar en abril por México, otra vez ParÃs, Marsella, Argèles, Salamanca y Madrid. «Desde luego que vamos a intentar desentrañar el viaje que hicieron los negativos de ParÃs a México, las incógnitas que siguen abiertas, que son muchas, pero la maleta es sobre todo una metáfora», responde la directora en conversación telefónica desde México.
«Creo que hay cosas que nunca vamos a saber y no importa. No importa tanto quién llevó las maletas a Marsella en 1940. La pelÃcula tampoco tiene que ver con la polémica de si la foto de El miliciano caÃdo, de Capa, fue preparada. Lo que es crÃticamente importante es el derecho de la gente a conocer su propio pasado», defiende. «La foto del miliciano contribuye al mito, y nosotros no es que queramos desmitificar a Capa, pero sà colocarlo en su lugar, junto a sus compañeros Gerda Taro y David Seymour», aclara VÃctor Cavaller, de Mallerich Films, coproductora catalana del filme.
Para ambos, esta es la historia de una maleta, pero también la de muchas otras. Una valija que remite a los miles de equipajes que se hicieron con urgencia durante la Guerra Civil. La maleta mexicana, de Robert Capa, es el sÃmbolo de la travesÃa de los españoles del exilio y un pretexto, según la cineasta, para mirar a la historia de la relación entre México y España, y preguntarse cómo toman los jóvenes de hoy partido, qué saben y qué les queda de aquella lucha.
En Nueva York, Cynthia Young y Kristin Llubben del ICP fundado por Cornell Capa, hermano del famoso fotoperiodista siguen clasificando los 127 rollos que contenÃan las tres cajas de la maleta mexicana. «Ahora mismo estamos identificando las fechas y a las personas, los edificios, los lugares que aparecen en las fotos», cuenta Young desde el museo neoyorquino. Entre el valioso material están las fotos que Capa tomó en el duro invierno de Madrid de 1937 o diez rollos tomados en los campos de refugiados del sur de Francia, entre cuyos presos estuvo el fotógrafo Agustà Centelles. De Taro una obra que, según Ziff, ha sido eclipsada por la de Capa y que beneficia lo Ãntimo frente a lo épico,Young destaca las fotografÃas del bombardeo del hospital de Valencia y de Brunete, donde murió. «De Chim no tenÃamos apenas negativos, los de sus series en Montjuic o en el PaÃs Vasco son un gran hallazgo», explica Young.
Mientras espera a que el material salga a la luz el próximo otoño en la exposición que prepara el ICP, y con la seguridad de que ella es la única que podrá mostrar el material de la maleta en formato audiovisual, Trisha Ziff ya ha empezado a abrir otras maletas. «He empezado a contactar con algunos de los niños del exilio que llegaron a México. Es sorprendente ver cómo esa gente aún guarda las valijas que trajeron en el viaje», dice.
El último Hermano Mayo
Aunque no tan niño, Julio Souza Fernández llegó a México en 1945. Él es uno de los Hermanos Mayo, el grupo de cinco fotorreporteros que retrató la contienda española y que luego se exilió a México. Allà se convertirÃan en fotógrafos legendarios. Julio Mayo, como se conoce a este hombre de 97 años, vive en Puebla y ha sido uno de los primeros entrevistados por Ziff. «El archivo de los Hermanos Mayo es accesible en México pero tiene muy poco dinero para su conservación. Me hizo preguntarme quién decide cuál es la memoria que hay que conservar, cómo deciden los gobiernos en qué invertir, si hay memorias mejores que otras y por qué».
Un mes antes de su encuentro con Mayo, Ziff habÃa viajado a Holanda para hablar con la única persona viva que conoció a Capa antes de que este se embarcara en la contienda española. «Ata Kando y Capa se conocÃan desde el instituto en HungrÃa», cuenta Ziff. «Le enseñé las imágenes del maletÃn y se sorprendió. Me dijo que ellos nunca clasificaban asà el material, que la manera en que estaban guardados los negativos respondÃa a la urgencia». Y añade: «Kando me habló también de cuánto sufrió Capa con la muerte de Taro, de su desesperación, pero también me contó de su generosidad. La invitó a vivir con él en el atelier de ParÃs de donde salieron los negativos, y le regaló una de sus cámaras cuando ella perdió la suya en ParÃs».
El filme quiere vincular el compromiso de los tres fotógrafos «tres jóvenes que tomaron partido y usaron sus armas, las cámaras, para participar en la lucha contra el fascismo» con el compromiso de los jóvenes de hoy. El equipo de la pelÃcula, que es el mismo de los documentales de Isaki Lacuesta, ya ha empezado a trabajar en ello. Ziff visitó dos institutos para preguntar a los chavales qué saben de la Guerra Civil. «Es hora de preguntar si realmente importa la memoria», remata Ziff.
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