La urbe mantiene la Cruz de los Caídos, en Amboage, o el callejero del Arsenal

 

    A. Urgorri / A. Vellón.     13/1/2010

Ferrol fue una ciudad pionera en la retirada de símbolos franquistas. Poco después de 1979, tras las primeras elecciones locales democráticas, la coalición de socialistas y comunistas que gobernó en aquella época se apresuró a reformar el callejero para sustituir nombres como la avenida del Generalísimo (actual carretera de Castilla), General Aranda (Sol) o José Antonio Girón de Velasco (Carballo Calero). Sin embargo, la urbe aún conserva vestigios de la dictadura -en torno a una quincena-, que tendrán que desaparecer tal y como obliga la aplicación de Ley de Memoria Histórica.

Preside la céntrica plaza de Amboage la Cruz de los Caídos, instalada en una de las escalinatas de este espacio público. Obra de los talleres de Valentín Molinero, de Madrid, fue inaugurado en julio de 1940 y es semejante a otros muchos monumentos que se erigieron en diferentes puntos de España al término de la Guerra Civil para recordar a los muertos del bando vencedor.

La cruz está en el punto de mira de los vándalos. Desde hace unos meses luce en color rosa, carece de placa, asoma un fragmento de un escudo y está decorada con pintadas.

La calle María tiene en sus números 136 y 224 sendos vestigios franquistas. La primera localización es la casa natal del dictador. En el primer piso se puede apreciar una estampa conmemorativa en relieve que recuerda a los hermanos Franco y rememora sus hazañas en la guerra de África y en una travesía por el Atlántico en hidroavión. Se colocó en 1927, por lo tanto es un símbolo anterior a la Guerra Civil

A su margen derecha, se exhibe una placa descubierta por la duquesa de Franco en 1987 que informa de que en esa vivienda nació el «caudillo de España y generalísimo de los ejércitos».

En esa misma calle, en el número 224 se encuentra el actual edificio de archivos, actualmente en obras por parte del Ministerio de Defensa. La puerta de acceso, en el cruce con la calle Atocha, exhibe un escudo franquista de considerables dimensiones. Sin embargo, este símbolo tiene los días contados. El Ministerio ejecuta unos trabajos para convertir este edificio en una residencia de oficiales, y en el futuro aspecto del inmueble ya no figura el escudo.

No solo el Ayuntamiento tiene trabajo por delante para dar cumplimiento a la Ley de Memoria Histórica, sino también el Ministerio de Defensa, poseedor del 20% del suelo urbano de la ciudad. El callejero del Arsenal, el Sánchez Aguilera o la Escola de Máquinas son tareas pendientes para el Gobierno central. El Concello se tendrá que encargar por su parte de eliminar una placa en el parque de Os Cabezudos de Caranza.

http://www.lavozdegalicia.es/ferrol/2010/01/13/0003_8223846.htm