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«Los Ángulos ciegos» de Alejandro Ruiz Huerta

| 8 enero 2010

Una perspectiva critica de la transición española 1976-1979

 

Estudio crítico y global de la transición española a la democracia. Incide en la necesidad de un verdadero conocimiento sobre aquélla, para lo cual el autor hace especial hincapié en la ruptura del extendido paradigma oficial de un proceso histórico natural que deviene del propio franquismo, de lo que resultaría una transición plana e incruenta, casi mágica

 

Alejandro Ruiz Huerta

Biblioteca nueva. Colección El arquero

septiembre 2009

ISBN    9788497428934 .393 páginas

 

 

ÁNGULOS CIEGOS DE UNA TRANSICIÓN INACABADA

Francisco Javier López Martín. Secretario General CCOO de Madrid

 

Asistí a la presentación del libro “Los Ángulos Ciegos” de Alejandro Ruiz-Huerta, uno de los sobrevivientes del atentado terrorista de la calle Atocha, que concluyó con la muerte de cinco abogados y laboralistas y marcó la vida de quienes, heridos para siempre, sobrevivieron al atentado.

En la sala se sienta Lola González Ruiz. Junto a Alejandro son los dos únicos testigos vivos del atentado. Callada, inquieta, menuda, nerviosa, incómoda. El libro le satisface, es el fruto de Alejandro. Salvó la vida junto a él, pero perdió allí al segundo gran amor de su vida, Francisco Javier Sauquillo, su marido. El primero, Enrique Ruano, fue también asesinado por el Régimen franquista.

Lola ha querido romper su silencio de todos estos años, para acompañar el trabajo de su Alejandro, en el Preludio del libro, donde afirma que Enrique Ruano y Javier Sauquillo “no murieron por este mezquino mundo que nos ha tocado vivir”. Toda una declaración de principios. Una opinión autorizada, si tenemos en cuenta que, aunque “la Transición no tiene propietarios”, como nos recuerda Alejandro, citando a Javier Pérez Royo, si alguien tuviera más derechos de propiedad, estos serían las víctimas, los muertos, los heridos, cuantos cargan con sus heridas, como Alejandro y Lola.

Gentes, como Manolo López, en sus memorias tituladas “Mañana a las once en la Plaza de la Cebada” o como Pepe Jiménez de Parga, procuran evitar un juicio sobre la transición española. Lo escrito por el primero, la cultura oral del segundo, tienen mucho recorrido, pero se detienen a las puertas de la Transición o pasan por ella de puntillas.

Alejandro, a su pesar, es una de esas víctimas de la Transición que ha tenido la audacia, tras años de silencio, de adentrarse en los ángulos ciegos, las zonas oscuras, de la transición española.

Todo el libro tiene un hijo conductor para desentrañar el laberinto de ese periodo histórico: El Pacto de Olvido en el que se basó la Transición: no hablar ayuda al olvido. Un pacto vinculado al hecho de la violencia y que se sitúa en lo que Alejandro denomina las “Zonas oscuras” donde existen significativos ocultamientos, siempre vinculados a la violencia política.

El libro tiene también en mi opinión un corazón que mueve sangre por todo el texto y que creo se encuentra en el capítulo dedicado a las “zonas oscuras”, con reseñas especiales al pasado incómodo de la represión franquista, el trabajo sucio de la extrema derecha y las fuerzas de seguridad, las víctimas de la Transición, o la realidad oculta y la resistencia democrática.

Me han interesado algunos temas motores de la transición que han perdurado en el tiempo. Uno de ellos la unidad del Estado, como proceso de transición inacabada. Alejandro invita a sentar las bases de este debate inacabado sobre la legalidad constitucional, sobre la legitimidad de todo debate con el único límite de la violencia. Introduce aspectos como la necesaria reforma del Senado, la solidaridad territorial. Apuntando a un futuro peninsular, que conecta con Saramago, en la concepción de una dinámica federal que incorpore también a Portugal.

Otro tema importante que ha condicionado el proceso posterior hasta nuestros días, como el intocable sistema económico, ha contaminado la democracia con el modelo de negocio de la corrupción franquista.

Cada capítulo del libro, tiene su interés y compone un paisaje propio. El libro construye no un paisaje desordenado, sino una geografía humana de la transición española.

Una geografía marcada por un río de voluntades que recorre todo el periodo: construir y consolidar un sistema democrático en España y gestionar el proceso continuamente crítico-de crisis- del capitalismo y todo ello desde planteamientos encuadrados en la izquierda política.

Para acometer este reto, Alejandro aboga por tomar conciencia de la dimensión del río que nos leva, de sus orígenes, su memoria, sus aguas, cargadas de libertad y derechos y que riega los márgenes del Estado de las Autonomías.

Para concluir, Alejandro se apoya en dos citas. Una primera de Hermann Tertsch: “La dignidad no puede plantearse desde la humillación”. Otra de Emilio Silva: “Esta democracia no estará lo suficientemente madura hasta que trate con justicia a los hombre y mujeres que escribieron el código genético de nuestra democracia cuando construyeron la Segunda República”.

Retorna así Alejandro a la legitimidad republicana como fuente originaria de la legitimidad de la democracia recuperada.

Alejandro merece una sincera felicitación y un agradecimiento público por acometer este esfuerzo de pensar y de pensarse desde el intento de desvelar los ángulos ciegos, las zonas oscuras de la transición española.

http://ccooblog.wordpress.com/2009/12/18/angulos-ciegos-de-una-transicion-inacabada/