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Los tesoros que salvó Valencia

Las Provincias, | 30 enero 2010

Zapatero condecora a los museos europeos que acogieron las pinturas en 1939, pero olvida el periplo previo, de 28 meses, por varias ciudades

 

Queriendo o sin querer, el presidente del Gobierno ha cometido otra desatención con Valencia y los valencianos. Y esta vez en un campo tan próximo a su sensibilidad como el de la memoria republicana de la Guerra Civil. Porque al rendir homenaje, el lunes, a los miembros del Comité Internacional para el Salvamento de los Tesoros de Arte Españoles, que desde 1939 conservaron los bienes del Museo del Prado exiliados, se olvidó que la ciudad de Valencia, primero, y Barcelona y Figueres más tarde, albergaron esas riquezas artísticas evacuadas de Madrid para evitarles peligros.

En el acto celebrado el lunes en el Museo del Prado, el presidente Zapatero elogió la «gesta heroica, democrática y encomiable» que se llevó a cabo en 1939 para poner fuera de peligro obras de arte de notoriedad y valor universal. Y condecoró al Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Museo de Arte e Historia de Ginebra, los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, el Museo del Louvre, la National Gallery de Londres, la Direction des Musées de France, el Rijksmuseum de Ámsterdam, la Tate Gallery de Londres y la Wallace Collection de Londres que formaron un comité de salvación para acoger las obras de arte una vez atravesaron la frontera de los Pirineos, en marzo de 1939, acompañando al exilio al Gobierno de la República.

Sin embargo, en el discurso del presidente no hubo ni una sola mención a Valencia, que albergó todo ese patrimonio durante varios meses, ni mencionó siquiera al notorio artista valenciano Josep Renau, militante comunista y republicano ejemplar, que era director general de Bellas Artes y puso en marcha la evacuación de los tesoros artísticos del Museo del Prado y de otros centros culturales o monasterios de Madrid, frecuentemente bombardeados, en 1936 y posteriormente, por la aviación nacionalista.

Ni el Ayuntamiento de Valencia, que albergó en las torres de Serranos buena parte de las colecciones del Prado, ni el Colegio del Corpus Christi del Patriarca, cuya iglesia incautada fue convertida en almacén de obras de arte, han tenido noticia de antemano de este homenaje, que el presidente Zapatero ha circunscrito a los museos europeos, precisamente en el año de su presidente rotatoria europea. Por eso, hablando ante el cuadro ‘Las Meninas’, que estuvo custodiado en Valencia durante meses, Zapatero dijo que la que quizá fue «la mayor empresa de salvamento de obras de arte de la historia», se hizo posible gracias a la «unidad de las fuerzas culturales europeas y del mundo, en torno al concepto de patrimonio de la Humanidad». Pero ni Valencia, ni Barcelona ni Figueres, que cuidaron de esos tesoros durante nada menos que 28 meses, fueron mencionadas. Solo en un caso se aludió al Acuerdo del castillo de Figueres, compromiso que permitió la salida del patrimonio de España.

Tampoco mencionó el presidente Rodríguez Zapatero que los museos galardonados, no mucho después, reintegraron al Estado español las obras de arte custodiadas, lo que supuso el claro reconocimiento de su titularidad nacional, más allá del régimen político que el general Franco representaba. Esas operaciones de regreso se hicieron con razonable diligencia, a pesar de las graves dificultades y riesgos que la Guerra Mundial suponía para el traslado de obras de arte.

Tras el acto oficial, fue inaugurada, el lunes, la exposición titulada ‘Arte Salvado’, que recrea el marco en el que se produjo la operación de protección y salvamento de estas obras de arte en febrero de 1939 y ya no sabemos si pone en valor el periplo de los tesoros artísticos por la España republicana. La exposición, organizada por la SECC y comisariada por Arturo Colorado Castellary, se ha instalado al aire libre frente al Museo del Prado y cabe suponer que también vendrá a Valencia.

Debe señalarse, sin embargo, que, entre otros muchos estudios y trabajos publicados, el Congreso celebrado en 2008 en la Universitat de València, bajo el título ‘En defensa de la cultura. Valencia, capital de la República’, ya reunió las principales aportaciones sobre aquellos episodios, la labor de Josep Renau y de los funcionarios que trabajaron en Madrid y en Valencia, singularmente el señor Vaamonde Horcada, cuya familia hizo donación el ministerio de una colección de testimonios gráficos de las operaciones.

Es así como se conoce a la perfección la adaptación que se hizo en las capillas del templo del Colegio El Patriarca para albergar los grandes lienzos del Prado, y las exposiciones y actos académicos que en el claustro colegial se realizaron siempre por impulso de Josep Renau y otros intelectuales del momento. También hay documentación sobre cómo las torres de Serranos fueron preparadas especialmente para albergar las pinturas, cómo se reforzaron las bóvedas con capas de hormigón y sacos terreros para que resistieran la hipotética caída de una bomba y todo ello en el curso de unas operaciones de las que aún son visibles las puertas especialmente blindadas en la planta baja.

http://www.lasprovincias.es/20100130/valencia/tesoros-salvo-valencia-20100130.html