Serrat y Miguel Hernández
Joan Manuel Serrat pondrá a la venta el 23 de febrero un disco de nombre “Hijo de la luz y de la sombra”, que es un homenaje al poeta Miguel Hernández
Poncho Vera. Jueves 4 de Febrero, 2010 |
El grandísimo cantautor Joan Manuel Serrat pondrá a la venta el 23 de febrero un disco de nombre Hijo de la luz y de la sombra, que es a final de cuentas un homenaje al poeta Miguel Hernández. Esta producción es una especie de continuación a lo que el Nano lanzó en el año de 1972, pero ahora, que en este 2010 se cumple el centenario del nacimiento de Hernández, tomó la decisión de hacer un nuevo material con diferentes versos y poemas del fallecido artista.
Me emociona que todavía existan cantantes que se preocupen por hacer este tipo de conceptos musicales, que recuerden y difundan la obra de un maestro que hace 100 años vio la luz por primera vez.
Recordar, o para muchos dar a conocer, la obra de alguien que desafortunadamente por un sinfín de personas ya está en el olvido.
Miguel Hernández fue un poeta español nacido en Orihuela en 1910, quizá una de sus más importantes características en su trabajo resultó su preocupación y gran compromiso por el entorno social y político de su patria.
Miguel nació humilde, era campesino y, por lo tanto, no tuvo mayor acceso a estudios profundos ni profesionales; de hecho, podría asegurar que prácticamente fue autodidacta. Navegó y se vio influenciado por las obras de Luis de Góngora, Garcilaso de la Vega, Rubén Darío y Antonio Machado. Definitivamente, con ellos encontró inspiración, estilo y gran empatía.
De muy joven, al viajar en Madrid, tuvo la gran fortuna de toparse con Pablo Neruda, de quien quedó enamorado por sus ideas marxistas, lo que le hizo alejarse del catolicismo pueblerino que poseía y tomar una marcada postura en la cruenta Guerra Civil española. Con el poeta chileno fundó la revista llamada Caballo Verde para la poesía.
Con el triunfo del Frente Popular, Miguel Hernández se unió a misiones pedagógicas con la principal idea de difundir una cultura de gran importancia para la España de la década de los 30. Fue parte del Ejército Republicano.
La mujer de Hernández, así como la muerte de su primer hijo y el nacimiento de otro, resultaron para él una fructífera fuente de inspiración. Falleció en 1942.
Conocer la obra de Miguel Hernández es conocer en buena parte la historia de una generación clave para el desarrollo de la vieja España, “tan diferente pero con tantas similitudes” a la que existe hoy.
Si estamos familiarizados con el trabajo de Serrat, sobre todo con el que hizo en los 70, entendemos perfectamente los motivos de que la obra de Miguel Hernández le siga tocando el corazón.
Con tanta y tanta música que dice pura babosada actualmente, que se venga un disco así es para aplaudir, para dibujar una sonrisa en nuestra boca, para alegrar a nuestros oídos.
Me parece adecuado finalizar esta columna con un fragmento de un poema de Miguel Hernández, que extraigo de El último rincón:
El último y el primero:
rincón donde algún cadáver
siente el arrullo del mundo
de los amorosos cauces.
Siesta que ha entenebrecido
el sol de las humedades.
Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.
Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, nadie.
