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Avilés. Setecientos nombres para el recuerdo

Lne.es, | 18 marzo 2010

Dos investigadores concluyen un informe sobre la represión, que incluye una lista de víctimas y pide una comisión para la recuperación de la memoria

 

E. CAMPO

Crisanto, Aquilino, María de la Cruz… Desaparecidos, fusilados, muertos en prisión. Las lágrimas por muchas de estas víctimas de la represión posterior a la Guerra Civil siguen ardientes, como las balas que atravesaron la vida de tantos avilesinos. El 21 de octubre de 1937 las tropas franquistas ocuparon la comarca. Comentó entonces un nuevo episodio, el de la represión, que tuvo consecuencias terribles para muchos de los habitantes. Los investigadores Pablo Martínez Corral y Azucena López García acaban de ultimar, sobre este episodio sangriento de la Historia, un informe que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Avilés. Una de las conclusiones de este estudio es que sería conveniente poner en marcha una comisión técnica para la recuperación de la memoria en Avilés.

El secuestro y asesinato de militantes de izquierdas y adeptos al Gobierno republicano, que se manifiesta de forma especial en los primeros momentos de la ocupación, es seguido después por juicios sumarísimos de urgencia y condenas ejemplarizantes, batallones de trabajo, multas, depuraciones y castigos de escarmiento. Más de 700 personas que habían tenido una actividad destacada fueron juzgadas por el procedimiento de juicios sumarísimos, y más de 300 avilesinos fueron condenados a muerte. Otros 400 afines al Frente Popular, fueron fusilados. El estudio incluye una lista de desaparecidos, fusilados por juicio y muertos en prisión. Se puede consultar en http://memoria37.blogspot.com/

Este informe sobre la represión de Avilés bebe no sólo de la documentación de las autoridades franquistas, que es muy escasa, sino también de testimonios, del Registro Civil, del Archivo Militar de Ferrol y en otros documentos de la época. Los protagonistas de la represión, cuentan, son tanto las fuerzas del orden público -Guardia Civil y los restos de la Policía Municipal-, la Brigada de Investigación y Vigilancia -que es el cuerpo encargado de detener e interrogar a los militantes de izquierdas-, Falange -que en Avilés cuenta con un cuerpo de investigación- y la Comandancia Militar VIII Región. «El método empleado supone la detención ilegal de una persona, el interrogatorio con tortura y, finalmente, el fusilamiento en lugares apartados», cuentan Martínez Corral y López García.

Lo habitual es que Orden Público, compuesto por la Brigada de Investigación y Vigilancia, señalara a las personas que había que detener, trabajo del que se encargaban miembros de la Guardia Civil y falangistas. «Éstos se presentaban en el domicilio de la víctima o en el lugar de trabajo, y también realizaban batidas por los montes de la comarca. Las personas detenidas eran llevadas a las prisiones preventivas, denominación que los propios sublevados dan a los centros de interrogatorio». La prisión central de este entramado era la Quinta de Pedregal, pero también se usaban los cuarteles de La Peral y Villalegre, y las sedes de Falange.

Las fosas representan el último paso del proceso de represión, que los autores del informe no dudan en calificar de cruel, inhumano e ilegal: Quienes «ejercieron los asesinatos no tenían ninguna legitimidad política para proceder a la detención de las personas asesinadas(…) La tortura y el asesinato fueron aplicados sistemáticamente con total impunidad ante una población indefensa, y el drama fue mucho más doloroso al negar el derecho de los familiares a recuperar los cuerpos de las personas asesinadas».

Las fosas, cementerios anónimos donde se amontonan sin orden los restos de los fusilados, tienen en la comarca avilesina varios enclaves de negro recuerdo: el pinar de Salinas, La Lloba, el cementerio de La Carriona, el Molín de Xilu en Las Regueras, Verdicio, Faro Peñas y los alrededores del Estrellín-Palomo.

Algunas, como la fosa de La Lloba, comenzaron teniendo un uso muy diferente: se excavó en verano de 1937 para frenar un posible ataque rebelde desde Pravia. Los testimonios de vecinos de Santiago del Monte y de familiares de desaparecidos indican la posibilidad de numerosos cadáveres. En el informe consta el hecho de que en 2003 la Asociación de la Memoria Histórica Asturiana promovió la conservación de la fosa y logró preservarla de las obras de la autovía.

La comisión que proponen Pablo Martínez Corral y Azucena López García tendría como objetivos identificar y señalizar las fosas, así como realizar el asesoramiento legal y técnico para una posible apertura. También debería trabajar por la dignificación de las víctimas. A este respecto proponen la «eliminación de los símbolos de la dictadura y anulación pública de expedientes y condenas de los represaliados». Y, por último, atender a víctimas y familiares. Porque hay quienes aún lloran.

http://www.lne.es/aviles/2010/03/17/setecientos-nombres-recuerdo/887475.html