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Exposición itinerante «La dictadura de Franco. Cuarenta años de represión»

La Librería de El Sueño Igualitario, | 22 marzo 2010

Del Foro por la Memoria de Segovia. Prólogo del Catálogo por Julio Aróstegui

 

Se puede adquirir al precio de 24 euros a través de La Librería de El Sueño Igualitario

Catálogo de 372 páginas + DVD.  20 páginas de ilustraciones. 23 x 23 cm

 

Introducción

Este libro pretende rendir un merecido homenaje a las segovianas y segovianos presos del primer franquismo, que pasaron por sus cárceles -entre el 19 de julio de 1936 y finales de la década de los años cuarenta- por defender sus ideales. Los segovianos encarcelados respondían a un amplio abanico ideológico: republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas, católicos y ateos. Pero todos tenían en común su oposición a la sublevación militar encabezada por los generales Mola, Franco y Queipo de Llano que pretendía acabar con el régimen democrático establecido con la Constitución de 1931.

Aunque había sectores del movimiento obrero que no confiaban ciegamente en la II República, a la que criticaban por su carácter burgués, vieron muy claramente el peligro fascista que se cernía sobre Europa en los años treinta: en Italia dominaba Mussolini, en Alemania mandaba Hitler, en 1936 tocaba España.

No fueron presos fruto de una guerra civil. La represión franquista estaba prevista y planificada desde abril (tres meses antes) por el general Mola: “la represión ha de ser en extremo violenta, porque el enemigo es fuerte y bien organizado”. Los militares sublevados sabían que habían de enfrentarse, al menos, a la mitad de la población española que había votado al Frente Popular -triunfador en las elecciones de febrero último- y defendían la modernización de España basada en la justicia social. Como quiera que el golpe de estado fracasó por la resistencia del movimiento obrero (UGT y CNT) y las organizaciones políticas encuadradas en el Frente Popular (Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, Esquerra Republicana de Catalunya), la sublevación se convirtió en guerra civil entre los que defendían una España moderna y democrática y los que apostaban por la España tradicional.

En Segovia triunfó completamente la sublevación, salvo algunos focos de resistencia en las localidades donde las organizaciones obreras tenían fuerte implantación (Cuéllar, El Espinar, La Granja, Valsaín, San Rafael, Nava de la Asunción, Bernardos, Coca, Navas de Oro). Rápidamente se iniciaron las detenciones indiscriminadas. Eran encarcelados dirigentes políticos y sindicales, alcaldes y concejales, pero también militantes de base, simpatizantes, familiares, amigos, o personas que alguna vez habían hablado bien de la República o habían asistido a una manifestación del Primero de Mayo. Es decir, iban a prisión por haber ejercido los derechos políticos y sindicales cuando era perfectamente legal haberlo hecho durante la democracia republicana.

Finalizada la guerra, no llegó la paz para todos, ésta sólo llegó a los vencedores. Los vencidos permanecían en prisión. Otros eran encarcelados por haber luchado defendiendo la legalidad durante la guerra (decenas de vecinos de Valsaín, La Granja, El Espinar, Vegas de Matute). Algunos más se atrevieron a solidarizarse con los presos con algunos donativos para aliviar sus lamentables condiciones de vida y cayeron en manos del régimen que condenaba la solidaridad. Otros tuvieron el atrevimiento de reorganizar partidos políticos (PCE) para luchar contra la dictadura y también fueron duramente castigados con la cárcel. La vida en prisión era extremadamente dura por el hacinamiento, la escasa alimentación, las lamentables condiciones higiénicas, las carencias sanitarias y el especial  interés del régimen franquista por humillar a los presos con la obligatoriedad de cantar los himnos patrióticos, saludar al estilo fascista y, con la inestimable colaboración de la Iglesia, la “reconversión” de los presos en buenos patriotas católicos.

En este libro hemos pretendido combinar la labor del recuperador de la memoria con el trabajo del historiador. En esta tarea hemos combinado la recogida de testimonios orales de los protagonistas de nuestra historia, los presos, con la investigación en los archivos. A pesar del tiempo transcurrido, más de setenta años del inicio del conflicto, todavía podemos contar con la valiosa colaboración de ocho segovianos que vivieron esta triste experiencia de las cárceles del franquismo: Daniel Cristóbal, Buenaventura Cristóbal, Manuel Rodríguez, Luisa Carrera, Nazaria Martín, Paula Rujas, Cándido Ortega y Nicolasa Muñoz. Nos han abierto la puerta de sus casas y de su sufrida memoria. El tiempo que ha pasado no ha aminorado el dolor por los padecimientos soportados.  Por eso, es más de agradecer su acogida.

Tenemos que hacer constar que ese dolor acompañado -en algunos casos- de cierta dosis de miedo, ha impedido contar con más testimonios, tanto de expresos como de familiares. Además de triste, es mal síntoma de la salud democrática de un país el que un sector importante de la sociedad tenga miedo, en un Estado con treinta años de democracia sobre sus espaldas.

Los testimonios son valiosísimos y fundamentales porque son relatos de lo vivido que no aparece en los documentos que se amontonan en los archivos. No hay nada mejor ni más emocionante que el relato de las vivencias en primera persona. Es muy triste cuando aflora el dolor, la mayoría de las veces, pero también aparece la sonrisa cuando surgen las anécdotas entretenidas, pues incluso en las situaciones más adversas hay un pequeño hueco para el desahogo.

Pero las vivencias que nos han contado tienen a veces los perjuicios del paso del tiempo, los olvidos involuntarios o la mayor importancia que cada uno damos a unas cosas por encima de otras. Ahí es donde nosotros hemos querido contrastar, en la medida de lo posible, la información recibida con los documentos y con otros testimonios.

En cuanto a la documentación consultada, han sido varios archivos los que han ido completando la investigación. Lógicamente, la mayor fuente de información ha sido la Prisión Provincial de Segovia, donde se guardan los expedientes penitenciarios, los libros de Órdenes de Dirección y de Acuerdos de la Junta de Disciplina, la documentación de la Junta Provincial de Libertad Vigilada,…. Pero también se han obtenido interesantes datos del Archivo Militar de Guadalajara donde se encuentran los expedientes de conmutación de penas. Ha sido muy valiosa la visita al Archivo de la 1ª Región Militar, donde hemos encontrado el sumario que procesó a los segovianos que pretendieron reorganizar el PCE en Segovia a partir de 1946.

No hemos logrado completar el censo de los segovianos presos por encontrar algunas dificultades: por un lado, los segovianos que hicieron la guerra con el Ejército Popular de la República y fueron encarcelados donde les cogió el final del conflicto. Otros no llegaron a pasar por las prisiones de Segovia, fueron liberados en otras provincias y permanecieron en ellas para rehacer sus vidas. Y, por último, los segovianos encarcelados en prisiones de partido judicial y prisiones provisionales, por lo que sus expedientes no se han conservado en la Prisión Provincial.

Los presos aquí estudiados se pueden agrupar en tres grandes grupos, ordenados cronológicamente:

En los primeros momentos son presos los resistentes de la provincia, los que han mantenido sus localidades bajo la legalidad republicana, los cargos políticos, sindicales, militantes, simpatizantes, familiares de militantes o dirigentes pasados a zona republicana, y los soldados cuyas actividades podían estar incluidas en variados “delitos” (deserción, intentos de pasarse, comentarios sobre la guerra).

Durante el desarrollo de la guerra caen militantes y simpatizantes que se habían salvado anteriormente y que son fruto de denuncias posteriores, familiares de voluntarios del Ejército Popular de la República, los integrantes de una trama de espionaje con base en una casa en las cercanías de la fábrica de cerámica situada en La Peladera, algunos con familiares en zona republicana que hacen reuniones en La Granja y Segovia, los sospechosos de colaborar con los autores de la colocación de una bomba en la fábrica de luz de Vegas de Matute, y más soldados que todavía intentan desertar, pasarse, o realizan comentarios.

Ya en la posguerra entran en prisión los excombatientes republicanos, todos los segovianos que habían pasado la sierra para defender la República, a través de las Milicias Antifascistas Segovianas, el Batallón Thaelman, el Batallón Alpino o los grupos guerrilleros. Cuando vuelven a sus casas no tardan en descubrir la Justicia de Franco, que les encarcela en Batallones de Trabajadores, Colonias Penitenciarias Militarizadas o prisiones centrales. El otro grupo de presos de posguerra lo integran los segovianos que intentan y llevan a la práctica la reorganización del PCE como modo de lucha contra la dictadura. Habrá tres redadas que desmantelarán estas estructuras: en 1941, 1946 y 1948.

Este libro se ha construido sobre la base de investigaciones anteriores para la tesis doctoral y otras publicaciones como De la esperanza a la persecución o Una inmensa prisión. A ese trabajo previo se han añadido ahora nuevos testimonios, comprobaciones e investigaciones en las que ha colaborado de forma eficacísima Juan Carlos García Funes, quien además ha realizado los capítulos 2. 5 y 4. 4.

En este trabajo hemos recogido la información de todos los presos políticos segovianos, nacidos en la provincia aunque residieran fuera, así como naturales de otras zonas, pero aquí residentes. También aportamos los datos de los presos ajenos a Segovia, pero que murieron aquí, bien fusilados o muertos en las prisiones de nuestra ciudad.

El resultado de la investigación aporta como dato estremecedor los 4.387 hijos de los presos. Esto nos acerca a otra realidad no estudiada con la debida atención. La encarcelación de los adversarios no supone sólo un castigo para los presos, extiende sus consecuencias a los familiares directos, esposas e hijos, pero también a hermanos y padres que tienen que hacerse cargo de sobrinos y nietos que quedan desamparados.

En la misma medida que agradecemos la colaboración recibida, tenemos que pedir disculpas por los muchos errores que aparecerán en nuestro trabajo. Hemos pretendido aportar la mayor cantidad de datos de los presos, porque pensamos que a cada familiar le gustaría apreciar esta información. También entra dentro de nuestro objetivo de recuperar la memoria de los represaliados, que tenían su familia, sus hijos, sus padres, que se vieron afectados directamente por la represión. El enorme volumen de datos posibilita la aparición de errores.

De igual manera pedimos perdón por no haber recogido aquí toda la información recibida de los testimoniantes, pero hemos tenido que seleccionar para no abrumar al lector. Para una próxima edición dejamos la publicación de los testimonios.

Hemos trabajado con el mayor de los entusiasmos porque el objetivo era y es muy importante para nosotros. Queremos hacer un poco de justicia con la identificación y divulgación de los segovianos presos, cuyos padecimientos sólo han conocido ellos junto con sus familiares, y no siempre, porque muchos han querido ahorrar ese sufrimiento a sus seres más queridos.

 

PRÓLOGO

Julio Aróstegui

 

En este libro se habla de víctimas. Se habla de víctimas que lo fueron en diverso grado pero siempre por un único motivo: haber permanecido como ciudadanos respetuosos y fieles a una situación política que representaba la legitimidad y la legalidad cuando un grupo de conspiradores con la fuerza de las armas y muy fuertes apoyos se levantaron contra ella. No había otro crimen, ni otro delito de cualquier género por el que pudieran ser acusados y legalmente perseguidos. Por esto se habla de víctimas y no de justiciables ni de reos. Por esto se habla de represión y aniquilamiento. Por esto, en fin, se habla aquí de rejas, penas y prisiones. Y de muertes…

Y ello es lo más importante: que tras las rejas, y este es el horizonte más negro, o sin haber llegado siquiera a estar tras ellas, hubo quienes en su condición de víctimas sufrieron el último castigo que les impuso el victimario: la muerte. Convendría, pues, que el lector tuviese claro que aquí se habla de víctimas y que en esa categoría se incluyen no sólo los presos sino los muertos, dentro o fuera de la prisión.

En este excelente estudio, modelo de lo que debe ser el tratamiento histórico y ético de lo que significó el proceder de los sublevados contra los fieles a la República, se demarca un territorio geográfico y humano muy concreto, el de la provincia de Segovia en los años trágicos que comenzaron en 1936 y terminaron mucho después de que la guerra hubiese ya concluido. Decimos que es un libro modélico, quizás el único libro publicado hasta hoy que sigue en todos sus extremos el modelo de que hablamos, porque no sólo se habla y se estudia la situación de la que partió y en la que se desarrolló aquella persecución inicua que produjo las víctimas sino que éstas son nombradas, contadas, retratadas con todas sus circunstancias en un cuadro histórico con todos sus detalles.

El libro que nos ofrece Santiago Vega Sombría, con la aportación de un joven investigador, Juan Carlos García Funes, no es un alegato ni un mero testimonio, aunque ambos hayan querido darle el carácter de un homenaje, tardío, sin duda, pero debido como pocos. Este libro tiene como base un sólido estudio, y el autor de este Prólogo lo sabe muy bien de primera mano, puesto que ha sido el director académico de buena parte del trabajo previo que aquí aparece. Lo cual, y dicho sea de paso, tampoco debe hacernos pensar que estamos a un distanciado y frío trabajo académico. En sus páginas hay un acercamiento a las víctimas segovianas de la represión franquista que desborda ese carácter para adentrarse con emoción en lo que es la propia tragedia humana. Si al sólido trabajo de investigación se une la intención de hacer un homenaje moral y social a quienes sufrieron la persecución estamos en la culminación de lo que es el modelo deseable de un libro de historia de un fragmento de nuestra guerra civil, ahora que estamos a punto de conmemorar los setenta años de su final. Una historia del fragmento más negro, decíamos, de una guerra: el de los costos humanos y sociales, y morales, de aquel conflicto desencadenado por unos aprendices de brujos.

Se trata, primero, de ofrecer el cuadro de lo que representó la sublevación de 1936 en una comunidad, la segoviana, que prácticamente no ofreció resistencia significativa a los sublevados, salvo en pequeñas zonas muy localizadas. Una comunidad que fue rápidamente dominada, en cuyo seno no hubo realmente guerra. La pregunta inevitable surge de inmediato: ¿por qué, pues, se empleó tanta saña en perseguir al enemigo ideológico o simple-mente al que no se había sumado a la rebelión? Esa pregunta ha sido hecha ya muchas veces y contestada otras muchas, y no es momento de reincidir ahora. Se dedica luego una importante parte del texto, la más extensa y más significativa, a estudiar la vida en las prisiones franquistas segovianas, a base de un material histórico rico e inédito. Porque aquellas fueron también unas prisiones especiales, que empezaron siendo un depósito de supuestos enemigos para convertirse luego en grandes centros de adoctrinamiento, de reeducación y “lavado de cerebro” para todo género de enemigos de la sublevación. En esto, las prisiones de Franco siguieron y hasta superaron el procedimiento que otros regímenes de tiranía, en primer lugar los fascistas, impusieron y han impuesto en muchos sitios del mundo y en muchas épocas históricas.

Por fin, se acaba con otra parte de esta historia no menos ilustrativa. La que describe qué ocurrió a estas víctimas después de la cárcel, qué secuelas tuvo el hecho para ellas, para dejar claro que la pena no acabó con la estancia en la prisión. Continuó después por otros derroteros, pero siguió siendo condena. Queremos destacar ahora que este libro termina con lo que no podía faltar en este pasaje lejano ya en el tiempo pero, como vemos, cerca-no en la memoria. Es decir, con la presentación de quiénes fueron esas víctimas, con la entrada en los entresijos de su vida personal, su edad, sus profesiones, su procedencia, incluyendo hombres y mujeres, con sus propios testimonios en ocasiones. Todo ello con un despliegue ejemplar también de representaciones gráficas, con aporte documental de extremo interés, para que el lector quede convencido de que no se está hablando sobre suposiciones o aproximaciones, sino sobre hechos comprobados.

Un impresionante listado de los presos de guerra y posguerra por causa de la represión franquista, con todas sus circunstancias, ocupa casi la mitad de las páginas de este libro. La memoria de aquella tragedia no puede apoyarse, y no puede justificarse, en otra cosa sino en la presencia de todos los nombres, como han dicho otros beneméritos investigadores, de los que la sufrieron. Esos nombres han estado ocultos mucho tiempo y sabemos que descubrirlos no ha sido fácil. Y luego aquellos a los que la tragedia llevó a la muerte, en la misma prisión o ante un pelotón de fusilamiento, con o sin causa judicial. Y esta es la más inicua de todas las realidades que se vivieron en aquel tiempo.

Ojalá se escribieran muchos libros como este. Muchos libros que pueden estar limitados a un espacio más o menos extenso, pero que hablan de una tragedia que es universal. Una tragedia inútil… Ojalá que muchos dedicaran a esta memoria tanto esfuerzo y tanta devoción como han puesto en ello Santiago Vega y Juan Carlos García. Con ello, ¡desgraciados los que dicen lo contrario!, no abrimos herida alguna nueva. Intentamos cerrar la que está todavía abierta. Y que nunca podremos cerrar del todo…

 

Julio Aróstegui

Universidad Complutense de Madrid.

 

 

El Foro por la Memoria de Segovia edita un documental con testimonios de casi cuarenta segovianos que sufrieron la represión del franquismo

El Norte de Castilla

 

Documentos como éste ayudan a recomponer la historia más reciente de la provincia y a llenar el vacío existente en torno a uno de los capítulos más desconocidos, la represión franquista en Segovia y sus consecuencias. Los historiadores Santiago Vega Sombría y Juan Carlos García Funes presentaron en sociedad su documental ‘Tras las rejas franquistas’, un vídeo basado en los testimonios de casi cuarenta segovianos víctimas del franquismo. La cinta recoge emociones, sentimientos y relatos impactantes que sólo el trabajo profesional de los autores ha conseguido arrancar a los protagonistas. El documento es único -muchas de las personas que declaran han guardado sus recuerdos durante muchos años- y ayuda a entender muy bien un periodo histórico convulso y difícil de vivir.

«Fue una tarea apasionante -comenta Vega Sombría-. Yo ya había hablado con la mayoría de ellos cuando hice la tesis, pero esta experiencia me ha permitido descubrir cosas nuevas y, sobre todo, dejar constancia pública de esos testimonios que antes sólo yo había escuchado».

Mucho dolor

No es fácil conseguir que una persona que ha sufrido hable de aquello que le ha hecho sufrir. Y más cuando se trata de algo tan traumático como la muerte de un padre, el paso por una cárcel o la humillación que los vencidos padecieron durante años. «Hemos comprobado que se trata de un episodio muy doloroso y que ese dolor sigue ahí, en parte porque aquel trauma no está del todo superado. Personalmente, creo que las instituciones democráticas no han tomado las medidas necesarias para que haya una superación definitiva de aquel episodio. Algunos siguen teniendo miedo -hubo gente que después nos llamó para pedirnos que no sacáramos su testimonio grabado el día anterior-; pero no sólo por ellos, sino por sus hijos y nietos. Si el Gobierno hubiera tomado medidas, estas personas no tendrían que avergonzarse», apunta el historiador segoviano.

Desde el punto de vista histórico, los testimonios son un auténtico tesoro. Las víctimas hablan de sus recuerdos anteriores a la guerra, de aquellos meses de 1936 en que la historia giró sobre sí misma, de la memoria de sus padres o hermanos asesinados sin juicio ni motivo alguno, de las miserias de la vida en prisión, de la vergüenza pública que en los años cuarenta suponía ser hijo de un rojo… «Es la historia contada por sus protagonistas de una manera llana y sencilla. Se trata de personas normales de Segovia, Cuéllar, Coca, Nava de la Asunción, El Espinar, La Granja y Valsaín, Sepúlveda… Y son testimonios sinceros recogidos en un montaje en principio casero, que hicimos con una cámara propia, pero que ahora hemos perfeccionado y mejorado para poder distribuirlo», señala Vega Sombría, autor del guión y director del trabajo.

La película sigue un orden cronológico y cuenta la historia por episodios: la República, la guerra, las detenciones, las ejecuciones, la vida en las cárceles, las secuelas. Las declaraciones ponen alma al relato y certifican que lo ocurrido fue real como la vida misma. El vídeo tiene una duración de 60 minutos y hay momentos en que corta la respiración, especialmente cuando los protagonistas hablan del hacinamiento, de la mala alimentación, de las lamentables condiciones de las cárceles…

 

Catálogo general de La Librería de Cazarabet :

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