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La doble falta de memoria

Pilar Rego. El Plural, | 17 marzo 2010

La dimensión de género de la represión franquista

 

Un reportaje del diario Público (Ellas hacen memoria) firmado por Olivia Carballar, se hace eco de algunas de las terribles historias recuperadas por diversos historiadores y en las que la memoria de las mujeres doblemente asesinadas, violadas, encarceladas, vejadas, paseadas, rapadas, por mujeres y por rojas, se hace visible.

Cecilio Gordillo, coordinador del grupo de Memoria Histórica de CGT-A:

«La humillación pública de las mujeres por medio del «rapado y/o la ingesta de aceite de ricino» y de la violencia más detestable (violación) a la que llamaba a través de las ondas Queipo de Llano, el general golpista enterrado bajo una Virgen y que tan buenos resultados consiguió terror generalizado, será reconocida oficialmente como argumento para ser declaradas víctimas del franquismo.

Se pregunta también Gordillo “¿Donde estaban, y están, el 50% del Congreso de los Diputados (diputadas) que dejaron pasar la oportunidad de hacerse eco de esta reivindicación? ¿Qué dicen, también, el Ministerio de Igualdad? ¿Y el Parlamento de Andalucía? Ahora les toca, a todas ellas, apoyar este asunto que tan directamente le afectan como mujeres”.

Trofeo de guerra

Hay una dimensión de género en la represión franquista que no se puede ignorar. Fueron el trofeo de guerra de los falangistas que denigraron su honor, su imagen, su intimidad pero no pudieron anular su dignidad. Su delito fue defender a los que perdieron o simplemente ser esposa, madre o hermana de un republicano. Ellas integran la parte menos conocida de la represión durante la guerra y la dictadura franquista, son las víctimas de la doble falta de memoria porque la perspectiva de género es la gran olvidada de la memoria histórica. Las mujeres padecieron formas de represión comunes con los hombres pero también tuvieron que sufrir otras que iban dirigidas a ellas como objeto de represión con rasgos específicos vinculados a su condición femenina y que han trascendido gracias a testimonios orales.

Sin pruebas documentales

Las mujeres represaliadas sufrieron la humillación pública, fueron rapadas, se les obligó a beber aceite de ricino, fueron violadas, encarceladas con sus hijos (muchos niños murieron en las cárceles franquistas a causa de la carencia de medicamentos y ropa de abrigo) sin embargo no son consideradas oficialmente “víctimas del franquismo” porque faltan testimonios escritos.

Sometidas a torturas y vejaciones de las que no se conservan pruebas documentales están olvidadas en los textos legales. Sin embargo algunas de sus voces todavía se pueden escuchar, voces como la de Ana Zamudia quien a sus casi 90 años habla alto y claro: «Bastante tiempo estuve callada, cuando no se podía hablar. Que se entere todo el mundo de lo que pasamos».

Juan Gallo, comisario de Memoria Histórica de la Junta de Andalucía, reconoce “una violencia específica contra las mujeres” y por ello la Junta va a crear una comisión que investigará los casos de forma independiente porque consideran que aunque “la mayoría ya no vive, lo importante, más allá de la indemnización, es el reconocimiento público de estas humillaciones”.

Pilar Rego es educadora social y bloggera

http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=44383