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¿Varela prevaricador?

Felipe Gurruchaga. Noticias de Navarra, 10-04-2010 | 11 abril 2010

El problema de la actuación de Garzón es que constituya una especie de Caja de Pandora que abra las puertas a una revisión del franquismo

 

 

NI al ciudadano normal, ni a los que estamos más próximos al quehacer judicial, nos entra en la cabeza que se le acuse a un juez, por dar satisfacción a las víctimas del franquismo, asumiendo inicialmente la competencia, que posteriormente las trasladó a los juzgados territoriales de instrucción, para descubrir e identificar a las víctimas del franquismo, y todo ello, a iniciativa de organizaciones fascistas, como Falange o Manos Limpias, y en contra del Ministerio Fiscal.

El juez Garzón, entrando en estos lares no ha pretendido siquiera revisar el régimen franquista, establecer la naturaleza de sus crímenes (genocidio), ni identificar y procesar sus autores, ya que esto legalmente sería imposible, al estar todos fallecidos, es decir, que estamos ante una actuación timorata, dirigida exclusivamente a dar satisfacción moral a los familiares de las víctimas, y entonces, ¿por qué tanto revuelo?, ¿se debe todo a la animadversión del juez Varela hacia Garzón? No lo creo.

El problema de la actuación de Garzón es que constituya una especie de Caja de Pandora que abra las puertas a una revisión del franquismo, de su ilegítima actuación en contra de un régimen democrático elegido por el pueblo, de sus innumerables crímenes que constituyen el argumento para calificarlo de genocidio contra la humanidad, y aquí está el quid de la cuestión.

En efecto, la existencia del genocidio daría al traste con la Ley de Amnistía aprobada antes de la Constitución, como así ha ocurrido con la Ley de Punto Final de Argentina o Chile, que ha permitido el encausamiento y revisión de la actuación de dichas dictaduras, en lo que algo ha tenido que ver el juez Garzón, y en este caso, la prescripción no sería un impedimento para calificar la existencia de los crímenes.

Lo que resulta penoso es que un fundador de Jueces para la Democracia pretenda, de forma ignominiosa, perseguir esta actuación, aduciendo que el juez Garzón era sabedor de que la Ley de Amnistía le impedía hacerse cargo de dicha actuación, y por tanto, estaba prevaricando.

Establecer con estos mimbres que el juez Garzón es un prevaricador es lo que convierte al juez Varela en autor de dicho delito, cuando él sí que sabe, que la Fiscalía General del Estado no considera punible la actuación del juez Garzón, inhibiéndose de acusarle, que uno de los tres jueces del Tribunal Supremo que han decidido sobre los recursos de las resoluciones del juez Varela, entiende que no es punible dicha actuación, que multitud de profesionales de la judicatura y la abogacía así lo entienden también, como el ex fiscal jefe del Tribunal Superior de Justifica de Cataluña, señor Mena, o el ex miembro del Tribunal Supremo, señor Martin Pallin, o la Asociación Jueces para la Democracia, lo cual, debía hacer pensar al señor Varela que la actuación del señor Garzón era al menos una cuestión interpretable que podía ser revocada por un Tribunal Superior como tantas veces ocurre en la vida diaria de los Juzgados, y por eso, no se denuncia a los jueces que ven revocadas sus resoluciones, y por ello, en ningún caso podían cumplirse los requisitos de la prevaricación, es decir, que actuara a sabiendas de su ilegalidad, ya que en el peor de los casos, estaríamos ante un error de interpretación de la ley, como tantos otros, de ahí la gravedad de la actuación del señor Varela que siendo consciente de no constituir tal actuación un delito, sin embargo, lo imputa, lo cual, sí que es prevaricar a la vista del art. 446 del Código Penal, según interpretación del abajo firmante.

Además, el juez Varela nos sorprende con su denegación de la práctica de nuevas pruebas, como el testimonio al respecto, de reconocidos juristas internacionales, arrojando al juez Garzón a la indefensión, y conculcando el art. 24 de la Constitución. Todo ello nos da ya un perfil de una persona falta de convicciones democráticas, temerosa de que su actuación pueda ser puesta en tela de juicio en foros internacionales, algo que no va a poder evitar por más que trate de impedir su testimonio en sede judicial, o por mucho que se ampare en el principio iuris novit curia.

También nos ha sorprendido, como en el inicio de las Diligencias, el juez Varela ha buscado el apoyo, para seguir su instrucción, y lo ha encontrado, en el sector más conservador del Tribunal Supremo, como en el Consejo General del Poder Judicial, con Margarita Robles a la cabeza, postulando la suspensión de sus actividades judiciales. Resulta doloroso comprobar que jueces adscritos a Jueces para la Democracia hayan promovido la imputación de Garzón, como Varela y Margarita Robles, ambos colaboradores en otras épocas del señor Belloch, y amigos todos ellos de Teresa de la Vega, la cual todavía no se ha pronunciado al respecto, cuando trabajaban en el tristemente célebre super Ministerio de Justicia e Interior del último Gobierno de González y hubieron de enfrentarse a Garzón con el sumario de los GAL, adoptando entonces la política del avestruz ante los graves crímenes de los GAL. Resultaría lamentable que estas vendettas hayan podido influir en la persecución del juez Garzón, y olvidar las convicciones democráticas que en algún momento hayan podido tener, si es que las tuvieron.

Da que pensar que el juez Varela dicte su Auto de Apertura del Juicio Oral, el mismo día que se levanta el secreto de sumario del caso Gürtel anunciado con mucha antelación, extendiendo de hecho una cortina de humo sobre este caso de corrupción, y acaparando la noticia, la imputación del señor Garzón, lo cual resulta al menos sospechoso, y rodea la actuación del juez Varela de posibles intenciones torticeras.

Resulta difícil imaginar que el juez Varela no sea consciente de la repercusión de sus actos que han llevado a la Comunidad Internacional a tildar su actuación, cuando menos de antidemocrática, y que pone en cuestión la independencia de los jueces y la libertad de expresión, que protege a los autores de los crímenes y castiga a los que osen ponerlos en circulación, por eso, señor Varela, usted no puede ser un demócrata, y lo mejor es que sea consecuente y se afilie a la Falange, porque su falta de prespectiva puede llevarnos a que se abra la Caja de Pandora, resucitando viejos fantasmas que los partidos de izquierda (perdedores de la guerra) habían pasado página.

Por último, el lector puede pensar que uno es amigo del señor Garzón o admirador inquebrantable de sus actos. Pues no, ya que tuvo la desfachatez de imputar a un buen amigo sin pruebas, y que a la postre le fue retirada la acusación por el Ministerio Fiscal, eso, no quita para que las cosas haya que ponerlas en su sitio.

 

http://www.noticiasdenavarra.com/2010/04/10/opinion/tribuna-abierta/varela-prevaricador