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Nadie está por encima de la ley

Ramón Cotarelo. Público, 17-04-2010 | 18 abril 2010

¿Están los jueces por encima de la crítica? Por supuesto que no

 

RAMÓN COTARELO. Catedrático de Ciencias Políticas

Ni los jueces. Ni Garzón, que, mientras la ley permita el abuso de las “acciones populares” de los ultramontanos, tendrá que responder ante el Tribunal Supremo por una imputación de prevaricación. Ni el juez Varela, quien se enfrenta a otra querella por el mismo supuesto delito. Hay ciudadanos que creen que, al procesar a Garzón por razones que no estiman jurídicas sino ideológicas, el juez Varela puede haber prevaricado. Yo también y, como yo, muchísimos españoles no entienden que pueda decirse progresista un magistrado que hace una interpretación de la Ley de Amnistía de 1977 contraria a la equidad y a los pactos internacionales de derechos humanos que España ha suscrito.

¿Están los jueces por encima de la crítica? Por supuesto que no. Los ciudadanos que se reunieron en la Facultad de Medicina para protestar contra el acoso seudojurídico al magistrado Garzón ejercían sus derechos a la libertad de reunión y de expresión. Y lo hicieron comedida y cívicamente, sin injuriar ni calumniar a nadie. Yo también creo que el procesamiento de Garzón es una vergüenza, un baldón en la democracia española, un producto de la más negra envidia corporativa mezclada con la prepotencia de un fascismo con quien la democracia ha sido generosa en exceso. Como es una vergüenza que las víctimas de un presunto delito de genocidio hayan de recurrir a la Justicia argentina porque la española no solamente no las ampara, sino que se mueve a instancias de los correligionarios de los asesinos.

El acto no es un dislate, como dicen quienes alimentan sus neurosis con mochilas y fábulas tan necias como soeces. Ni antidemocrático. Lo antidemocrático es acusar sin pruebas a policías y jueces de montar escuchas ilegales; acusar sin pruebas al Gobierno de establecer un régimen de terror, sólo porque a uno le piden que justifique el pago de sus trajes; acusar sin pruebas al Gobierno de negociar con ETA y maquinar un genocidio sólo porque uno es excedente de cupo en Bruselas; acusar sin pruebas a la policía de delinquir para perjudicar al PP. Porque, si esas pruebas no se presentan, quienes formulan tan monstruosas acusaciones serán unos provocadores y unos calumniadores, o sea, unos presuntos delincuentes. Y cuando en un país los cargos superiores de un partido legal son presuntos delincuentes, la democracia no está en su mejor momento.

http://blogs.publico.es/delconsejoeditorial/525/nadie-esta-por-encima-de-la-ley/