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¿Es Pío Moa una persona envenenada?

Gerardo Rivas. El Plural, | 18 mayo 2010

Las palabras de Pío Moa no tienen desperdicio para ser utilizadas en una clase magistral de tergiversación histórica y de manipulación informativa

 

 

El pasado 1 de marzo el Teniente General Muñoz-Grandes expresaba en la “Tercera” de ABC, a través de un artículo titulado “Inquietudes”, el malestar que, según él, existía en las fuerzas armadas como consecuencia de la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica. Al día siguiente, dediqué a tan ilustre soldado, una carta abierta en la que le hacía llegar el sentimiento que su “inquietud” me producía y que no era otro que el de auténtica alarma y desasosiego. Le contaba también al Teniente General que el reconocimiento que tuvo mi familia -incluida la concesión de una Administración de Loterías a mi abuela- por el asesinato de su marido en Paracuellos no había sido, precisamente, el que habían tenido los vencidos tras una larga espera de cuatro décadas y soportando, en el mejor de los casos, el insultante desprecio de los vencedores. ¡Y que ya era hora de saldar tamaña ignominia!

Unos días después, -el 16 del mismo mes-, Pío Moa le dedicó a mi carta al destacado militar su comentario diario en el blog que mantiene en Libertad Digital y lo tituló “Carta de un hombre envenenado”. Pero no es mi intención enjuiciar lo que decía el ex militante de la organización terrorista GRAPO sobre mi “carta”. No lo hice en su día -hace más de dos meses- y no lo voy a hacer ahora. Es demasiado evidente, por otra parte, que una persona que quiere para los demás lo que él y su familia han disfrutado podrá ser de todo, menos “envenenado”.

El motivo del presente artículo es que vuelvo a leer este pasado fin de semana la palabra “envenenado” en el blog de Pío Moa y, en esta ocasión, como en la anterior, referida a aquellas personas que quieren el resarcimiento de una deuda no saldada y que se encuentra vergonzantemente oculta bajo tierra en las cunetas o grabada, con dolor heredado, en el corazón de sus descendientes.

De ellas dice el advenedizo historiador que “masas envenenadas y un tanto embrutecidas, convencidas de que la ley solo puede aplicarse en beneficio de sus ideologías o intereses, existen y pesan enormemente en la vida de la nación” porque “los liberticidas y guerracivilistas, interesados políticamente en resucitar viejos odios, han hecho bien y abundantemente su propaganda, frente a unos partidarios de la democracia y la unidad de España que han trabajado poco por la verdad”.

Las palabras de Pío Moa no tienen desperdicio para ser utilizadas en una clase magistral de tergiversación histórica y de manipulación informativa. Aquellas personas, o sus descendientes, que durante tantos años sufrieron el desprecio de la sociedad porque habían sido leales a una digna causa y la defendieron aún a costa, en ocasiones, de sus propias vidas son, en su opinión, los liberticidas y guerracivilistas de este país. Y si pretenden que se aplique la Ley de la Memoria Histórica para recuperar los restos de sus familiares asesinados y vilmente enterrados en cunetas y fosas comunes, se trataría de masas envenenadas y embrutecidas que sólo desean aplicar la ley en el exclusivo beneficio de sus ideologías o intereses.

Como la infamia y el cinismo de este ex GRAPO y actual historiador de cámara de la derechona franquista más rancia es tan elocuente, y no merece siquiera ser comentado, sólo quisiera devolverle, a modo de desahogo personal, la injuria que me dedicó pero en forma de pregunta: ¿Está Pío Moa envenenado?

    Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas

http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=46600