«Lo mejor de la Transición en España fue la reconciliación»
Rodolfo MartÃn Villa: «En 1975 todo era moderno en España menos el régimen, yo creo que incluso Franco lo sabÃa»
Â
Â
Rodolfo MartÃn Villa. «En 1975 todo era moderno en España menos el régimen, yo creo que incluso Franco lo sabÃa». Fue ministro y vicepresidente del Gobierno con UCD, el partido que logró «que no hubiera presos polÃticos», y piensa que el verdadero cambio fue el de la sociedad. Apoya medidas austeras, pero dice que las de Zapatero van en contra de los débiles. Ve necesario un cambio de criterio en la elección del TC
| Actualizado 23.05.2010 E N el último medio siglo, Rodolfo MartÃn Villa ha sido protagonista en primera persona de muchos acontecimientos históricos de la vida polÃtica y económica de España. A sus 75 años está en trance de jubilación y se toma la vida con más sosiego, pero sigue atento a todo. Con él hablamos en su despacho de Madrid, en un edificio próximo a la glorieta de Quevedo.
-Después de las vueltas que ha dado en la polÃtica, ¿con quién va?
-Sigo siendo militante del PP, aunque militante de a pie.
-¿Y qué opina de las últimas medidas económicas de Zapatero?
-Las medidas de austeridad en la Administración Pública son necesarias. Pero ha sido un error tardar tanto en tomar medidas serias. Siempre tendremos la duda de si Zapatero ya conocÃa la gravedad de la crisis en las elecciones de 2008 y se calló. Aunque fuera asÃ, al dÃa siguiente de ganar ya debió tomarse en serio la situación.
-¿Pero le parecen buenas o malas las últimas medidas?
-Pasa que siempre pagan los que menos responsabilidad tienen. En ese sentido, los recortes a funcionarios y pensionistas me parecen penosos. En el tema de las pensiones, yo presidà la comisión del Pacto de Toledo y ahora hubiera sido mejor hacer reformas estructurales de futuro, en vez de ir al corto plazo del presente.
-¿Su paisano Zapatero es un buen presidente del Gobierno?
-Siento decirlo. No tengo una gran amistad con él, pero sà cierta relación amistosa, por aquello del paisanaje. El acierto no le está acompañando. Él, y en general el Gobierno, están perdiendo la auctoritas. Aparte de que se puedan criticar las medidas, está esa sensación de decir una cosa y la contraria. Eso perjudica a todos, arrastra no sólo al Gobierno, sino que desprestigia a toda la clase polÃtica y habrÃa que cuidarlo.
-¿Cree que Rajoy ganará las próximas elecciones generales?
-Eso parece.
-¿DeberÃa haber elecciones anticipadas, o formarse un gobierno de concentración?
-Quizá no estarÃa mal que Zapatero plantease la cuestión de confianza. Si no fuera asÃ, me parece que deberÃa buscar fórmulas sin el oportunismo de los últimos seis años, en los que ha tenido diferentes aliados de ocasión. En ese caso pudiera ser conveniente un gobierno de gran coalición.
-¿Cómo ve la polémica del TC con el Estatuto Catalán?
– Eso nos lleva a otra de las grandes cuestiones que tiene pendientes la polÃtica española, no sólo con el Constitucional, sino con el Poder Judicial, el Tribunal de Cuentas y otros órganos reguladores. DeberÃamos tener un sistema que nos aleje de la traslación exacta de las cuotas parlamentarias. Eso está bien en el Parlamento y mal en esos órganos.
-¿Qué le parece el contenido del Estatuto Catalán?
-Zapatero tuvo dos errores. Uno fue que dijo que darÃa por bueno lo que aprobara el Parlamento en Barcelona. Pero después, cuando el Estatuto embarrancaba en Cataluña, negoció como salvador y creó un problema aún mayor. Por otro lado, en Cataluña no despertó especial entusiasmo, como lo demuestra la baja participación en el referéndum. Ese Estatuto es ya un problema polÃtico de primera magnitud, se pronuncie como se pronuncie el TC, y además la incapacidad para pronunciarse lo complica más.
-Fue ministro de Interior. ¿El final de ETA está cerca?
-Dios lo quiera… Yo creo que los éxitos policiales son clarÃsimos. Ha cambiado mucho la colaboración de Francia. En mis tiempos no colaboró y lo padecÃ. A partir de Miterrand, y sobre todo con Chirac, se planteó en otros términos, y eso se ha notado.
-¿Es cierto que usted fue el primer ministro que intentó negociar un acuerdo con ETA?
-Es cierto que un dirigente importante del PSOE, Benegas, lo intentó cuando estaba yo, y después hizo de intermediario cuando estaba Rosón como ministro. Previamente, conmigo, en mayo del 78, antes de que se aprobara la Constitución, hubo algunas conversaciones con ETA, cierta aproximación. Yo estaba dispuesto a algún acuerdo, porque tenÃamos la esperanza, por desgracia infundada, de que ETA dejarÃa de matar con las libertades polÃticas. Pero no hubo lugar a ningún acuerdo.
-Fue comisionado para el caso del Prestige. ¿Qué impresión le dejó aquella catástrofe?
-Con la perspectiva de lo que ha pasado ahora en EEUU, se puede pensar que en todos los sitios cuecen habas. En el caso del Prestige quizá el Gobierno, en los primeros dÃas, pudo cometer el pecado de minimizar una catástrofe en la que por cierto no tenÃa la culpa. Lo que sà aprendÃ, además de hacer frente a la situación de los afectados, es que el estado del barco siniestrado era impresentable. Aquel barco no estaba en condiciones de navegar. Las compensaciones a los perjudicados se hicieron bien.
-Ha sido presidente de Endesa y de Sogecable. ¿Su trayectoria como dirigente de empresas le ha dado otra perspectiva?
-Es otra dimensión. La vida empresarial es diferente. Hay mayor adecuación entre el esfuerzo y el resultado que en la polÃtica. Yo salà de Endesa creyendo que los valores de la polÃtica son superiores a los de la vida económica, aun siendo éstos muy respetables.
-¿Cree que los valores polÃticos son superiores?
-Le pongo un ejemplo: cualquier ministro del Interior puede ser presidente de Endesa, pero cualquier presidente de Endesa no podrÃa ser ministro del Interior.
-Además como ministro ganarÃa menos que en Endesa, ¿no?
-Cuando se habla tanto del sueldo de los polÃticos, hay que ver algunas cosas. El sueldo del presidente del Gobierno será de unos 90.000 euros. ¿Qué orden ocuparÃa en relación a los directivos de bancos españoles? En las grandes empresas habrá miles de personas que ganan más que el presidente del Gobierno.
-¿La democracia que soñaron en la Transición era ésta?
-La salud democrática es buena… Aunque hay cosas que se deberÃan reformar, como la composición de los órganos constitucionales. Sin embargo, no soy partidario de medidas como las listas abiertas en las elecciones. Sà pienso que se deberÃa fortalecer la democracia interna de los partidos. También modificar la transparencia de la financiación, que les está creando problemas. Y me llama la atención las pendencias de partidos que se denuncian en los tribunales, cuando se deberÃan dirimir en las instituciones.
-¿Qué fue lo mejor de la Transición española?
-Lo mejor de la Transición fue la reconciliación, más aún que la democracia. El Gobierno de Suárez fue el primero que logró en 200 dÃas algo que no se habÃa conocido en los anteriores 200 años, como fue que en España no hubiera un preso polÃtico ni un exilado.
-A usted lo acusaban de duro, de dar caña a las manifestaciones…
-Yo tenÃa cada mañana una lista con las manifestaciones de ese dÃa para analizar las de más riesgo. Hoy ya no pasa eso. Es que entonces empezábamos… La PolicÃa y los manifestantes se tenÃan que acostumbrar.
-¿El régimen franquista cayó por su peso o lo liquidaron ustedes desde dentro?
-España tuvo una transformación entre 1960 y 1975 que posibilitó la apertura polÃtica. En 1975 todo era moderno en España, menos el régimen. Yo creo que incluso Franco lo sabÃa, porque le dijo a Arias Navarro: «No se preocupe que dejamos una ancha clase media». España habÃa pasado de agraria a industrial, de una sociedad rural a una urbana, habÃa más acceso a la educación y la cultura, las mujeres estaban ya en la Universidad… Ese fue el verdadero cambio.
-Pero habÃa que darle validez polÃtica. ¿Eso lo hizo Suárez?
-En el primer Gobierno de Suárez habÃa cuatro ministros militares y sólo dos que no habÃan ocupado ningún cargo en el régimen. A veces, hablando con Carrillo, le he dicho que la sociedad española le dio el protagonismo de la Transición a los que venÃamos del franquismo y a los comunistas. Eso hay que agradecerlo, porque éramos los que tenÃamos las credenciales democráticas más discutibles.
-¿Por qué fue franquista?
-Yo soy ingeniero industrial e inspector de Hacienda, aunque casi no he trabajado en eso… En mi juventud me eligieron delegado y negocié con las autoridades. VivÃa en un colegio mayor, me afilié al SEU… Por ahà inicié una carrera polÃtica que me fue llevando.
-¿Cómo le gustarÃa que recordaran a MartÃn Villa?
-Hay que tener una idea humilde de uno mismo. No me preocupa que me recuerden. Pero que me vean como una persona congruente entre lo que decÃa y lo que hacÃa, entre lo que proclamaba y lo que ejercÃa.