La familia de Paco León: fusilados, huidos o arruinados
El actor cómico de ‘AÃda’ busca a su bisabuelo asesinado en 1936
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NATALIA JUNQUERA – Madrid – 20/06/2010
El Luisma, el desternillante ex yonqui de la serie AÃda, miraba de frente a la cámara, muy serio. «Me han fusilado. No tuve juicio, ni abogado, ni sentencia…». Paco León (Sevilla, 1974) fue el único de los 15 artistas que participaron en el vÃdeo contra la impunidad de los crÃmenes del franquismo presentado esta semana que no tuvo que memorizar un guión para meterse en la piel de una de sus vÃctimas. Paco León era JoaquÃn León, su bisabuelo, y conocÃa bien su historia: «Lo detuvieron en Sevilla, mientras tomaba café en un bar. VeÃa pasar a chavales de 16 y 17 años vestidos de falangistas y con fusiles. Dos de ellos entraron en el bar y uno le dijo al otro: ‘A este hay que detenerlo, que es muy republicano’. HabÃa sido alumno suyo. Lo reconoció enseguida». JoaquÃn era maestro en Castilleja del Campo, un pueblo sevillano con menos de 700 habitantes. Sus alumnos aún le recuerdan porque les enseñó «a leer el reloj», cuenta León. TenÃa 43 años aquella tarde en que dos menores le arrastraron a un cine convertido en corredor de la muerte para rojos. No cumplirÃa los 44. «Su hijo mayor, José, que entonces tenÃa 16, le llevó comida en una cesta, hasta que un dÃa ya no hizo falta». Le dijeron que lo habÃan trasladado, pero la familia entendió que habÃa muerto. Lo fusilaron el 22 de agosto de 1936. En marzo de 1938 fue inscrito en el registro de defunciones. El apartado sobre la causa de la muerte dice: «Aplicación del bando de guerra». El del lugar está en blanco.
JoaquÃn tenÃa cuatro hermanos. Dos, José y Manuel, profesores, también fueron fusilados. Francisco, militar e ingeniero de aviación, huyó a EE UU, y la cuarta, Angelita, murió a los 85 años. Se habÃa hecho falangista. A José lo mataron dos meses después que a JoaquÃn. «Fueron a por él una tarde, cuando dormÃa la siesta. Se lo llevaron en pijama». El 17 de octubre de 1936 su hijo volvió a casa con otra cesta devuelta. Antonio, hijo de JoaquÃn y abuelo de Paco León, recuerda a su tÃa gritar inconsolable aquel dÃa: «¡Otra canallada! ¡Otra canallada!». TenÃan nueve hijos.
La familia de Manuel, el tercer hermano, decidió vestirse de luto y actuar como si él hubiera muerto. Manuel se escondió. Primero, en casa de otro maestro, y cuando a este le iban a quitar la vivienda y el puesto de trabajo, en un escondite construido detrás de un armario en su propia casa. «Pasó dos años encerrado y aquel sufrimiento de estar siempre asustado, sabiendo lo que le esperaba, le atacó el estómago. Vomitaba sangre… Un médico amigo se atrevió a operarle en casa», relató en el año 2000 Antonio a Richard Barker, un filólogo neoyorquino que quiso investigar la represión franquista en el pueblo donde veraneaba, Castilleja del Campo. «Dijeron que iban a hacer un canje con la Cruz Roja. Mi tÃo no se fiaba, pero al final salió», explicó Antonio. Era una trampa. Se lo llevaron a la cárcel de Sevilla. «Lo fusilaron en una camilla porque estaba tan débil que no podÃa ponerse en pie para el pelotón», relata José León GarcÃa, sobrino de Manuel. Su hija estaba presente.
Las viudas quedaron a cargo de 16 hijos. «Mi bisabuela me contaba que abrÃan una cómoda y en cada cajón dormÃa uno de los pequeños», recuerda Paco León. Antonio le contó a Barker: «Se fue a trabajar de maestra a una aldea con mi hermana, que tenÃa cinco años. Nadie querÃa alquilarle una casa por ser viuda de republicano. Después, consiguió un puesto en Triana para suplir a una profesora con demencia. ‘¡Que me dure mucho la loca’, decÃa». Antonio se puso a trabajar en una fábrica de armas, «haciendo bombas para matar rojos», con 14 años. «TenÃa mucho miedo y lo dejé. Pocos dÃas después, el polvorÃn explotó. Quedaron todos sepultados».
José León, el hijo mayor de JoaquÃn, estudió en la escuela industrial y se colocó en la fábrica en la que trabajaba uno de sus profesores hasta que lo dejó todo por el teatro. Cuando su jefe le preguntó por qué, respondió: «En el teatro me aplauden más». Montó un circo que un dÃa, en los años 60, llegó a Castilblanco de los Arroyos (Sevilla). «Mi tÃo abuelo colocó la carpa al lado del cementerio. Un hombre se acercó y le dijo: ‘Ahà está enterrado tu padre», cuenta Paco León.
Francisco, el hermano que se exilió en EE UU, ayudó siempre a la familia. «Envió dinero hasta hace relativamente poco. Recuerdo a mi bisabuela colocarme una medallita que habÃa comprado con el dinero del tÃo americano». HabÃa sido compañero de promoción de Franco y vivió el resto de sus dÃas pegado a la radio, esperando oÃr la noticia de su muerte, pero él falleció dos años antes. «Le quitaron todo. En Chicago tenÃa enmarcado el documento de incautaciones, que decÃa que era ‘enemigo de España», cuenta Paco León. El actor sigue buscando sin apoyo institucional a su bisabuelo, y pregunta: «¿Hasta cuándo?».