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Aguilar de la Frontera: Recuperarán los restos de su abuelo muerto en la Guerra Civil gracias a las pruebas del ADN

El Mundo.es, 25/08/2010 | 27 agosto 2010

Las nietas dicen no entender a quienes están en contra de remover el pasado

 

 

Toñi Caravaca | Córdoba

Las investigaciones apuntan a que el fallecido pudo morir desangrado

Veintitrés de julio de 1936. Antonio Manuel Palma Moreno, de 33 años, fue fusilado en las inmediaciones de la laguna de Zóñar, en el término de Aguilar de Frontera, cuando intentaba reunirse con su familia tras los bombardeos del día anterior. Deja viuda y tres hijos, de 5 y 3 años y 8 meses. Nunca lo olvidaron.

Algunos perecieron intentando localizar sus restos para darle digna sepultura 74 años después. Dos de sus nietas han conseguido rescatar de las entrañas de la tierra los restos óseos de un hombre al que no conocieron pero del que han escuchado hablar hasta la saciedad.

La historia de la muerte de Antonio Manuel comienza a ser conocida cuando la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera(Aremehisa)consigue trasladar a familias de represaliados durante la Guerra Civil Española un rayo de esperanza para localizar sus cadáveres e identificarlos.

Así, Toñi y Mari Carmen, las dos nietas de éste, deciden ponerse en contacto con la asociación para cumplir el sueño de su abuela, ya fallecida. Tres meses después de iniciarse las exhumaciones en el cementerio de Aguilar pueden decir que lo han conseguido.

El próximo sábado, Aremehisa ha organizado un acto público para entregar los restos del primer cadáver de la Guerra Civil identificado en Andalucía por ADN. Para Toñi, este día será «muy especial porque llevábamos muchos años esperando este momento».

Muerte a quemarropa

Según ha explicado Mari Carmen a EL MUNDO.es de Andalucía, el 22 de julio de 1936 caen sobre Aguilar de la Frontera bombas que estaban dirigidas hacia el municipio vecino de Puente Genil, «que por aquel entonces estaba en el bando republicano. Los pilotos de la Aviación Nacional se equivocan y bombardean nuestro pueblo».

Tras poner a los suyos a salvo y confiando en que no estaba ligado a ningún partido político, Antonio Manuel decide no ocultarse y sigue su camino. Cruza la carretera y unos hombres le disparan desde un camión.

Antonio Manuel es enterrado de noche en una fosa en la que creen que no hay nadie más. Su nieta destaca que aquellos eran «días de confusión y el cementerio todavía no estaba muy controlado». Al menos la familia sabía donde yacían sus restos. La esposa incluso logra, tras reunir unos ahorros, poner sobre el enterramiento una lapida en la que inscriben su nombre.

Con el paso de los años, la mujer acude al Ayuntamiento para intentar comprar esta tumba con la idea de, el día de mañana, enterrarse junto a su marido pero la sorpresa fue mayúscula al descubrir que no podía ser porque, según los registros del recinto funerario, en esa fosa yacían más muertos.

Pruebas de ADN

De hecho, ha sido necesaria la realización de las pruebas de ADN a los restos óseos de Antonio Manuel para identificarlo puesto que en la misma fosa se ha localizado también a un cadáver de características similares, además de a dos mujeres y un niño de tres años.

No obstante, los antropólogos han conseguido averiguar, tras un estudio pormenorizado de éstos, que el hombre no falleció de un tiro en la cabeza, tal y como se pensaba. Recibió un disparo en un brazo y tenía señales de varios perdigonazos, por lo que se cree que pudo morir desangrado.

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/08/25/andalucia_sevilla/1282759113.html