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Allanamiento de memoria

Víctor J. Sanz. Rebelión, 08-08-2010 | 9 agosto 2010

Desde la derecha española se comete sistemáticamente el delito, y valga la expresión, de «allanamiento de memoria»

 

Si buscas en el diccionario «allanamiento» te sugiere, después de sus tres acepciones, la expresión «allanamiento de morada» y dice literalmente: Delito que comete quien, sin habitar en ella, entra o se mantiene en morada ajena contra la voluntad de su ocupante.

Desde la derecha española se comete sistemáticamente el delito, y valga la expresión, de «allanamiento de memoria», de la memoria de tantos y tantos miles de españoles que fueron represaliados durante, al menos, 36 años de cruel y sanguinaria dictadura. Y eso en el mejor de los casos, esto es, allí donde las tropas fascistas tardaron más en pisotear la democracia.

La derecha española ningunea o intenta ridiculizar sistemáticamente la importancia de la memoria histórica. Y los que sienten más vergüenza por ello se lanzan a reclamar la rehabilitación de la memoria de sus muertos; pero cuando les dices que sí, que también sus muertos, entonces se echan atrás y empiezan a echar pestes de quienes pretenden recuperar memorias y cuerpos por las cunetas de España; llamándoles de todo menos bonito. Evidentemente tienen menos muertos, y todos en tiempo de guerra, y no es que esto lo justifique, porque barbaridades se vivieron en todas partes, pero que duda cabe que, a medida que se acercaba el final de la guerra, estas barbaridades eran más frecuentes y más vengativas a manos de los fascistas; aunque solo sea por una simple y fría cuestión estadística que se reduce a que los fascistas antidemocráticos ocupaban más y más territorio y que cada vez quedaban menos enemigos a los que quitarse de encima. Por lo tanto, a esos personajes de la derecha española rancia y enmohecida, desde aquí les digo, que sí, que vuestros muertos, que vuestros muertos también, pero los de la guerra, porque de después, de los más de 36 años de dictadura represiva y asesina…, de esos años no tienes ni uno solo.

La memoria de quienes fueron asesinados y sepultados por los padres de la constitución y gracias a una amnistía interesada y malintencionada, esa memoria no puede ser olvidada, no puede ser violada, no puede ser insultada.

Pasaron 36 años represaliando ideologías democráticas, aniquilando personas, fulminando una sociedad, acabando con un sueño y condenándolo durante generaciones.

Pasaron 36 años contando a todo el mundo su hazaña salvadora (¿¿¿???), su movimiento libertador (¿¿¿???)

Pasaron 36 años escribiendo nuestras memorias, allanándolas, habitando en ellas aún en contra de la voluntad de sus legítimos ocupantes.

Y ¿después?, después vinieron más y más mentiras, porque las contaban los mismos de antes, porque las escuchaban los mismos de siempre, o lo que quedaba de ellos. Después vinieron olvidos, transfiguraciones quasi divinas (de ministro de información y turismo franquista a presidente de honor de un partido que se dice de centro); después vinieron esperpénticas declaraciones de destacados dirigentes (Mayor Oreja) que se negaban a condenar el franquismo porque «representaba a un amplio sector de la población», aunque hubiera asesinado o encarcelado (o ambas cosas) a otro amplio sector de la población; yo le pregunto, sr. Mayor Oreja: ¿durante el régimen fascista se podía no apoyar el ideario oficial, sin que uno acabase bajo medio metro de tierra? Después vinieron movimientos hacia el centro, tan solo de palabra, porque de acción siguen donde estaban, respaldados por los que estaban y seguirán.

Ahora, tienen la desfachatez (y esto no significa que se desfachen, para nada), de insultar a los que se muestran perseverantes y hasta tercos, en encontrar a sus seres queridos, que fueron abducidos por un régimen asesino y represor de personas, derechos y libertades. Un régimen ejemplo de liberticidios, esa palabra que tanto les llena la boca a los dirigentes pperos que curiosamente  no condenan, ni condenarán nunca, aquel régimen.

Cuando se trata otras violencias condenables, estos personajes salen corriendo a reclamar que todo el mundo las condene, cuando se habla de aquella violencia, esos dirigentes de la derecha española se hacen los despistados o se niegan sistemáticamente  a condenarla y, para colmo, critican con fiereza a todos los que reclamamos que la condenen. Es impresionante.

En cualquier caso la expresión admitida por el diccionario de la Rae, «allanamiento de morada» por sí misma, tal vez convenga al ideal republicano que vio allanada su «morada» en contra de su voluntad, hasta que se volvió de un color rojo vivo, rojo muerto, rojo sangre, rojo y gualda.

Por la memoria:

Al fascismo español,

«me dueles» la cabeza.

A los que creemos en la libertad de unos y otros; de ahora, de luego y de ANTES,

«nos dueles» la cabeza.

No nos dejes seguir en la dictadura, y líbranos de rancios fascismos,

«nos dueles» la cabeza.

Hágase la libertad, aun en contra de tu voluntad,

«nos dueles» la cabeza.

Hágase sin sangre, sin olvidos,

«nos dueles la cabeza».

Hágase la MEMORIA.

Hágase.

En fin, después de todo, puede que no sean más que impresiones mías.

http://impresionesmias.wordpress.com/2010/08/08/allanamiento-de-memoria/

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=111006