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Santa Cruz de Tenerife: La polémica del último Franco

La Opinión, | 17 agosto 2010

El Ayuntamiento rechaza retirar la estatua porque se hizo con donativos del pueblo

 

MARYORIE GONZÁLEZ

SANTA CRUZ DE TENERIFE Sí Se Puede solicita el traslado de la estatua del dictador al Museo Militar En 1965, el escultor Juan de Ávalos comenzó a tallar el Monumento a Su Excelencia el Jefe del Estado, conocido popularmente como El monumento a Franco. Tras la Ley de la Memoria Histórica aprobada en 2007 fue nombrado Monumento al Ángel Caído a la vez que se cambiaba el nombre de numerosas calles santacruceras que hacían alusión al franquismo.

El conjunto escultórico fue inaugurado oficialmente en 1970, quedando configurado como la última obra de arte que se realizó en España en honor al dictador y uno de los últimos monumentos que sobreviven a la mencionada Ley. La obra se encuentra ubicada en la confluencia de la Rambla de Santa Cruz (ya no del General Franco) con la Avenida de Anaga. En ella queda enaltecida una figura idealizada del Generalísimo, empuñando una espada sobre un ángel con las alas desplegadas.

Han pasado 40 años y el querubín sigue sosteniendo a duras penas el peso del franquismo y el futuro no vislumbra lo contrario por ahora. Pese a las continuas protestas de diferentes grupos políticos y los propios ciudadanos solicitando la retirada del ángel caído, el Ayuntamiento no tiene el más mínimo interés en jubilarla.

Alternativa Sí Se Puede por Tenerife manifestó ayer su firme rechazo a que la escultura permanezca anclada en una de las entradas principales de la ciudad y aboga por su traslado al Museo Militar de Almeida. El portavoz de la organización progresista, Pedro Fernández Arcila, denuncia que el conjunto escultural «constituye una buena muestra de régimen totalitario y de unos valores absolutamente antagónicos con la democracia o la libertad». Arcila añade que «lo más insólito es que hace cinco años, el consistorio destinara más de 40.000 euros del dinero de todos los chicharreros a su rehabilitación». Por ello, el grupo exige que sea llevada de inmediato al interior de la institución militar como «vestigio de un periodo político ya pasado».

Arcila hace hincapié en que se cumpla el artículo 15 de la Ley de la Memoria Histórica, que establece la exigencia de la retirada de todo aquello que enaltezca la represión del régimen militar. Precisamente sobre este artículo se respalda el Ayuntamiento, que destaca el apartado en el que se menciona que tan sólo se salvarán estos elementos simbólicos por razones «artísticas y arquitectónicas», hecho que defiende a capa y espada la corporación municipal afirmando que «posee un alto valor artístico e histórico, por lo que incluso ha sido declarado Bien de Interés Cultural».

Además, fuentes del Consistorio recuerdan que fue realizado por suscripción popular a partir de los donativos de los vecinos. Respecto a esto último, el historiador Pedro Medina puntualiza que «está construido con dinero público, parte del cual fue obtenido mediante una suscripción inducida, cuasi-extorsionante, por el gobernador civil Pablos Abril». Además, añade que «debería ser retirado de su actual emplazamiento a la vez que el nombre de su promotor, Pablos Abril, asignado a la plazoleta situada justo enfrente del monumento».

El estudioso sostiene que «no conmemora ninguna hazaña o hecho militar»; al contrario, «es una muestra de la adulonería imperante durante aquella triste época hacia el denominado Caudillo de España, por la gracia de Dios, ejecutor de la mayor matanza llevada a cabo en España».

Medina aclara que no le parece adecuado que sea trasladado a una institución militar, ya que se trata de una obra civil. Pero recuerda el precedente del traslado del escudo preconstitucional a este mismo lugar. «Puestos a elegir, no es mal sitio», comenta. El historiador no entiende cómo aún sigue en pie dicho monumento y adelanta que «somos la ciudad de España que cuenta con más plazas, monumentos y calles con denominaciones franquistas».

El pasado 4 de agosto se retiró la última estatua ecuestre del dictador ubicada en el cuartel de la Legión de Melilla, pero Tenerife aún sigue haciendo gala de este ángel caído, una circunstancia que otros historiadores, como el General Emilio Abad, defienden. «Hay que asumir todo lo que ha formado parte de nuestra historia», cree. Añade que «fue una obra que se realizó gracias a las donaciones de los residentes y es de todos». Abad hace referencia a otro países, como Francia, donde se sigue celebrando el 14 de julio, día en el que se conmemora el aniversario de la toma de la Bastilla, acontecimiento considerado como el punto de inicio de la Revolución francesa. Abad sustenta sus argumentos en que «al igual que se mantienen los símbolos republicanos, deben hacerlo los demás, porque todo forma parte de nuestro pasado».

Este último Franco, uno de los pocos homenajes que permanecen en la vía pública en España, sigue suscitando controversias. No hay que olvidar que Francisco Franco Bahamonde sigue siendo Hijo Muy Predilecto de Santa Cruz, nada menos que 74 años.

http://www.laopinion.es/tenerife/2010/08/17/polemica-ultimo-franco/299674.html