El amargo triunfo de los vencidos
Familiares de vÃctimas del franquismo celebran diez años de exhumaciones, con el juez Garzón a punto de sentarse en el banquillo por investigar esos crÃmenes
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NATALIA JUNQUERA – Ponferrada – 24/10/2010
Nada hacÃa pensar hace 10 años que aquella fosa que Emilio Silva -presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH)- abrió en octubre de 2000 para recuperar los restos de su abuelo, fusilado en 1936, y enterrarlos con su abuela, muerta 62 años después con el nombre de su marido en la boca, iba a ser la primera de 231 y la chispa de un movimiento familiar que ha rescatado de las cunetas los restos de 5.277 vÃctimas del franquismo. Los protagonistas lo celebraron ayer con unas jornadas en la Universidad de Ponferrada (León), donde todo empezó, y rodeados por las estremecedoras fotografÃas que habÃan colgado en las paredes como prueba de su proeza: largas filas de esqueletos yacÃan al aire 74 años después de muertos para ser enterrados con su nombre y apellidos en un lugar distinto al que habÃan sido arrojados por sus asesinos.
Pero no están satisfechos y ayer anunciaron que habrá 10 años más si hacen falta para lograr lo que no han conseguido. Todos los intervinientes se acordaron del juez Baltasar Garzón, procesado por el Tribunal Supremo por haber atendido sus demandas. «Es bochornoso que la única persona perseguida en relación a los crÃmenes más graves que se han cometido nunca en este paÃs sea el juez que intentó abrir el proceso», afirmó su compañero Ramón Sáez Valcárcel, magistrado de la Audiencia Nacional. «Bochornoso», repitió el catedrático de Ciencias PolÃticas Vicenç Navarro, «impensable en cualquier otro paÃs».
Todos eran muy conscientes de que el proceso a Garzón ha anulado cualquier posibilidad de llevar a los jueces territoriales a las fosas. Para José Antonio MartÃn PallÃn, magistrado del Supremo que se presentó como «hijo de vencedor y de militar golpista», esos jueces podrÃan estar prevaricando. «La Ley de Enjuiciamiento Criminal les obliga a desplazarse con un forense al lugar donde se han hallado restos humanos con signos de muerte violenta, por ejemplo, un agujero de bala en el cráneo. ¡Pero si lo hacÃan los jueces franquistas cuando aparecÃan restos en Ciudad Universitaria!».
Ambos magistrados criticaron que la ley de memoria haya declarado ilegÃtimos los tribunales franquistas pero no anulado las condenas que expidieron. «Siguen en las bases de datos, como actos de derecho, lo que fueron actos de barbarie. Aquello no eran tribunales, eran piquetes de verdugos», dijo Sáez Valcárcel. «La Sala de lo Militar dice que no se pueden anular los consejos de guerra porque se adecuaban a la legislación vigente. ¿Se imaginan que un juez alemán dijese que la legislación nazi era la vigente?», preguntó MartÃn PallÃn.
El magistrado del Supremo criticó, como casi todos los intervinientes, el proceso de Transición. «Intentaron mezclar agua con aceite, democracia y dictadura». Y recordó que el 24 de febrero de 1981, el dÃa siguiente al golpe de Estado, intentó promover en la fiscalÃa de Madrid un manifiesto en defensa de la democracia: «Votamos y perdimos 27 a 3».
Fruto de esa Transición, añadió Navarro, «tenemos una democracia empobrecida» en la que se ha tergiversado la historia: «No eran dos bandos. HabÃa buenos y malos. La dictadura fue la más cruel del siglo XX en Europa. Por cada muerto franquista, Franco mató a 10.000 republicanos».
«Nos han acusado de revanchistas y necrófilos, de querer la venganza», recordaban los familiares de las vÃctimas. «Pero cada fosa abierta es una herida cerrada», zanjó Santiago MacÃas, vicepresidente de la ARMH. «Todo lo que oigo en las exhumaciones, cuando entregamos los restos identificados de una vÃctima a su familia», añadió Emilio Silva, «es: Ya me puedo morir tranquilo».
«Queréllense en Argentina»
Ana Messuti, abogada de la querella interpuesta en Argentina contra los crÃmenes del franquismo y la Guerra Civil por familiares de vÃctimas y una docena de asociaciones de defensa de los derechos humanos, arrancó su intervención en las jornadas de la Universidad de Ponferrada con una frase del proceso de Núremberg en la que habÃa cambiado alemanes por españoles y nazis por franquistas: «El maltrato de españoles por españoles durante el franquismo traspasó, como se sabe ahora, todo lo que la civilización moderna puede tolerar. Los demás pueblos, si callasen, participarÃan de estos crÃmenes porque el silencio serÃa consentimiento», afirmó la abogada.
En el equipo que lleva esta querella hay abogados que ya intervinieron en las causas que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón inició contra las dictaduras de Chile y Argentina. «Pero no estamos devolviendo favores», aclaró la abogada. «Hacemos esto como parte de una indignación profunda y compartida. Queremos ser cómplices de la justicia que tanto necesitan».
Messuti recordó «el espanto» que provocaba en su paÃs el procesamiento de Baltasar Garzón y propuso a los familiares y asociaciones de vÃctimas presentes en las jornadas que se sumaran a la querella argentina. La abogada llevaba preparados los poderes necesarios y muchas personas se acercaron a solicitarlos. Antes habÃa animado al público contando cómo su paÃs está juzgado a los represores argentinos. «Hay 600 juicios abiertos. Los hijos van a declarar frente a los asesinos de sus padres», relató. «Es duro, pero es justicia».
http://www.elpais.com/articulo/espana/amargo/triunfo/vencidos/elpepiesp/20101024elpepinac_10/Tes