Julián Casanova, historiador: «Es un deber cÃvico recordar a las vÃctimas»
Casanova y su equipo realizaron la investigación que permitió establecer la identidad de las vÃctimas republicanas en Zaragoza
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El historiador aragonés Julián Casanova y su equipo realizaron la investigación que permitió establecer la identidad de las vÃctimas republicanas en Zaragoza. Además, sugirió la idea de que el monumento en su recuerdo se inscribiera en una ruta de la memoria por el cementerio de Torrero.
–¿Cómo surgió la idea de levantar un monumento en recuerdo de los republicanos asesinados en Zaragoza?
–Se trata de una iniciativa del Ayuntamiento de Zaragoza, que en un pleno celebrado hace un año aprobó por unanimidad una moción para levantar un monumento en memoria de las personas que cayeron vÃctimas de la represión durante la guerra civil en la ciudad.
–¿Y dónde entra usted?
–Propuse que el monumento se inscribiera en una ruta por el cementerio, la ruta de la memoria, que pasara por todos los lugares del camposanto relacionados con la guerra civil, tanto del bando republicano como del franquista. Además, sugerà que no fuera un monumento abstracto a los caÃdos, sino que recogiera los nombres y apellidos de todos y cada uno de ellos.
–¿Se trata de una idea novedosa o existen antecedentes en otras partes de España?
–Es una idea original. En España es fácil encontrar monumentos a las vÃctimas republicanas e incluso ver fosas comunes debidamente señalizadas y con su correspondiente hito recordatorio. Pero lo que no se habÃa hecho hasta ahora era identificar a los muertos uno a uno.
–Habrá sectores sociales que no entiendan la iniciativa.
–Algunas personas verán con malos ojos que se recupere una parte del pasado que estaba olvidada, pero muchas otras aplaudirán que por fin se desentierre esa parte de la historia. En cualquier caso, habÃa que hacerlo, es una cuestión de deber cÃvico.
–¿Cómo consiguió averiguar la identidad de miles de fusilados?
–Se hizo un trabajo de campo muy complejo. Lo llevamos a cabo un equipo de historiadores y quedó reflejado en el libro El pasado oculto, de 1992. La mayorÃa de las vÃctimas se hallaba en dos grandes zanjas excavadas en un extremo del cementerio de Torrero y cuya existencia era desconocida, en muchos casos, por sus propios familiares.
–¿Llegaron a establecer la identidad de todos los represaliados?
–Seiscientas de las vÃctimas nunca han podido ser identificadas, solo sabemos su sexo. En total, se fijó la identidad de casi 3.000 personas de más de 300 municipios, y los alcaldes de esas localidades han sido invitados a venir a Zaragoza el próximo 27 de octubre a la inauguración del monumento.
–¿Se trata del primer recordatorio de los fallecidos republicanos?
–No, pues ya en el año 1979, el entonces alcalde de Zaragoza, Ramón Sainz de Varanda, trasladó los enterrados en las fosas comunes a otro emplazamiento y mandó levantar un monolito en su recuerdo. Fue un gesto de un gran valor, por la época en que se produjo y porque el padre de Sainz de Varanda habÃa sido asesinado por los republicanos.
–¿En qué fuentes buceó para recomponer la historia de la represión en Zaragoza?
–El grupo de historiadores y estudiantes que elaboramos la lista de vÃctimas fuimos mirando pueblo por pueblo, en unas 900 localidades. Consultamos los registros de defunciones, las entradas de los cementerios y fuentes judiciales y militares.
–¿Hallaron muchos documentos valiosos?
–Lo que más me impresionó fueron las memorias del fraile capuchino Gumersindo de Estella, que fue capellán de la cárcel de Torrero durante gran parte de la guerra civil y llevó cuenta de la masacre que se cometió en las tapias del cementerio. Su testimonio es estremecedor.
–¿Qué aportaban las memorias del fraile?
–DescribÃan el cruel ritual que conducÃa a los condenados a muerte desde la cárcel de Torrero a la tapia del cementerio, donde eran fusilados de espaldas y luego rematados con el tiro de gracia.
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