El monumento conmemorativo de Torrero fue inaugurado ayer. Instituciones y familiares agradecen la unidad en torno a la iniciativa

 

28/10/2010 MARTA FRANCO

Cientos de personas rindieron ayer homenaje a las víctimas del franquismo en la inauguración del monumento conmemorativo erigido en el cementerio de Torrero de la capital. 3.543 placas recuerdan ya a buena parte de las personas que fueron fusiladas en la propia tapia del camposanto y en otros lugares de la ciudad y de los alrededores. En el acto estuvieron presentes, entre otras personas, el alcalde de Zaragoza, el presidente del Gobierno de Aragón o el de la Diputación de Zaragoza, además del cantautor Joan Manuel Serrat, cuya madre escapó desde Belchite después de que su familia fuera fusilada.

Lágrimas y banderas –españolas y republicanas– acompañaron la inauguración, que empezó a la una de la tarde entre una multitud de asistentes. Todos los participantes quisieron destacar la realización de este monumento como un acto de justicia y de reconocimiento a las personas que murieron asesinadas en la Guerra Civil y la posguerra.

En representación de las víctimas acudió Manuel Pérez Lizano, sobrino del que fuera presidente de la diputación provincial y alcalde de Zaragoza en los años 30–también Manuel Pérez Lizano–, que murió fusilado junto a otros miembros de la corporación poco después de comenzar la contienda. «Hoy llenamos por fin un vacío que siempre nos ha acompañado», manifestó, además de agradecer al consistorio «la exquisitez de este acto de justicia».

UNIDAD La construcción de este memorial se ha llevado a cabo en poco más de un año, después de que el pleno aprobara por unanimidad una moción presentada por Chunta Aragonesista a instancias de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón. Representantes institucionales y familiares agradecieron la unidad en torno a esta iniciativa. «Todos los grupos, más allá de las legítimas discrepancias, quisieron honrar a nuestros muertos –reconoció Pérez Lizano–, asesinados por defender la libertad, el progreso y la solidaridad».

«Frente a la enfermedad del olvido, Zaragoza aporta al memorial la total unanimidad», subrayó el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias. Por su parte, el alcalde, Juan Alberto Belloch, insistió en que este homenaje es «una reparación que no pretende despertar los sentimientos que generaron aquellos hechos, sino que, por fin, permita descansar en paz a las personas que fueron fusiladas». También Javier Lambán, presidente de la Diputación de Zaragoza, quiso expresar su reconocimiento al ayuntamiento de la capital aragonesa en nombre de todos los alcaldes de la provincia. «Los verdugos aniquilaron físicamente a las víctimas, pero además quisieron borrar su nombre de la faz de la tierra –expresó–. Hoy se les rescata del olvido».

RECUENTO El monumento consta de 3.543 placas, situadas formando una espiral, en las que aparecen otras tantas víctimas de la represión, 3.096 durante la guerra civil y 447 durante la posguerra, hasta el 20 de agosto de 1946. 607 carecen de nombre. La información procede de los libros de defunciones del registro civil, del propio registro del cementerio, de los expedientes de inscripción del Juzgado y de los archivos militares. Las anotaciones del fraile Gumersindo de Estella, capellán de la prisión y testigo de las ejecuciones, fueron de extraordinaria ayuda en el recuento, elaborado a partir de la investigación del historiados Julián Casanova y su equipo y recogido ya en el libro El pasado oculto, publicado en 1999. «Hoy es un día luminoso –manifestó ayer–, porque la memoria, la libertad y la justicia se han impuesto al olvido, la ocultación y el silencio».

Serrat cerró el acto antes de que comenzara el recorrido institucional por el monumento y, por fin, el de los propios descendientes. El cantautor, que acudió «como ciudadano y como familiar», quiso poner de manifiesto la dimensión «de lo que hay aquí y de lo que queda por recuperar». 3.543 personas, desde el más joven, de 13 años, hasta el más anciano, de 84, asesinadas y abandonadas por el régimen franquista.

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