«Doy fe. Un año de actuación en la España nacionalista»
Una esperada reedición del libro de Antonio Ruiz Vilaplana
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Prólogo de Arturo Pérez-Reverte
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Se puede adquirir al precio de 12,50 euros a través de La LibrerÃa de El Sueño Igualitario
262 páginas
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El 27 de noviembre de 1935, Antonio Ruiz Vilaplana llega a Burgos para hacerse cargo de la secretarÃa judicial. El 30 de junio de 1937 deja atrás el Arlanzón y cruza los Pirineos para quedarse en Francia. Entre una y otra fecha el secretario judicial de Burgos se convierte en testigo de excepción de los prolegómenos y primeros dÃas de la sublevación en la ciudad que después se convertirÃa en Capital de la Cruzada. Sus sensaciones al tomar contacto con la sociedad, las reacciones ante la sublevación, sus apreciaciones de personajes como Mola o Franco, el indignante papel de la Iglesia, el asesinato de inocentes, los levantamientos de cadáveres a los que su cargo le obliga a asistir… Su testimonio queda escrito en el libro Doy fe, que Olivares Libros Antiguos ha reeditado, con prólogo de Arturo Pérez-Reverte, con el ánimo de contribuir a la recuperación de la memoria histórica.
«He creÃdo que con la cuarta edición de este libro que el lector tiene en sus manos colaboro en mantener nuestra historia tal como ha sido, a pesar de los intentos de unos pocos que desean cambiar y manipular el pasado a su antojo», expone el editor, Carlos Olivares, en la presentación del volumen, donde cuenta las vicisitudes de este testimonio, libro prohibido, leÃdo en clandestinidad y aún ansiado y buscado en las librerÃas de viejo.
El inicio del relato de Vilaplana coincide con su llegada a una ciudad «hermética, inasequible en su espesa tradición», pero en la que el secretario ve tÃmidas señales de apertura como la actividad en el Ateneo Popular o las conferencias de intelectuales de izquierdas.
Pero el vuelo no llega a iniciarse. La narración de Ruiz Vilaplana se torna en terrorÃfica en julio de 1936. «Por toda la zona nacionalista el movimiento militar adquirió un tinte de ferocidad indescriptible». La represión sin piedad, el asesinato de inocentes, anónimos y conocidos como el músico Antonio José, la zozobra que se vive en el penal… Los hechos ocupan la primera parte…
… Y las valoraciones centran la segunda. Escribe el autor sobre Franco y Queipo de Llano, sobre el papel jugado por la Justicia, por la Iglesia o por el pueblo, al que ve vÃctima de dos fuerzas: el terror, «desatado por la reacción dominante», y «la calumnia y el engaño en que las altas esferas lo mantienen».
Cuando Antonio Ruiz Vilaplana escribe el epÃlogo de Doy fe aún confÃa en una victoria de la República, aún espera cruzar de nuevo los Pirineos y recuperar su cargo en el juzgado, aún ansÃa poder explicar al gobierno legÃtimo que si trabajó para los sublevados fue por no abandonar sus obligaciones…
Acaricia este sueño, pero no las tiene todas consigo. Y concluye: «Y, si contra todos los dictados de la razón y de la justicia, la España republicana fuera vencida en la lucha, en mi destierro guardaré la ilusión de que, cuando mis hijos, hoy chiquillos, lean estas páginas digan: ‘Nuestro padre, cuando la suerte era incierta para la España leal; cuando a raÃz de la conquista de Bilbao, los nacionalistas se hallaban inflamados de fe en su triunfo, y corrÃan por toda aquella zona vientos de optimismo ciego, dejó allà su porvenir y su carrera para venir al campo republicano sangrante y doliente. Comenzó una nueva vida, se acabó en nuestra casa la comodidad y el lujo; conocimos las dificultades y las privaciones, pero… ¡qué bien hizo nuestro padre!».