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El franquismo era de piedra

Ideal, | 3 noviembre 2010

Profesores universitarios defienden que las grandes restauraciones de pueblos y monumentos fueron un elemento propagandístico del régimen dictatorial

 

 

ÁNGELES PEÑALVER

Profesores universitarios defienden en Granada que las grandes restauraciones de pueblos y monumentos fueron un elemento propagandístico más del régimen dictatorial

Las calles y paisajes por los que caminan a diario 47 millones de españoles fueron objeto de una gran labor de restauración y reconstrucción monumental en la posguerra y primer franquismo, entre los años 1938 y 1958. Setenta años después del arranque de aquella etapa que transfiguró y maquilló la fisionomía de edificios, ciudades y pueblos destruidos, profesores de toda España se reúnen en la Alhambra en el seminario ‘Paisaje después de la batalla’.

En el encuentro -fruto de un proyecto de investigación y desarrollo del Ministerio de Innovación y Ciencia y la Universidad de Granada- evidencian cómo las reparaciones de los daños del conflicto y la intensa labor de reedificación no se separan de su contexto social, político y cultural. «El régimen era férreo y usó las obras como propaganda, se hacían exposiciones de las maquetas y planos…», explicó ayer María Pilar García Cuetos, titular de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo.

Ella -ponente de la conferencia ‘Caudillaje y cruzada’- defiende que enclaves como el Alcázar de Toledo, el Santuario de Santa María de la Cabeza de Andújar y el Santuario de Covadonga fueron restaurados por arquitectos dispares pero siempre bajo la sombra del caudillo. «En otros países de Europa quien restauraba era la nación, pero en España había un concepto de que lo hacía Franco», apostilló la profesora, que señala la Alhambra como un edificio respetado por las intervenciones del conservador de la época, Prieto Moreno.

Mojácar, un abuso

«Entre los años 40 y 70 también se acometieron obras que alteraron sin respeto los monumentos originales, como ocurrió en la Alcazaba de Málaga», señaló José Castillo Ruiz, director del curso, que finaliza mañana. Hasta ahora, las repercusiones de las transformaciones del patrimonio, según los ponentes, habían sido asumidas de manera acrítica. «En pueblos enteros, como ocurrió en Mojácar (Almería), se abusó de lo tópico. En Asturias, mi tierra, se hicieron hórreos en los años 50 como estrategia turística y de folclore», añadió María Pilar García Cuetos.

Los dos directores del seminario, cuyas plazas se han agotado, coinciden en que el paradigma de «la recreación y medievalización» de un pueblo se encuentra en Zaragoza, en el pueblo Sos del Rey Católico, donde nació Fernando el Católico. «También en Zaragoza, Belchite fue escenario de una de las batallas simbólicas de la Guerra Civil. Como consecuencia de los enfrentamientos, la localidad fue destruida. «Pero en lugar de su reconstrucción, Francisco Franco optó por crear un municipio nuevo al lado y dejó intactas las ruinas del anterior como recuerdo de los excesos de las hordas marxistas», abundó José Castillo Ruiz.

En la reconstrucción del paisaje después de la batalla se emplearon criterios arquitectónicos que ya estaban superados para entonces en las tendencias internacionales -dicen los profesores- aunque hubo excepciones, como la iglesia de San Nicolás, que al igual que otros templos del Albaicín, fue incendiada durante la Guerra Civil.

http://www.ideal.es/granada/v/20101103/cultura/franquismo-piedra-20101103.html