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Exhuman los restos de ocho fusilados en Navarredonda

El Norte de Castilla, | 13 noviembre 2010

El Foro por la Memoria de Ávila cree que hay hasta ocho vecinos de la comarca de Piedrahíta enterrados

 

12.11.10 – 20:05 – ICAL | ÁVILA

Familiares de los fallecidos han asistido emocionados a la exhumación, que se realiza 74 años después y ha sido localizada gracias al testimonio de un pastor

 “Rencor no guardo, pero tampoco olvido”, dice Anastasia Chávez Albarrán, de 74 años de edad, a los pies de la fosa abierta en un pinar de Navarredonda de Gredos (Ávila), a unos 800 metros de las cocheras del Parador de Gredos, donde posiblemente se hallan enterrados desde octubre de 1936 los restos mortales de su padre, Fermín Chávez, quien fue fusilado en este paraje, conocido como ‘Las Rastrillejas’. Junto a él, han aparecido hasta el momento restos de otros cuatro cuerpos, si bien el Foro por la Memoria de Ávila cree que hay hasta ocho vecinos de San Miguel de Serrezuela y Martínez, de la comarca de Piedrahíta, enterrados en este lugar.

El presidente del Foro de la Memoria de Ávila, Bruno Coca, asegura que la localización de la fosa, que se inició hace dos años, ha sido una tarea aciaga, porque aunque había personas de la localidad que sabían el lugar, no han querido revelarlo.

Un anciano de 88 años de Navacepeda de Tormes, que presenció hace 74 años cómo abrían la fosa para enterrar los cuerpos mientras él se ocupaba de pastorear las vacas, ha dado la pista definitiva. El 10 de noviembre, el equipo del Foro de la Memoria consiguió localizar la fosa, que mide seis metros de largo por dos de ancho.

Hoy, tras hallar los restos mortales de al menos cuatro cadáveres en mal estado –entre ellos, un cráneo con un agujero de bala correspondiente al ‘tiro de gracia’-, varios casquillos de fusil y suelas de zapato, se ha dado parte al juez, que deberá ahora decidir qué se hace con los restos, custodiados por el Foro de la Memoria.

En la zona hay al menos otras dos fosas, explica Coca, que contienen junto con esta “entre 50 y 60 cuerpos”. Sin embargo, aún no piensan excavarlas. Para 2011, proyectan exhumar los restos de otras tres, ubicadas todas ellas en La Moraña, en concreto en Moraleja de Matacabras, Villanueva del Aceral y Madrigal de las Altas Torres.

A sus 74 años de edad, Anastasia se ha desplazado hasta el pinar ubicado tras las cocheras del Parador de Gredos, donde se ha descubierto la fosa, curiosamente en el centro del círculo que forman unos pinos, que crecen sin orden ni concierto junto a un camino. Al sol, para calentarse, observa el trabajo del equipo de arqueólogos y voluntarios del Foro de la Memoria de Ávila, que se esmeran con las herramientas para rescatar los huesos enterrados en la fosa. Entre ellos, los del padre que nunca conoció.

“Yo apenas tenía un mes cuando se lo llevaron”, recuerda. Por eso, rescatar los restos de su padre, tras años condenado al silencio y al olvido, es para ella “una gran alegría”. “Así tenemos sus restos, porque de lo otro, ya no hay remedio”, lamenta con lágrimas en los ojos, “hoy lo están sacando de donde no tenían que haberlo metido nunca, porque no eran criminales, los mataron sólo por sus ideales”.

De su niñez, afirma, no recuerda que en el pueblo la trataran diferente por ser hija de un fusilado. Su madre se casó en segundas nupcias, y no se habló mucho más de su padre, afiliado a la Casa del Pueblo. “Siempre hemos sabido qué dos personas denunciaron a mi padre y al resto, y esos dos murieron pronto”, explica.

Visiblemente emocionada, Anastasia cuenta que todo comenzó hace dos años, cuando el Foro por la Memoria contactó con los familiares de siete republicanos de San Miguel de Serrezuela que fueron fusilados en Navarredonda en el año 1936, y éstos decidieron interponer una denuncia y comenzar a buscar la fosa. “Aunque sea una uña de mi padre, yo la quiero”, subraya Anastasia. Algunas personas le han recriminado su interés por “remover el pasado”, pero considera que es lo mínimo que puede hacer por su progenitor.

Ahora, detalla, deberán someterse a las pruebas de ADN para certificar la identidad de los restos. Después, no sabe qué hará con ellos, si enterrarlos en el cementerio de San Miguel de Serrezuela de forma particular o si, finalmente, se hará una fosa común con los cuerpos hallados, a los que se les rendirán un homenaje próximamente.

Emoción y dolor

Llegada desde Valencia, Isabel de la Cruz García asiste a la excavación de la fosa en la que, al parecer, está enterrado su abuelo materno, Francisco Isidoro García de Miguel. “La apertura de la fosa es una emoción grande y, a la vez, un dolor, después de 74 años”, confiesa, y cuando sus padres ya han fallecido.

Ella revela que su familia “siempre quiso saber dónde estaba enterrado el abuelo, y preguntando por los pueblos, a lo largo de los años, se descubrió la zona”, aunque ha costado localizar la fosa en el monte. Todavía no pueden certificar que los restos sean de su familiar, pero para Isabel no importa, porque “son tan nuestros como el abuelo, porque a ellos los asesinaron por lo mismo”.

Fermín Chávez y Francisco Isidoro García, junto con Heliodoro García, Benjamín Lorenzo, Adolfo Vaquero, Juan Francisco García y Domingo Ortigosa, todos ellos de San Miguel de Serrezuela, y Salvador Álvarez, de Martínez, fueron sacados de sus casas por la Guardia Civil en septiembre de 1936, y trasladados a la prisión provincial de Ávila.

Posteriormente, fueron llevados a Navarredonda de Gredos y al Parador de Gredos, convertido entonces en “centro de represión”, donde fueron “fusilados por la fuerza pública”, al parecer, en unas praderas ubicadas a unos 800 metros de las cocheras del Parador de Gredos.

http://www.nortecastilla.es/20101112/local/avila/exhuman-restos-ocho-fusilados-201011122005.html