«El olvido es otra forma de injusticia»
Gloria Ruiz es la autora de ‘Sin un adiós’
Â
GUILLERMO BALBONA | SANTANDER.
La autora de ‘La raÃz del alba’ viaja a través de la memoria para novelar recuerdos de dolor, libertad y compromiso en ‘Sin un adiós’, nuevo libro de Quálea editorial
Gloria Ruiz Poeta y escritora
‘Sin un adiós’ es el último billete al pasado de Gloria Ruiz. En su regreso narrativo, la escritora y poeta ha dibujado un fresco del drama humano en el bando vencido de la guerra civil, que discurre en Cantabria durante un periodo de la dictadura. Quálea Editorial abre asà su nueva colección, ‘Latitud Norte’, otra ventana en su ambicioso catálogo. Concebido como un «un documento de memoria personal y un testimonio de un tiempo histórico de resistencia y lucha por las libertades», el nuevo libro de la autora de ‘Siempre siemprevivas’ construye con una prosa lúcida y poética, cargada de vivencias, un mosaico de nostalgia y recuerdos para mostrar el color y el tacto de la memoria histórica.
-El libro que cierra, esperemos que asà sea, el tema de la Guerra Civil Española. Junto con ‘Traslúcida de luna’ y ‘Siempre, siemprevivas’, ‘Sin un adiós’ concluye con la introspección que he hecho durante varios años rescatando de mis adentros multitud de recuerdos.
-Pese al tÃtulo o precisamente por su negación poética, ¿hay que entender que es una despedida literaria?
-Creo que no, mientras viva escribiré, aunque no publique. La ausencia del adiós se refiere a las tantas personas que no tuvieron ni la oportunidad de despedirse de sus seres queridos, que fueron muchos en aquella posguerra eterna.
-¿Hasta qué punto la novela es una máscara o una senda encubierta de su biografÃa?
-Efectivamente, hablo de cuestiones que pude ver u oÃr. Sucede que sà es importante, o lo es para mÃ, contar lo que pasaba, mi biografÃa no tiene el menor interés, solo era una niña a la que nadie prestaba atención y, quizás por eso, pude ser testigo de muchos sucesos.
-Una asignatura necesaria y, desgraciadamente, poco conocida. No concibo que se sigan poniendo trabas a un derecho tan entendible como el de conocer dónde reposan los restos de un familiar, un amigo…etc,etc. Yo no tengo ningún allegado en ninguna cuneta pero todos, todos son mis muertos. Si seguimos sin aceptarlo públicamente, sin enseñar la historia en su vertiente más dolorosa haciendo que la juventud española ignore ese capÃtulo, ¿qué podremos exigir? Y, como decÃa Consuelo Berges, «a estas bajuras de la vida», ¿se pueden demorar por más tiempo las explicaciones pertinentes?
-¿Qué peso literario protagonista tiene Cantabria en su obra más allá de lo puramente emocional?
-Cantabria es el ámbito en el que he nacido y me he desarrollado, además en un ambiente rural por lo que todo cuanto escribo está repleto de sus colores y aromas, inmersa tantas veces en sus torcos y con el aventamiento que dejan los sures de esta tierra, copiándome digo que «quien no está un poco loco, no está bien de la cabeza».
-¿Hay siempre un inevitable ajuste de cuentas?
-Mi padre me dijo que procurase la justicia pero jamás la venganza. Creo que, como mucho, puede existir y es justo que exista, un lejano desquite que no va más allá de ver en orden lo que estuvo desordenado y de recuperar un poco de justicia, la que tan esquiva les fue.
-¿Considera que es su escrito más comprometido?
-No, no lo es más que otros de mis libros. Siempre he hablado y hablo desde el corazón, procuro la equidad, me alejo de las maldiciones… Ni en tiempos muy preteridos silencié lo que habÃa que decir, o lo que yo creÃa que habÃa que decir.
-¿Por qué ha abandonado la escritura poética al menos de puertas afuera?
-No he abandonado nada y cuando lo parezca será que la poética o la narrativa me ha abandonado a mÃ. Sigo con el verso… Me puede el hecho de escribir, es mi manera de ser y estar, es lo que soy, profundamente.
-Los recuerdos, la nostalgia y la memoria, ¿son las claves de su trayectoria; lo que vertebra su escritura al margen de los géneros?
-Cuando me leo veo que es asÃ. La memoria, sobre todo, porque es ella la que nos identifica a lo largo de la vida; si me pienso soy la niña, la mujer y la abuela, no existe ruptura ninguna en el tránsito de una a otra, soy siempre la misma y siempre en la misma búsqueda.
-Una editorial importante y necesaria con carácter nacional e internacional; me admira su «atrevimiento» en época como esta asà como la elección de sus autores ( no hablo de mÃ). Creo que son «paladares exquisitos», Eduardo Hidalgo y Jesús Salceda, los editores, asà como Rafael Fombellida y Carlos Alcorta que asisten en su sección de poesÃa.
-¿Añora los tiempos de Puntal 2?
-Los recuerdo con gratitud y cariño, fue un lugar donde aprendà mucho y donde se generaron cantidad de buenas amistades, un tiempo pleno de inquietudes en las que participábamos muchÃsimas personas.
-¿La literatura sirve para curar las heridas del pasado?
-Para reflexionar sobre ellas, sÃ. Y para ver que no somos únicos en nada y que otras gentes han sufrido o sufren de manera similar.
-No, hay que decir no al olvido; hay que aprender a vivir con los recuerdos y en la paz. Aferrarse siempre a la justicia, el olvido es otra forma de injusticia.