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Galicia en la Segunda Guerra Mundial

Hilda Carvalho. Novas da Galizza/ Diagonal, 07-12-2010 | 11 diciembre 2010

La supuesta neutralidad de Franco en la Segunda Guerra Mundial fue en realidad una falacia constatable a través de los hechos

HILDA CARVALHO (NOVAS DA GALIZA)* / COMPOSTELA

MARTES 7 DE DICIEMBRE DE 2010.  NÚMERO 138  NÚMERO 139

La supuesta neutralidad de Franco en la Segunda Guerra Mundial fue en realidad una falacia constatable a través de los hechos. Aparte del envío de la División Azul que la Falange había promovido y del favorecimiento en la creación de empresas para el comercio de wolframio, el régimen permitió la instalación de bases para submarinos nazis en Ferrol y Vigo (ciudad donde fueron atacados tres sumergibles alemanes por las potencias aliadas), donde repostaban, eran reparados en astilleros y donde sus soldados heridos recibían atención médica.

En 1941 elementos nazis construían en Castro de Rei el aeródromo de As Rozas –todavía en funcionamiento– para permitir el mantenimiento de las tres antenas de telecomunicación de más de cien metros de altura que se levantaban paralelamente a pocos kilómetros de allí, en la aldea de Arneiro, dentro del término municipal de Cospeito. Estas antenas servían para localizar y orientar tanto a barcos como a submarinos y aviones. Y la zona de Fisterra les servía también a los alemanes para disponer de un observatorio estratégico desde el que seguir los pasos de la marina aliada en aguas atlánticas.

La relevancia de Galicia en esta guerra, en virtud de su posición logística a favor de las potencias del Eje, motivó que las principales ciudades gallegas fuesen lugar de asilo para importantes hombres de negocios y espías alemanes. Y, consecuentemente, propició la aparición de otros espías vinculados a las potencias aliadas, que incluso llegaron a preparar una invasión del país atlántico por la costa en una zona entre Ferrol y la Costa da Morte, lo que originó la realización de maniobras militares y la instalación de cuarteles en la zona por parte del Franquismo, tal y como señala el periodista Rafael Lema en un artículo publicado en A Nosa Galicia.

Los favores que Franco tenía que pagar incluyeron la incorporación de centenas de prisioneros de guerra en los trabajos de extracción de wolframio. En las minas de Casaio, en Carballeda de Valdeorras, fueron explotados 463 reclusos republicanos. También se tiene constancia de la utilización de presos en las minas de Beariz y de Silleda, así como de la presencia de elementos de la guerrilla antifranquista en las minas con el objetivo de sabotear las entregas de wolframio a los nazis.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, los proprios puertos gallegos sirvieron para que el régimen de Franco facilitase la huida de importantes dirigentes nazis para Argentina y otros países, a quienes antes habían proporcionado identidades falsas para que pasasen desapercibidos y eludiesen de esta manera el procesamiento en los tribunales internacionales.

* Este trabajo fue publicado en galego en el número 93 de Novas da Galiza. Rocío Fraga ha traducido este texto para el periódico DIAGONAL.

http://www.diagonalperiodico.net/Galicia-en-la-Segunda-Guerra.html