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Sevilla: Nervión, Cerro y Macarena siguen sin eliminar sus calles franquistas

El Correo de Andalucía, 06/12/2010 | 8 diciembre 2010

Los tres distritos se resisten a tramitar las modificaciones aprobadas en el Pleno

 

Una vez aprobada la ley de memoria histórica el 26 de diciembre de 2007, el Ayuntamiento inició un complejo proceso para aplicar de forma exhaustiva esta normativa en la ciudad. En pocos meses, PSOE e IU tenían encima de la mesa un estudio con hasta 75 calles que podían cambiar de nombre por su vinculación al régimen franquista, con decenas de placas y símbolos que debían desaparecer y con una serie de distinciones concedidas por el Gobierno local que se debían retirar. A Queipo de Llano y a Franco se le retiraron sus galardones, se instaló una placa en la muralla de la Macarena y se acordó en una sesión plenaria celebrada el 18 de julio de 2008 cambiar el nombre a 49 vías de la ciudad, repartidas entre diez de los once distritos. Dos años y medio después, la tramitación de este acuerdo se ha quedado a medias. Apenas la mitad de las calles ha cambiado realmente su nombre, según los datos facilitados por el grupo municipal de Izquierda Unida.

De las 49 calles, sólo hay una veintena de vías en las que formalmente se ha cambiado la rotulación. El resto se han quedado en las distintas fases del proceso: en el debate de las nuevas designaciones de los nombres en los distritos; en la tramitación de las propuestas por parte de la Delegación de Innovación; en la aprobación en Pleno de los acuerdos, o en la materialización de las decisiones plenarias. El reparto es desigual. Mientras distritos como Sur o Bellavista (IU) o Los Remedios y Triana (PSOE) han avanzado en la ejecución de las modificaciones de sus vías, aunque sólo Sur lo ha completado; otros como Macarena, Nervión y San Pablo -del PSOE- no han formalizado ni una sola de las modificaciones pactadas.

El proceso se inició con cierta agilidad. PSOE e IU conformaron una comisión para la memoria histórica encargada de todas las decisiones relacionadas con la aplicación de la ley. En ese órgano se realizó una criba entre las calles que asociaciones para la memoria histórica y los propios grupos municipales pusieron encima de la mesa. Hasta llegar a un acuerdo de las vías que realmente se debían cambiar. Calles como Marqués de Contadero y Pío XII se quedaron fuera y otras como José María Pemán sólo se matizaron como escritor José María Pemán. Como resultado de esto, el 11 de febrero de 2009 se llevaron a Pleno una veintena de cambios. A partir de ahí el ritmo se ha ralentizado. De estas vías, algunas ni siquiera se han cambiado aún y el resto han ido aprobándose con cuentagotas.

El Capitán Tassara Buiza, que tiene una calle en la Macarena por «las acciones militares de guerra en el frente de Peñarroya -según consta en el expediente-» sigue conservando su vía; al igual que el General Luis Alarcón de La Lastra, en el Cerro. Lo mismo ocurre con el Capitán Pérez de Sevilla -del distrito Casco Antiguo, dirigido por IU-, quien participó en la «campaña de África y en la preparación del movimiento».

En otros casos, especialmente en los distritos Sur, Bellavista y Los Remedios, los acuerdos se han llevado a la práctica. La vía Soldado Julián Carrión es ya Híspalis, la calle Víctor Bejarano Delgado ya se denomina Marcos Ana y la vía General García de la Herranz homenajea ahora a José Saramago. Otros acuerdos ya formalizados están sólo pendientes de algunos trámites, como es el caso de la transformación de la calle Presidente Carrero Blanco en Adolfo Suárez.

IU admite la lentitud en estas tramitaciones, especialmente en algunos de los distritos de la ciudad. Y de hecho, a las puertas de la finalización del mandato, el responsable de memoria histórica, Pedro Miño, anuncia la presentación de iniciativas en todas las juntas de distrito para reclamar el cumplimiento de los acuerdos plenarios de la Ley.

Pero el acuerdo no sólo afectaba a las designaciones de las vías. También a placas, lápidas y lienzos existentes en la vía pública. En un primer informe, se detectaron decenas de ellas. Y, de nuevo, la aplicación ha sido desigual, principalmente por el reparto de competencias de muchos de los edificios. La Universidad de Sevilla inició el pasado mes la retirada de los últimos símbolos que quedaban en sus inmuebles, mientras que los cuatro colegios con nombres que se consideraron vinculados al franquismo -Lora Tamayo, Calvo Sotelo, Rector Mota Salado y Joaquín Benjumea Burín- conservan estas designaciones ante la necesidad de un acuerdo de las asociaciones de madres y padres de alumnos. Tampoco se ha avanzado en la retirada de las placas con el yugo y la fecha de la ley nacional de la vivienda de 1954 que se reparten por inmuebles de los barrios.

http://www.elcorreoweb.es/sevilla/110528/nervion/cerro/macarena/cambiado/calles/franquistas