Calatayud: Parientes de víctimas de la Bartolina piden un terreno para un memorial
La exhumación de estos fusilados en la Guerra Civil empezará en un par de meses
13/02/2011 MARTA FRANCO
Las asociaciones relacionadas con la recuperación de la memoria histórica en el barranco de la Bartolina y Calatayud han solicitado al ayuntamiento bilbilitano que les ceda un terreno donde levantar un memorial en memoria de las víctimas. Las agrupaciones de familiares asesinados y desaparecidos durante la Guerra Civil española en la zona y la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (Arico) empezaron hace unas semanas los trabajos para localizar y exhumar los restos de los cientos de personas que fueron enterrados en el territorio. La operación será larga y compleja, pero los colectivos quieren asegurarse de contar con un lugar donde poder enterrar los cuerpos que aparezcan y recordar sus nombres y lo que sucedió.
La solicitud, que se formalizó esta semana, no ha pasado todavía por ninguna comisión. Sin embargo, fuentes municipales indicaron que desde el ayuntamiento «tendrán toda la colaboración que necesiten». Los colectivos consideran que el terreno, «moralmente», debería ubicarse en la zona denominada Las Fosillas, donde se enterraba a las personas fusiladas al otro lado de la tapia del cementerio. Por otra parte, las agrupaciones quieren también recuperar los cadáveres que –según algunos testimonios– fueron exhumados y trasladados al Valle de los Caídos en 1959.
BÚSQUEDA DIFÍCIL La búsqueda será complicada. Aunque los testimonios y las investigaciones apuntan a que en la zona podrían haberse enterrado alrededor de 400 cuerpos –una cifra que algunos estudios suben incluso hasta cerca de 2.000–, los trabajos desarrollados en el barranco de la Bartolina en la década de los 90 dificultarán la actuación. Según explicó Miguel Angel Capapé, presidente de Arico, una buena parte de los cadáveres fueron desplazados en 1999, cuando una empresa madrileña extrajo 200.000 metros cúbicos de tierra de la zona para sellar el vertedero. «Sabemos que salieron muchos restos entonces, y lo removido será prácticamente imposible de recuperar», reconoció Canapé, que explicó que en un futuro quizá se podría plantear trabajar en el sellado del vertedero, una operación que sería laboriosa e incluso peligrosa.
Así, y a pesar de las dificultades, por el momento la actuación se centrará en el barranco de la Bartolina. Tanto Arico y los descendientes de las víctimas como la asociación Carrabilla y la agrupación 14 de abril, los consistorios de Ateca y Calatayud y el historiador Nacho Moreno trabajan ahora para localizar a otras personas que crean que uno de sus familiares puede encontrarse también en la zona. Estos colectivos han llevado a cabo una campaña en los medios de comunicación para informar a todos los posibles afectados.
Hasta ahora, una treintena de personas se han puesto en contacto con ellos. Es una cifra reducida si se compara con el número de fallecidos. «Esperaba más», reconoció Capapé. «Supongo que hay gente que se lo está pensando –valoró–. Los hijos de los muertos lo tienen más claro, pero cuando se trata ya de los nietos y otros familiares, hay más dudas por si al resto de familiares no les parece bien».
Tras inspeccionar la zona mediante fotografía aérea infrarroja y térmica, Cóndor Georadar ha enviado ya los informes que detallan los lugares donde es más probable que haya cuerpos enterrados. El siguiente paso consistirá en examinar estos puntos mediante georradar y catas para, a continuación, proceder a exhumar los cadáveres, si los hubiera. Capapé adelantó que los trabajos se reanudarán en un par de meses, cuando las condiciones meteorológicas sean mejores. Después de décadas desde su muerte y años de trabajos previos, las víctimas de la Bartolina están por fin más cerca de tener un enterramiento digno.
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