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La batalla que Franco empató

Levante-Emv, 30-01-2011 | 2 febrero 2011

Valencia también tuvo su campaña militar que ahora radiografía el historiador Edelmir Galdón en un libro

La memoria colectiva ha mitificado batallas de la Guerra Civil como la del Ebro, Teruel o el Jarama. Pero Valencia también tuvo su campaña militar, que a Franco se le atragantó, y que ahora radiografía el historiador Edelmir Galdón en un libro.

Paco Cerdà

Corría la primavera de 1938, la Guerra Civil llevaba dos años en marcha, la Ofensiva de Aragón acababa de partir el territorio bajo control republicano y, ahora, Franco quería tomar Valencia. No era un capricho al azar. «La ciudad y su puerto eran el punto de llegada de armas y víveres necesarios para los frentes. Sus comarcas, por otra parte, constituían el gran espacio productor de la retaguardia republicana: colectividades agrícolas, industrias de armamento, entrada de divisas por la exportación de cítricos, etc.», subraya el historiador Albert Girona. Y así, las tropas franquistas lanzaban entre finales de marzo y principios de abril de 1938 la Ofensiva de Levante, una campaña militar sobre la Comunitat Valenciana a través del montañoso Maestrazgo que, después de un largo olvido, ahora ha sido reconstruida por el historiador Edelmir Galdón en el libro La batalla por Valencia, una victoria defensiva (PUV).

Tras el ataque inicial, la victoria falangista se antojaba rápida. Empezando por Sorita, en los primeros diez días de abril los carros franquistas toman Morella y toda la comarca dels Ports. Prosiguen victoriosos hacia Sant Mateu y el día 15, justo un día después del séptimo aniversario de la República, ocupan Vinaròs. «Esa toma quiso ser presentada ante la opinión nacional e internacional como el principio del fin de la República», puntualiza Galdón. Desde allí, pronto a Benicarló y «a Valencia [en] una semana», expresaban eufóricos los mapas del ejército rebelde. Nada más lejos de la realidad, pues pronto iba a comenzar la operación de resistencia republicana desde la Serra d´Espadà hasta el mar que impidió el paseo militar previsto. Y eso tenía un nombre: la Línea XYZ.

Esta franja trazada y construida desde el mes de abril desplegó un complejo y efectivo sistema de fortificaciones, en su mayoría trincheras y refugios excavados, construido al norte de la ciudad de Valencia para proteger la antigua capital de la República. Abarcaba desde la Sierra de Javalambre hasta la localidad de Almenara, con un centro de operaciones en la población de Viver.

Pero el protagonismo de la Línea XYZ todavía debía esperar un poco. Después de un mayo de lentos avances y resistencias que caen más difícilmente de lo esperado, el 11 de junio los falangistas toman Albocàsser y así desencadenan un efecto dominó que les abrirá el paso a Orpesa, la Pobla Tornesa, Vilafamés y Llucena el día 12. Tras las escaramuzas iniciales en una de las primeras batallas valencianas desarrolladas en núcleos poblacionales, las tropas sublevadas se consolidan el día 15 como amos de Castelló. Y antes de que termine el mes de junio, se convierten en dueños de Vila-real, Borriana, Betxí, Onda y, para la primera semana de julio, Nules. La nueva previsión franquista, según revelan los documentos de la época, era tomar Valencia el 25 de julio.

«Al confirmarse la noticia de la caída de Castelló, aunque esperada —explica Edelmir Galdón—, la sociedad valenciana quedó muy conmocionada. Fue como un aldabonazo que la obligó a despertar de cierto letargo en que estaba sumida. De repente se hizo evidente que la guerra se encontraba a las puertas de Valencia».

Cae Castelló y amenaza a Valencia

La batalla final contra la línea defensiva XYZ se inició el 13 de julio. La artillería de la aviación falangista, insistente y mortal, no tumba la intrincada defensa republicana. El ejército republicano resiste. Y en este caso, como dijo Negrín, «resistir es vencer», y el símbolo de esta «victoria defensiva» es la defensa de Viver. Porque antes de que pueda replantearse la estrategia de las tropas franquistas, incapaces de derrocar la Línea XYZ, el Ejército republicano cruza el Ebro durante la noche del 24 al 25 de julio y da comienzo la batalla más sangrienta de la guerra. Los intereses y las tropas de Franco giran su mirada al norte. Con lo cual, la batalla en la Línea XYZ, estabilizada el 25 de julio de 1938, se mantendrá inalterada hasta la capitulación final de la República, el 29 de marzo de 1939.

Al final, la Ofensiva de Levante, librada durante más de cien días en un frente de unos 150 kilómetros y en la que participaron 220.000 hombres del Ejército republicano y 260.000 del bando azul, no la ganó Franco. Fue un batalla, con miles de muertos y decenas de miles de heridos, que se demostró inútil. Pero fue, para nostálgicos y chovinistas, una batalla que Franco no ganó.

«Ejemplo para todos los españoles»

En una entrevista concedida por el general Miaja poco después de que visitara el frente tras el parón de la ofensiva, y publicada en «Pueblo» el 14 de agosto de 1938, afirma: «Levante no ha terminado su labor con haber parado al enemigo en su avance hacia el objetivo que codiciaba y que cada día desea más ardientemente: Valencia; Levante ha de reanudar su esfuerzo máximo para no empañar una obra formidable que está llevando a cabo desde hace pocos meses. Se dijo que el enemigo no pasaría hacia la zona que anhelaba, y no pasó porque hubo hombres que supieron hacer frente con valor singular a los formidables ataques enemigos, efectuados en su mayor parte por fuerzas extranjeras que creían posible lograr un triunfo resonante ante el mundo, pero su esfuerzo gigantesco, el sacrificio de sus hombres que logró destrozar los planes del enemigo, habrá de ser ejemplo para la actuación de todos los españoles que amen a su patria (…). Hoy digo a Valencia, como dije a Madrid, que sus calles jamás verán a sus enemigos, si no es vencidos».

http://www.levante-emv.com/fin-semana/2011/01/24/a-fondo/reportajes/batalla-franco-empato/12904.html