Niños robados
Desde 1939 y hasta el umbral de los años ochenta del siglo pasado existió en España un despreciable y repugnante mercado
12.02.11 – 02:49 – IMANOL VILLA |
YtodavÃa hay algunos por ahà -y me da que son bastantes-, que dicen que la Historia no vale para nada. Es una lástima que en un paÃs como el que habitamos, en el que la herencia histórica nos condiciona hasta en la hora del aperitivo, haya tanto retrasado voluntario que se afane en negar la evidencia. Pero lo que más sorprende es que pese a esa estupidez practicante para con lo que se ha venido en llamar ‘memoria histórica’ seamos tan solidarios y empáticos con los males y traumas pretéritos de los demás. Nos inquietan sobre todo hechos truculentos del pasado de muchos de nuestros vecinos, tanto los de aquà cerca como los de allá lejos: las injusticias salvajes de los nazis aderezadas con el horror de los campos de exterminio, el terror desmedido de la época estalinista, la represión y las torturas en lóbregas cárceles de la Alemania del este y, como no podÃa ser de otro modo, hasta los escalofriantes testimonios provenientes de aquellas dictaduras sudamericanas. Gustamos de escandalizarnos de todo lo feo y horroroso sufrido por los demás. «A eso no hay derecho», sentenciamos al mismo tiempo que reclamamos justicia en nombre de la libertad, de la democracia, de la madre superiora y organizamos una manifestación por las calles de Madrid. Incluso nos atrevemos con Mubarak, al que la mayorÃa acaba de conocer hace apenas unos veinte dÃas. Asà nos quedamos tan tranquilos. Y es que a lerdos no nos gana nadie.
Desde 1939 y hasta el umbral de los años ochenta del siglo pasado existió en España un despreciable y repugnante mercado. Niños robados, entregados en adopción a dignos padres con dignos pensamientos o, más bien, dignos bolsillos llenos de billetes. No fue algo anecdótico. El robo de niños se imbricó, como algo más, entre los factores que conformaron todos y cada uno de los momentos históricos por los que discurrió la etapa aludida. De ese modo se robaron niños como ejercicio patriótico, como un favor al régimen y hasta a Dios mismo pues habÃa que librar a los hijos de los vencidos de crecer tocados por el pecado. Republicanos, anarquistas, marxistas, nacionalistas… Todos ellos fueron considerados enfermos mentales y enemigos de España, incapaces de ser padres y madres. Pasado el tiempo y con el ‘desarrollo’ que puso en color la dictadura, el robo patriótico de niños se mercantilizó y a la caridad hipócrita se le puso precio. Madres solteras y mujeres castigadas en sus vidas fueron las vÃctimas perfectas. También las hubo que simplemente pasaban por ahÃ. Vamos, todo un escándalo al que se le dedica menos tiempo que al dopaje de un ciclista.
¿Cuánto hace falta para condenar unánimemente y sin reparos a la dictadura franquista? ¿Dónde están los responsables? ¿Qué es necesario para dejar fuera de la ley a toda la herencia practicante de esa época? ¿En qué coño de paÃs vivimos?
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110212/opinion/ninos-robados-20110212.html