El reparto de «Mundo Obrero» en la clandestinidad tras la salida de prisión
Manuel Alonso ha conocido al menos media docena de cárceles españolas
Su periplo comenzó el mismo dÃa que fue capturado, en enero de 1945, en la pequeña prisión de Pola de Laviana, donde hoy se levanta la Casa de Cultura de la localidad. Desde allÃ, a Oviedo, un juicio rápido y al penal de Burgos, donde permaneció 13 años. En Castilla estaba previsto que lo ejecutasen, pero la sentencia nunca llegó a cumplirse. «Creo que fue porque le caà bien a uno de los capitanes. Llegué incluso a tener algo de confianza con él. Me decÃa que habÃa sido un buen luchador, que ya le gustarÃa que los suyos fuesen también asû, afirma el guerrillero.
A la prisión de Burgos la siguieron las de Santoña, una de las cárceles madrileñas, Guadalajara, Gijón… A los 93 años, a ManolÃn le cuesta recordar todos los sitios en los que estuvo encerrado. Pasados casi 20 años desde el dÃa de su captura, Alonso pudo volver a salir a la calle. Por aquel entonces, a finales de 1964, la España que habÃa conocido el maquis habÃa cambiado por completo. «Era una cara distinta, pero el mismo fondo. SeguÃa sin haber libertad», asevera. Ganarse la vida iba a resultarle muy difÃcil dados sus antecedentes, pero el partido no lo dejó tirado. Pudo empezar a arreglárselas gracias a la venta ambulante, al cobro puerta por puerta de pólizas de seguros. Pero la actividad que verdaderamente lo llenaba no era la venta, que le daba de comer. Era la lucha, el enfrentamiento contra el franquismo lo que de verdad deseaba. «Al salir seguà luchando de forma clandestina», recuerda Manuel Alonso. A través de un contacto comenzó a distribuir por todas las Cuencas ejemplares de «Mundo Obrero», la publicación del Partido Comunista. Allá por donde iba «seguÃa luchando, pero de una forma distinta».
Con la muerte de Franco y la llegada de la transición, sus actividades se simplificaron. «Ya podÃa repartir sin tanto miedo. Lo llevaba a Caso, Sobrescobio, Infiesto, Lieres y a Mieres», apunta ManolÃn, mientras sonrÃe. En esta época el PC hizo «grandes renuncias a favor de la polÃtica de reconciliación». Asà recuerda el guerrillero la transición: una época en la que hubo que dar la espalda a algunos ideales a favor de la paz. «HabÃa que pensar en las nuevas generaciones, que tenÃan que llevar una vida más justa que la nuestra. HabÃa que terminar con la guerra». También hubo alegrÃas, como la legalización del partido, con la que se sintió libre para continuar trabajando por sus ideales.
En las primeras elecciones municipales, que se celebraron en 1979, ManolÃn el de LlorÃo fue número dos en la candidatura de los comunistas a la AlcaldÃa. Recuerda cómo, «más que presentarme, me presentaron. Consiguieron 5 concejales, por 8 del PSOE, con el que gobernaron cuatro años.
Hace ya muchos años que Alonso se retiró de la primera lÃnea polÃtica, pero en su discurso sigue habiendo mucha ideologÃa. A través de los medios comprueba cómo está el mundo, cómo está la crisis. Y lo tiene muy claro. «Estamos en un proceso de descomposición del sistema. El capitalismo no puede caminar más hacia delante, es el culpable de la crisis por su avaricia, es insaciable. El capitalismo debe cambiar forzosamente y avanzar hacia su disolución». A los jóvenes «que tienen que dar el relevo», ManolÃn les da un consejo: «Hay que seguir luchando. En el mundo sigue habiendo injusticias que tienen que acabarse».