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Grandes asesinos fascistas

Fusilados de Torrellas | 10 marzo 2011

Antonio Castejón, el carnicero de Zafra, de Puente Genil, de Almendralejo, de Mérida, de…

1. Al comandante Antonio Castejón, al mando de la 5ª Bandera de la Legión y del 2º Tabor de Regulares de Ceuta, se le recuerda como el carnicero de Zafra, de Puente Genil y de innumerables lugares que aún se estremecen con su recuerdo. Aparece ascendido a coronel en la imagen, que procede de la web Bazarnacional

Noche del 7 de agosto de 1936. Las tropas rebeldes se encontraban a pocos kilómetros de Zafra (Badajoz). Habían tomado el pueblo más cercano, Los Santos de Maimona, en la carretera general entre Sevilla y Badajoz, tras haber machacado con el bombardeo de la aviación a los milicianos de Puigdéndolas. Con cerca de 300 bajas, su entusiasmo y su arrojo no habían sido suficientes para frenar a unas tropas experimentadas en el combate.

Zafra estaba aterrorizada ya que la gente sabía ya de la “limpieza” que estaban realizando Asensio y Castejón en las poblaciones tomadas por sus columnas mixtas de legionarios, regulares y “moros”.

El alcalde socialista, José González Barrero, que había arriesgado su vida al oponerse a que los presos de derechas del pueblo fueran asesinados, estaba preparando la evacuación de la población. Aún estaba lejos de saber que, años más tarde, sería asesinado por aquellos que habían conservado la vida gracias a él.

3. José Gonzaléz Barrero, último alcalde republicano de Zafra, fotografiado en el despacho del director de la cárcel de Alicante momentos antes de salir liberado de ella. Tuvo siete hijos, tres de los cuales eran niñas. Dos de ellas, a las que llamó España y República, murieron a poco de nacer. La tercera, Libertad, sobrevivió. Libertad, que actualmente vive en Zafra y aparece en el documental de YouTube al que se hace referencia más abajo, suele repetir orgullosa las palabras de su padre. «Perdí a España, perdí a la República, pero me queda…la Libertad».

Imagen de la web de la población de Valencia del Ventoso, de donde era originario José González.

Con la primera luz del día, dos coches blindados avanzaron hacia Zafra; uno llevaba pintado en el capó un corazón de Jesús y el otro la cara de Azaña con dos cuernos, y eran seguidos por soldados rebeldes y legionarios capitaneados por el comandante Antonio Castejón.

Este militar africanista, ya se había ganado una justa fama de sanguinario en la represión de los barrios obreros de Triana y de la Macarena en Sevilla, así como también en la “liberación” de bastantes poblaciones de los alrededores de la capital andaluza, como Alcalá de Guadaira y Arahal entre otras, llegando hasta Puente Genil en la provincia de Córdoba.

Especialmente dura fue la represión que encabezó en esta población cordobesa. Tras ser tomada gracias al bombardeo de la aviación y a la desproporcionada superioridad numérica y de preparación de las tropas al mando de Castejón, éstas procedieron a fusilar a todos los hombres que encontraban en las calles, en sus casas, en cualquier lugar… La matanza fue horrorosa. Varios cientos de personas fueron fusiladas ese mismo día. Algunas fuentes estiman que fueron más de mil.

Así cumplía Castejón las órdenes de Queipo de Llano que ya había preparado el camino de la masacre con su discurso del 23 de julio en Radio Sevilla:

(…) «Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad» (…)

No es extraño pues que, con estos antecedentes, la columna de Castejón avanzase hacia Zafra pensando que iba a ser un nuevo paseo militar, como así fue en realidad. Entraron en la población sin ninguna oposición y, tras liberar a los presos de derechas, formó con ellos una nueva Comisión Gestora en el ayuntamiento, tal como habían hecho en otras poblaciones ya tomadas.

A Castejón “le gustaba” ejercer la represión de una forma matemática. Cuando tomaba una población quería que las gentes de “orden”, los habitantes simpatizantes con la sublevación militar, le presentaran una lista de quienes se hubieran destacado por sus ideas de izquierdas o republicanas. El número tenía que ser, invariablemente, el 1% de la población total.

En el caso de Zafra, este número ascendía a la cantidad de 70 personas (en 1936 la población era de unos 7000 habitantes). Tras su elaboración, la lista se expuso en una habitación y los habitantes de derechas pudieron entrar y tachar el nombre que creían oportuno. Pudieron efectuar hasta tres tachaduras, pero, para eliminar unos, había que reemplazarlos por otros nuevos, con el fin de mantener siempre el mismo número.

El párroco Daniel Gómez Ordóñez, tras un largo tira y afloja, consiguió sacar varios nombres. Finalmente quedaron 48. Poco a poco, los ocupantes realizaron las primeras detenciones; en muchas plazas había grupos de presos, todos con las manos en alto.

A las 12 del mediodía, la columna de Castejón se preparó para dejar Zafra. Los militares abandonaron la localidad por la misma carretera por donde habían entrado siete horas antes. Los seguía una larga hilera de 48 reos.

Una vez en las afueras, comenzaron los fusilamientos: los mataron en grupos de siete, de modo que el resto de los detenidos veía lo que les esperaba. A cada trecho fusilaban un grupo y la carretera que une Zafra con Los Santos de Maimona quedó sembrada de cadáveres.

Mientras, en Zafra continuaba la represión, ahora a cargo de la nueva Junta Gestora nombrada a dedo por los militares. En los primeros meses de ocupación, eliminaron a más de 200 personas en un pueblo de 7.000 habitantes, caracterizado por no haber tenido ni una sola víctima de derechas durante la Segunda República. Hay evidencias de que, en su mayor parte, la represión fue encomendada a la Falange.

Todos estos asesinatos contaban, como no podía ser de otro modo, con la bendición apostólica de una iglesia que desde el principio se declaró a favor de los golpistas prestándoles con entusiasmo todo su apoyo moral, ideológico, material y humano. Éste ultimo se personifica, en el caso de Zafra, en la figura del “padre” Juan Galán Bermejo que, al contrario que su compañero Daniel Gómez, que hizo lo que estuvo en su mano para reducir la lista de los fusilados, se encargaba de señalar a los que iban a ser ajusticiados, llegando incluso a realizar el “trabajo” personalmente

Juan Galán Bermejo, que había sido el cura de Zafra y ahora capellán de la 11ª bandera del 2º Regimiento, estaba entre los asaltantes de la columna Castejón. Descubrió a un miliciano escondido en un confesionario de la catedral y lo mató con su pistola. No era ésta la primera de las ejecuciones privadas del “padre” Galán, que estaba orgulloso de todas. “Esta pistola ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios», se jactaba de decir. Con su pistola siempre bajo la sotana, se dice que fue el autor directo de cientos de asesinatos. No en vano declaraba, a preguntas de Marcel Dany, de la Agencia Havas, que

“Todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá”.

Y así, con la complacencia de Dios, las columnas de Castejón, de Asensio y de Tella., todos ellos a las órdenes de Yagüe y, en última instancia de Franco y de Queipo en Sevilla, continuaron su implacable avance hacia Madrid.

Las horribles matanzas que efectuaron camino de la capital de la nación en Mérida y, sobre todo, en Badajoz, de la que ya nos hemos ocupado en este blog («La doble matanza de Badajoz»: 1ª parte y 2ª parte) constituyeron, si hemos de hacer caso al “padre” Galán, tan sólo procedimientos de exterminio de las “ratas marxistas”, de los obreros y jornaleros de izquierdas a los que aplicaron, con idéntico odio racista, los castigos colectivos ampliamente utilizados contra los nativos marroquíes en sus aldeas del Rif.

Entretanto, Dios aplaudía. La “cruzada” en su nombre aún tenía que derramar mucha más sangre antes de sentirse aplacado.

Fuentes documentales

Bibliografía

– Álvarez Rey, Leandro. «Andalucía y la Guerra Civil: estudios y perspectivas». Diputación de Sevilla, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2006.

– Bahamonde, Antonio. «Un año con Queipo de Llano: memorias de un nacionalista». Ed. Espuela de plata, Sevilla, 2005.

– Casanova, Julián y otros. «Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco». Crítica, Barcelona, 2004.

– Juliá, Santos y otros. «Víctimas de la Guerra Civil», Temas de Hoy, Madrid, 1999.

– Preston, Paul. «Latifundistas y militares en la represión del sur». Colaboración para las jornadas Dos siglos de imagen en Andalucía y recogidas en un volumen homónimo.

Prensa digital

– «Guerra Civil: camino hacia Badajoz», artículo de Gloria Pajuelo para el diario Extremadura al Día

– «Zafra. Exigen la retirada del obelisco que rinde homenaje al comandante Castejón».Artículo de José Victor Pavón para el diario Hoy

– «El comandante Antonio Castejón Espinosa. Entre el mito y la realidad. Un episodio contradictorio de la Guerra Civil en Utrera», artículo de José Díaz y Javier Castejón para el diario Utrera. Información

Páginas web y blogs

– «Iglesia, fascismo y represión». Entrada de la web Unidad Cívica Navarra por la República

– «Algunos curas concretos». Entrada del foro de la web La Guerra Civil Española

– «Antonio Castejón Espinosa», entrada de la WikiPedia

– «Zafra, espejo del holocausto». Web La Memoria de los Nuestros

– «El avance la columna Castejón por tierras andaluzas y extremeñas». Web Todos los Rostros

– «José González Barrero: primer alcalde socialista de Zafra». Entrada de la web de la población de Valencia del Ventoso (Badajoz).

Material audiovisual

– «Extremadura amarga». Excelente documental de YouTube en el que el cantautor Luis Pastor repasa con su música, con los testimonios de testigos de aquellos años y con la opinión de prestigiosos historiadores, algunos episodios de la Guerra Civil en esta comunidad. El visionado, de 53 minutos de duración, está dividido en cinco partes de unos 10 minutos cada una. Recomiendo ver la primera, que trata de la represión llevada a cabo por Castejón en Zafra.

http://fusiladosdetorrellas.blogspot.com/2009/10/grandes-asesinos-fascistas-v-antonio.html