Historiadores aragoneses tildan de «lamentable» que se falseen los hechos

 

De «lamentable» a «una barbaridad» tildaron algunos historiadores aragoneses ayer al Diccionario Biográfico Español y de paso a la Academia de Historia, institución que para profesores de la Universidad como Julián Casanova o José Luis Corral «no nos representa».

Uno de los historiadores que ayer manifestaron su opinión fue Domingo Buesa, académico correspondiente de la institución, quien decía que si bien «la libertad de cátedra es fundamental», hay que saber encargar las voces a quien no pueda ser cuestionado. «No creo que se me debiese encargar la biografía de alguien con quien tenga una afinidad política», recalcó. Buesa señaló que «me encargaron algunas voces, pero no me convenció el sistema y no entré».

Quienes si lo hicieron fueron la historiadora de Arte Chus Tudelilla, que redactó la entrada de Luis Buñuel y el doctor en Literatura española José Carlos Mainer. «Lo peor es que no tiene remedio», escribía Mainer en El País. «Media docena de voces han lesionado la credibilidad de un diccionario en el que han colaborado muchos autores y en el que se ha invertido mucho dinero público».

TERGIVERSAR LA HISTORIA Tudelilla recordaba que las condiciones establecían que los datos debían ser objetivos y documentados, evitando la incursión en terrenos de subjetividad. «Por eso, me parece una barbaridad que se pidiese a lo demás objetividad y en la comisión que supervisaba las entradas de Letras y Humanidades estuviera Luis Suárez –autor de la voz de Franco–; por lo que difícilmente nadie iba a contradecir lo que escribió».

Con dureza también se expresaron Corral y Casanova. El primero dijo no sentirse sorprendido por lo sucedido «ya que la academia quedó controlada tras la guerra civil por los franquistas. Así que luego han ido eligiendo a sus afines». «Lo que ha pasado con Suárez al escribir la biografía de Franco es penoso pues tergiversa y falsifica la Historia».

Para Casanova, «esta academia no representa a los historiadores. Los académicos numerarios no tienen conexión con la Universidad, no están vinculados a la docencia, ni investigan, ni asisten a los congresos. Estamos en sitios diferentes». En cuanto a la polémica, lamentó «el daño que hace a la Historia, pues puede interpretarse que, según quién la hace, sale de una manera u otra y eso no es así, hay unos códigos mínimos, criterios profesionales, que separan la propaganda del rigor», concluye.

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