Proyecto “Donde habita el recuerdo“
Clemente Bernad documenta el horror de las fosas comunes de la Guerra Civil
UN LIBRO Y UN DOCUMENTAL COMPONEN SU PROYECTO ‘DONDE HABITA EL RECUERDO’
El fotógrafo ha optado por mostrar los restos en toda su crudeza para tratar «romper con el silencio» y la impunidad
ANA OLIVEIRA LIZARRIBAR – Sábado, 8 de Octubre de 2011
PAMPLONA. El fotógrafo navarro Clemente Bernad está a punto de mostrar el fruto de ocho años de trabajo. Ocho años que le han cambiado. Lo reconoce. Desde que en 2003 documentara la búsqueda infructuosa de una fosa común en las cercanÃas de Azqueta, su vÃnculo con esta temática se ha ido estrechando con cada nueva incursión sobre el terreno, con cada nueva historia que recibÃa de las familias. Y, aunque su trabajo siempre ha estado marcado por el compromiso, en este caso siente que la fotografÃa documental «tiene mucho que decir» y debe decirlo. «Al principio sentà que aquà habÃa una historia importante que contar, pero ahora sé que es una obligación», dice Bernad, que en dos semanas publicará el libro Desvelados y poco después presentará el documental Morir de sueños, enmarcados, ambos, en el proyecto Donde habita el recuerdo.
Tanto el libro como la pelÃcula buscan un mismo objetivo: «Romper con la lÃnea de silencio», que ya dura muchos años. Pero Bernad no se refiere al silencio que genera la estupefacción, sino al del «ocultamiento» y la «impunidad». Y ha optado por mostrar el horror en toda su crudeza, «casi bordeando la pornografÃa de la violencia», porque cree que «es necesario transitarla» para saber, al fin, qué pasó. En Navarra y en el resto del Estado. Y es que, aunque hubo familias que a finales de los 70 abrieron fosas y se llevaron los restos de sus familiares, «lo hicieron en silencio» y el fotógrafo cree que lo interesante de la labor que realizan ahora las asociaciones por la memoria histórica es que trabajan con luz y taquÃgrafos, trasladando lo sucedido «de la esfera de lo privado a lo público», «de lo oculto a lo visible».
RELATO POLIFÓNICO Para el fotógrafo, el camino por la recuperación de la memoria gira en torno a tres puntos de interés. En primer lugar, «es preciso establecer los hechos» para alcanzar el segundo hito, «romper la lÃnea del silencio», a través de las exhumaciones con método cientÃficos y las ceremonias y los rituales públicos, «que dan sentido a esas intervenciones». Por último, hay que «poner al servicio de la sociedad esas historias», elaborando «un relato» de lo ocurrido. En este punto entra él, que empezó su narración con Desvelados, un libro que contiene 125 fotos en blanco y negro. Imágenes explÃcitas, crudas, acompañadas por textos de antropólogos, sociólogos, expertos en literatura, teóricos de la imagen, periodistas, arqueólogos, forenses, poetas, vÃctimas… Imágenes y palabras construyen, asÃ, un «relato colectivo», que «huye de los discursos monolÃticos» y de las versiones oficiales y apuesta por un discurso «polifónico», de muchas voces, y «abierto» y «claro» a la vez.
Bernad sabe que apostar por mostrar los huesos y los objetos personales de las vÃctimas «es un riesgo», pero es que «estamos hartos de las dudas, de no saber, y de los rumores que algunos sembraron durante años sobre los asesinados, diciendo que se habÃan ido del pueblo con tal o con cual», afirma. «Hay que volver sobre aquello», dice. Lo merecen los 3.500 muertos de Navarra y todos los demás.
El libro, editado por Alkibla, tiene una parte académica, coordinada por Paco Ferrándiz, y otra menos teórica en la que escriben Manuel Rivas, Christian Caujolle, Emilio Silva y el propio Bernad, que destaca el formato pequeño (dinA5) del volumen. «Es un libro humilde, de tapa blanda, que puedes llevar contigo y con el que puedes establecer una relación de cercanÃa. Estamos contando una historia de horror, de sufrimiento, y no queremos que las imágenes se impongan, sino que los materiales hablen de tú a tú con el lector», cuenta.
MADUREZ El documental nació después del libro, «con todo el poso de lo vivido durante estos años», dice Bernad, seguro de que «uno no puede entrar en un tema asà con ligereza». Morir de sueños se apoya en tres pilares. El primero es la historia de un pendiente, el que MarÃa Alonso se quitó un dÃa de julio del 36 porque le hacÃa daño. Era la presidenta de la Unión Republicana de La Bañeza (León) y aquel verano fue asesinada junto a parte de su familia. Se salvó Josefina, la hermana pequeña, que partió hacia el exilio y no regresó hasta 2008, justo para advertir a quienes encontraron la fosa que no siguieran buscando el pendiente que parecÃa faltarle a uno de los cuerpos, porque lo llevaba ella en forma de anillo. «Quizá es un detalle minúsculo, pero a mà me emociona y conecta, incluso fÃsicamente, el pasado y el presente», apunta el documentalista, que pasó el relato al poeta Juan Carlos Mestre para que lo adaptara como hilo conductor de la pelÃcula. La actriz Adriana Olmedo pone voz a estas palabras.
El documental también recorre la simbologÃa franquista que todavÃa pervive en España y la refleja en un apartado que cuenta con música de Mikel Gaztelurrutia. En tercer lugar, el trabajo mira hacia ciertas exhumaciones, como la que se realizó en Urzante en primavera de este año.
Clemente Bernad viajará la semana que viene a Boston con el libro y la pelÃcula. Irá a un simposio de la Universidad de Armherst invitado por Jacqueline Urra, nieta de un concejal de Pamplona asesinado en la matanza del 23 de agosto de 1936. Está claro que el olvido no es una opción para muchos, aunque algunos pretendan lo contrario.
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