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“Es historia de silencio y lágrimas”

Diario de Teruel, 06-11-2011 | 7 noviembre 2011

Los familiares y amigos de los caídos durante la sublevación franquista les rinden homenaje

 

 

BEATRIZ GUILLÉN / Teruel

“Por defender una causa, el bien de la Humanidad, que sentencia les pusieron sin juez que pudo juzgar”. Este fragmento de un poema del cellano Francisco Sánchez recoge en forma de verso una parte de la emoción contenida que sienten todos aquellos que perdieron a algún ser querido durante la Guerra Civil.

Son aquellos familiares cuyos hijos, padres o abuelos fueron fusilados en la sublevación franquista por haber cometido un único crimen: defender la libertad y la democracia. La muerte es siempre algo irreparable, pero para estas personas se ha convertido en una herida demasiado profunda y todavía abierta, que ni el paso de los años puede curar.

Evitar el olvido de la historia era el objetivo del homenaje a los más de 20 fusilados de Gea de Albarracín y Cella durante la Guerra Civil que se celebró ayer en ésta primera localidad. La Asociación Pozos de Caudé fue la encargada de organizar el evento en el que colaboraron los familiares y amigos de los enterrados en las dos fosas de Gea de Albarracín.

“Es la primera vez que desarrollamos un homenaje así, pero por supuesto que no será el último”, confirmó el presidente de la asociación, Francisco Sánchez. Además, están preparando más actividades que permitan mantener vivo el recuerdo de estas muertes, aunque de momento ninguna de ellas esta fijada para corto plazo puesto que lleva un gran esfuerzo planificarlas, explicó Sánchez.

El 16 de septiembre de 1936, Juan San Cristóbal Solar tenía 44 años, cinco hijos y una esposa inválida. Pero no fue suficiente motivo para evitar que compartiera el mismo final que los otros 12 hombres fusilados en la cuneta de la carretera. Hoy su hijo Héctor recuerda todavía entre lágrimas como cambió su vida cuando tan sólo tenía 2 años.

“Mi padre se escondió debajo de un colchón en el que estábamos tumbados mi hermano mellizo y yo. Cuando entraron esos hombres no dudaron ni un momento en tirarnos a nosotros dos al suelo, como si no valiéramos nada, para agarrarlo a él”, relata Héctor con una profunda tristeza escrita en el rostro. Fue su madre quien le contó como su padre se resistió, como gritó “asesinos, criminales” a sus captores hasta que éstos le hicieron una clara advertencia: “o te callas, o nos llevamos a todos”.

http://www.diariodeteruel.es/comarcas/19800-es-historia-de-silencio-y-lagrimas.html