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El héroe antifascista que no pudo más

La Voz de Asturias, 13/11/2011 | 14 noviembre 2011

Una delación del máximo dirigente del PCE en Asturias provocó la muerte de 7 maquis

 

JAVIER G. CASO / OVIEDO

Un héroe antifascista y un superviviente del campo de exterminio de Mauthausen que regresa a España de forma clandestina para dirigir al Partido Comunista en Asturias y que es eliminado por sus propios compañeros tras ser detenido por la Guardia Civil y contribuir con su confesión a la matanza de siete guerrilleros del grupo de Los Caxigales. Esta es la historia del ovetense Luis Montero Álvarez, Sabugo, una trayectoria vital más propia de un relato de ficción o de una película, sobre todo porque desapareció a mediados de 1950. Su cadáver nunca apareció.

Todo apunta a que tras viajar a Francia para informar a la cúpula del PCE de lo sucedido en Asturias, fue asesinado tras una orden de la cúpula del Partido. A esa conclusión llega Silvia Ribelles de la Vega en Luis Montero Sabugo: en los abismos de la historia. Vida y muerte de un comunista, un libro editado por Pentalfa y con el que esta historiadora pretende acabar con la leyenda que rodeaba a Sabugo desde su desaparición para «dar paso al hombre de carne y hueso».

Eso no significa que se hayan despejado todas las incógnitas. Silvia Ribelles de la Vega reconoce que hay flecos entorno a la historia de Luis Montero que la «intrigan». Uno de ellos qué fue de su cadáver y donde está enterrado Sabugo. El otro fleco es la identidad de otro Luis, apodado El Largo. Detenido por la Guardia Civil a la vez que Montero en Gijón el 28 de enero de 1950, «y del que se pierde la pista». A diferencia de historiadores como Ramón García Piñeiro que, a juicio de Silvia Ribelles, no le da a Luis el Largo la importancia que tiene en la matanza de Los Caxigales, esta historiadora sostiene que «hay una nada improbable posibilidad de que fuera El Largo quien desencadena el proceso que llevó a la Guardia Civil hasta los guerrilleros».

Sea así o no, lo cierto es que nadie cuestiona a estas alturas la figura de Sabugo a pesar de las consecuencias de su detención. “Fue sin discusión uno de los hombres más destacados de la oposición armada en la Francia ocupada y luego dirigió la resistencia en el campo de exterminio de Mauthausen; una biografía impecable”, afirma el historiador leonés Secundino Serrano, cuya opinión es compartida por otros colegas.

“Luis Montero era una figura ejemplar, con una trayectoria excelente en Mauthausen, pero a veces la gente revienta”, sostiene Ramón García Piñeiro, uno de los mayores especialistas en el estudio de la guerrilla asturiana. “Estoy convencido que se entregó y que desveló quienes eran una parte de sus enlaces y el escondite de los Caxigales y de su partida”, afirma García Piñeiro, para quien lo enigmático de este caso “fue lo que pasó después de su detención”.

¿Y cómo había llegado a Asturias Luis Montero? Lo hizo en abril de 1948 enviado desde Francia por la dirección del PCE en el exilio. Su misión era reorganizar el partido después de que en enero de ese mismo año la Guardia Civil eliminara en Piloña a 16 guerrilleros. Y Sabugo aceptó la misión.

Nada extraño para un comunista de 42 años que tras luchar por la República en la guerra civil y llegar a dirigir un batallón, en su etapa del exilio francés combatió a los ocupantes nazis y fue jefe militar de la resistencia. En noviembre de 1942 era detenido por la policía francesa que lo entregó a la Gestapo. Tras varios meses encarcelado en Francia, Montero fue deportado al campo de concentración de Mauthausen, donde perdieron la vida más de 4.000 republicanos españoles.

En Mauthausen el héroe antifascista volvió a demostrar sus dotes de mando. Fue la máxima autoridad del PCE en el campo y dirigió la organización clandestina montada por los prisioneros españoles. De regreso a Francia, Montero fue condecorado con la Medalla de la Resistencia Francesa en 1947, un año antes de su entrada clandestina en España. Pero el héroe llegó a Asturias con la salud muy mermada tras su paso por Mauthausen. “Lo enviaron por unos meses y estuvo aquí más de año y medio”, explica el secretario general del PCE Gerardo Iglesias, quien en su libro Por qué estorba la memoria dedica un capítulo a la figura de Luis Montero, Sabugo. Cuando evoca su figura, como hizo el miércoles en Oviedo, Gerardo Iglesias evita cualquier crítica hacia un personaje al que califica como un “auténtico héroe y una figura inmensa”. A la hora de explicar cómo pudo convertirse en un villano a los ojos de sus compañeros de partido, Iglesias explica que tras su detención por la Guardia Civil, Montero “tuvo alguna debilidad”, comenta a la hora de explicar que alguien con el historial de Sabugo, acabara confensando ante la Guardia Civil. “Lo sabía todo y solo cayó la partida de Caxigal y la casa del Paxumal”, afirma Gerardo Iglesias en su libro, quien sostiene que la de Luis Montero fue una confesión “limitada”.

Por su parte Silvia Ribelles de la Vega rechaza, como sostienen algunos historiadores, que Luis Montero se entregara de forma voluntaria. “Sabugo no se entregó. No contactó en ningún momento con la policía franquista. Fue detenido”. La tesis de Ramón García Piñeiro es la contraria. Montero se entregó. “Estaba totalmente quemado y eso lo demuestra la documentación del PCE”, apunta esta historiador, quien tiene muy claro que en ese comportamiento influyeron mucho sus hermanos, afines a la dictadura franquista.

Pero, ¿por qué se entregó? Quizá porque como recuerdan tanto Silvia Ribelles como Gerardo Iglesias en sus respectivos trabajos, nadie atendió a sus ruegos para ser evacuado a Francia tras advertirles en repetidas ocasiones su mal estado de salud. “En sus cartas estaba diciéndoles a los responsables del partido que si lo cogían no resistiría, pero no lo sacaron y eso fue un error incalificable”, afirma Gerardo Iglesias. En 1949, como se recoge en el libro, la Agrupación Guerrillera se rompe en Asturias y Sabugo, también cuestionado por los fugaos, insiste en su relevo ante los líderes del PCE. Pero sucede todo lo contrario.

“Encima de negarse a su evacuación a Francia, el PCE envía a Asturias a ocho guerrilleros más, algo que rechazó el propio Caxigal”, apunta Silvia Ribelles en su libro. “No me encuentro en condiciones de responder”, les explicaba por entonces el propio Sabugo. Pero Luis Montero no solo pensaba en si mismo. Silvia Ribelles explica que, en sus informes al Partido, también había advertido de la situación de los guerrilleros asturianos, quienes “querían salir a Francia a descansar”, una petición que no fue admitida en ningún momento por el PCE, entonces dirigido por Dolores Ibárruri. “Al Partido no le gustaba escuchar las críticas de Montero y lo mantuvieron, a él y a los demás, a pesar de que había avisado de que la situación era volátil”, apunta Silvia Ribelles.

Respecto a su final, no hay dudas. Luis Montero fue una víctima de la ley de la clandestinidad, como el propio Santiago Carrillo le confesó por escrito a Silvia Ribelles. “Había reglas muy duras para el militante que caía en manos de la policía: morir antes que denunciar a sus compañeros de lucha”. Para esta historiadora está claro. El PCE tachó a Sabugo de traidor “sin analizar su caso en profundidad. Había que buscar a quien culpar por la muerte de Caxigal y su grupo, y Montero fue el elegido”. García Piñeiro no comprende que contactara con el Partido tras lo sucedido y tras librarse de las garras del régimen franquista. Dónde lo mataron es el último enigma.

http://www.lavozdeasturias.es/suplementos/as-7/heroe-antifascista-pudo_0_590341066.html