La hija del joyero que salió comunista
Homenaje a una antifascista que sobrevivió a las cárceles de Franco y Hitler
ALBERTO LEYENDA – Vigo – 21/12/2011
No nació en «cuna pobre», pero tenÃa «ojos en la cara», asà que, contra los deseos de su familia, Mercedes Núñez dedicó su vida a la lucha contra los regÃmenes ultraderechistas, primero en España y después en Francia. Eso le llevó a varias cárceles franquistas y a un campo de exterminio nazi, del que sobrevivió a una muerte programada por la irrupción de los aliados pocos dÃas antes de ser conducida al horno crematorio. De esas experiencias lÃmite dejó constancia en dos libros de memorias, Cárcel de Ventas y El carretó dels gossos (La carreta de los perros), que ahora ha sido publicado en castellano bajo el tÃtulo Destinada al crematorio.
A punto de agotarse el centenario de su nacimiento, el Foro pola Memoria Republicana de Galicia y el Partido Comunista, en el que militó, le rinden homenaje a esta figura «gigantesca» pero poco conocida, según el catedrático Xesús Alonso Montero, que el lunes presentó la obra que él mismo prologó. Horas antes se realizó una ofrenda floral en la calle de Vigo donde vivió sus últimos diez años (desde 1976) y que lleva su nombre. Una exposición sobre Núñez se abrirá el 7 de enero en la GalerÃa Sargadelos de Vigo.
Alonso Montero destacó no solo su compromiso polÃtico y su vocación feminista, sino también la calidad literaria de su obra. Hija de un joyero de Bergondo asentado en Barcelona, los planes de sus progenitores pasaban por casarla con algún potentado o por enviarla a un convento. Sin embargo, ya con 16 años se inició en el activismo social de izquierdas y fue secretaria del poeta Neruda. Tras la caÃda de Cataluña en la Guerra Civil, preparó la lucha clandestina en la provincia natal de su padre, A Coruña. Fue capturada por los franquistas pero un error burocrático le permite escapar a Francia. Allà entra en la resistencia antinazi, pero cae y es deportada a Ravensbrück. Tras su liberación, según la narración de Alonso Montero, se enfrenta en un juicio a su captor con la intención de «insultarlo y escupirle», pero al verlo derrotado y vulnerable no ejecuta su venganza. Para el catedrático, un gesto de dignidad personal que resume la «grandeza» de Mercedes Núñez.