Quiero ser argentino
Debe ser que España sigue siendo diferente, como en los tiempos oscuros de la dictadura
AMADOR Rivera (periodista)
Cuando el juez Garzón abrió una investigación sobre los crÃmenes de la dictadura argentina, los medios de comunicación y buena parte de la sociedad española aplaudieron la iniciativa; y al propio juez. Después, el gobierno de aquel paÃs derogó las leyes que certificaban la impunidad de los asesinos y los jueces les están condenando por sus asesinatos. Pasados unos años de aquello, nos encontramos con que una jueza argentina ha iniciado la investigación sobre la dictadura española. En este caso, no es que no haya aplausos para la valentÃa de esta jueza, sino que, por haber intentado hacer lo mismo aquÃ, al juez Garzón lo han inhabilitado y sometido a juicio sin, en muchos casos, respetar la presunción de inocencia que se invoca para otros.
Debe ser que España sigue siendo diferente, como en los tiempos oscuros de la dictadura. Tan ensimismados hemos estado polÃticos y medios, glosando la transición democrática como ejemplo, que no hemos dudado en señalar la vÃa española a la democracia como el camino a seguir por los paÃses que salen de una dictadura, sean de América Latina o de Africa. Es cierto que aquà se hizo lo que se podÃa hacer en aquel momento, pero no lo es menos que, una vez pasado el tiempo, a nadie le ha interesado profundizar en los cambios necesarios para lograr una democracia plena, algo que no se puede lograr sin resarcir a las vÃctimas del franquismo y sus familias –pidiéndoles perdón, como se le exige a ETA con las suyas– y, por supuesto, sin señalar a los responsables y ejecutores de tantos crÃmenes cometidos en nombre de la patria, entendiendo como tal los intereses de unos pocos.
En modo alguno estoy hablando de venganza, sino de justicia. Justicia para las personas asesinadas por el «delito» de pensar diferente, y reconocimiento para sus familiares que, en muchos casos, no saben dónde están los restos de sus seres queridos. Una justicia y reconocimiento que se les niega en nombre de la reconciliación o, como nos dicen quienes defienden de tapadillo la barbarie franquista, para «no reabrir heridas». Unas heridas que siguen sangrando en los corazones de quienes perdieron a sus familiares o los saben enterrados, como perros, en cualquier cuneta.
Para estas personas debe ser muy triste observar cómo, mientras se les niega la posibilidad de enterrar como personas a sus padres o abuelos, se sigue honrando a sus asesinos, manteniendo sus nombres en las calles de los pueblos y ciudades en los que viven. Una burla que solo es entendible en este paÃs. Como que sigamos manteniendo instituciones heredadas del franquismo, como la MonarquÃa, dicho sea con todo el respeto a la legalidad vigente.
Una legalidad que no recuperaremos del todo hasta que ajustemos las cuentas con un pasado tan doloroso como negro; además de muy largo. En estos momentos, yo que no he sufrido la amputación de ningún familiar por sus ideas, querrÃa ser argentino. O ciudadano de una España sin desaparecidos; ni calles con nombres de asesinos. Es mi deseo para el 2012.
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