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“Une longue marche. De la répression franquiste aux champs français”

La Librería de Cazarabet, | 28 febrero 2012

De Albino Garrido

 

248 páginas. 15 x 24 cms. 19,00 euros. Privat

De la violence barbare de la guerre d’Espagne aux camps d’internement français, ce livre nous donne à parcourir une vie, une longue marche. À 81 ans, Albino Garrido retrace, dans des cahiers d’écolier, son parcours du camp de concentration de Castuera, d’où il s’évade en 1940, à ceux de Gurs et Argelès-sur-Mer. Au-delà du témoignage, rare et inédit, d’un évadé des camps franquistes, c’est toute une vie, de l’enfance aux guerres vécues et subies, puis à la paix, que nous offre à lire Albino Garrido. Il raconte les batailles, les exécutions, les camps, l’errance, la prison et l’exil… mais aussi l’engagement, l’espoir,

l’entraide et finalement la liberté et la paix. Un livre poignant qui rappelle que la mémoire reste le matériau fondamental de l’histoire.

Uno de los 30 presos elegidos para morir

Blog Los 4 Palos

La editorial francesa Éditions Privat ha publicado el libro titulado ‘Una marcha larga. De la represión franquista a los campos franceses’. Relata la vida del abulense Albino Garrido San Juan, una intensa trayectoria vital que incluye la Guerra Civil, el paso por varios campos de concentración de España y Francia, e incluso una escapada in extremis.

Garrido nació en esta tierra en 1919. Es el mayor de una familia humilde, así que desde muy pequeño tuvo que trabajar. Participó en el bando republicano durante la Guerra Civil, pero la pesadilla no terminó ni siquiera con la derrota. Después llegaron los campos de concentración del Pantano de Cijara y de Castuera, donde formó parte de una lista de 30 presos cuyo destino era la ejecución. Sobre las atrocidades que se hicieron en estos lugares (tema prácticamente tabú en nuestro país) se puede saber más gracias al documental que cierra esta entrada.

Este luchador incansable se escapó de Castuera y, junto a otros compañeros, llegó a Francia. Allí fue trasladado al campo de concentración de Gurs y, poco después, al de Argelès sur Mer. En este país rehizo su vida y allí reside actualmente, como su hijo Luis, la persona que le ha ayudado a publicar el libro y con quien hemos podido hablar en ‘Los 4 Palos’ para saber más sobre la vida de Albino.

¿Cuál es la relación de tu padre con Ávila?

Mi padre nació el 5 de febrero del 1919 en Tornadizos de Ávila. Fue a la escuela hasta los once años y, siendo el mayor de cinco hijos, tuvo que trabajar para ayudar a su familia. Trabajo en el campo y también en las canteras de granito. La mayor parte del tiempo aquellos jornaleros trabajaban de sol a sol y los sueldos eran bajos. La victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero del 1936 les trajo muchas esperanzas. Creyó que en Tornadizos se podrían concretar aquellas promesas que traía la República. Con el golpe de los militares, todo se fue para abajo.

¿Cómo fue el regreso a su pueblo después de tantos años? No debió de ser fácil.

Por primera vez volvió a Tornadizos en 1963. Para ello tuvo que obtener autorización de la Dirección General de Seguridad. Estuvo muy poco tiempo, dos o tres días, y no trató mucho con los vecinos. Se centró en su familia. Años más tarde volvió otras veces, ya había pasado mucho tiempo y las cosas se habían apaciguado. No le molestaron.

La última vez que estuvo en el pueblo fue a principio de los años 2000. En esa ocasión le acompañaron sus nietos. Caminaron por las dehesas que él había recorrido tantos años atrás. Les estuvo mostrando las calles y las casas del pueblo, hablando de los antiguos vecinos. Les enseño la fragua, la fragua de Cándido, y les explicó quien era Cándido –hay que leer el libro para comprenderlo- todo eso lo recuerda perfectamente. A pesar de lo dolorosa que fue su relación con Tornadizos, ha seguido guardando cariño a su pueblo.

¿Cómo te contó por primera vez lo que vivió en los campos de concentración, tanto españoles como franceses? ¿Esperó a qué tuvieras una cierta edad? ¿Crees que se ahorró algún detalle especialmente duro?

Desde pequeños mi padre nos ha comentado, con más o menos detalles, lo que pasó en su pueblo al principio de la guerra, lo que le tocó vivir a lo largo de la contienda y en el campo de concentración de Castuera –donde estuvo recluido más de nueve meses-, lo que fue la fuga de este lugar y su llegada a Francia… Lo hacía de forma regular, cuando recordaba fechas que marcaban acontecimientos dramáticos que tuvo que afrontar. Cuando sus hijos fuimos mayores ya nos contó todo de forma más completa.

Del campo de concentración de Castuera no creo que nos haya ocultado nada. El hambre… mucha hambre, las palizas, los piojos, las condiciones infrahumanas de detención… todo eso nos lo ha comentado. Como también aquel 7 de junio 1939, cuando él y unos treinta camaradas fueron seleccionados para ser eliminados. Los encerraron en un barracón cerca de la salida del campo, clavando puertas y ventanas. Tuvieron la suerte de que ese mismo día o poco antes tomó el mando del campo el capitán Antonio Valverde –a mí padre nunca se le olvidara el nombre de ese oficial– y ese militar se opuso a que saliese esa saca planificada por los falangistas.

En Francia permaneció poco tiempo en los campos de Gurs y de Argelès sur Mer. Estuvo en Gurs del 22 de marzo al 17 de abril del 1940. En Argelès solo permaneció cuatro o cinco días. Con mucha astucia pudo salir para ir a trabajar en la agricultura. La situación en los campos de concentración franceses para él no tuvo nada que ver con lo que presenció en el de Castuera.

Y cómo fue esa huida y la posterior marcha durante 80 días por un país desolado.

Fue una marcha muy larga y muy peligrosa que, tras la fuga, emprendieron el 4 de enero 1940. Tuvieron que luchar contra el hambre y el frío. Anduvieron la mayor parte del tiempo de noche y a campo través, por tierras desconocidas. Consiguieron llegar a Francia gracias a un libro de geografía escolar y a la orientación que, cuando el cielo estaba despejado, les ofrecía la estrella Polar.

Anécdotas hay muchas, algunas muy dolorosas. En dos ocasiones se salvaron de la redada y de los tiros de la Guardia Civil. En el último encuentro que tuvieron con la Benemérita, en el término municipal de Fuertescusa, en la provincia de Cuenca, Gerónimo Morgado Galán, un compañero de fuga, fue detenido. Atravesar el Ebro, río abajo de Zaragoza y no muy lejos de la capital aragonesa, y salir de la vega inundada fue también bastante difícil. La llegada a Francia por la zona de Canfranc y la travesía del Pirineo con nieve constituyó un episodio que hubiese podido ser dramático. Pero lo consiguieron. Eso fue el 22 de marzo del 1940.

Por otro lado, hubo momentos de gran solidaridad con gente humilde que les dio su ayuda, como fue el caso en Castilblanco o en aquellas chozas cercanas al río Algodor. También encontraron apoyo en Villamayor de Santiago, donde mi padre había permanecido parte del año 1938, durante la guerra.

A tu padre le robaron su juventud y mucho más. ¿Algo así se llega a perdonar en algún momento de la vida?

Claro que fue así. Salió de su pueblo el 6 de agosto del 1936 y, sin ver a su familia, llegó a Francia en marzo del 1940. Poco tiempo después, a finales de junio, su padre murió en la cárcel de Ávila y también a los pocos días falleció su hermana Isabel. Su madre se quedó sola en el pueblo con tres hijos muy pequeños y vivió muchas calamidades.

Esas cosas no se pueden olvidar. Aún hoy mi padre recuerda a menudo estas circunstancias tan dramáticas. “¡Canallas, canallas!”, son las palabras que salen de su boca en esas circunstancias.

¿Cuándo surge la idea de escribir un libro?

Ha sido un proceso que ha ido madurando a lo largo del tiempo. De vez en cuando yo le pedía a mi padre que dejase constancia escrita de sus vivencias. A finales del 2001 se puso a escribirlo. Y, poco a poco, a lo largo de unos meces, rellenó dos cuadernos escolares. Yo lo traduje al francés, porque al haber nacido y vivido en Francia, para mí es más fácil proceder de ese modo. Añadí algunos detalles que mi padre no había escrito y que me entregó entonces.

Además, he aportado bastantes notas para dar a conocer tanto el entorno de la guerra y de la posguerra como lo que se refiere al itinerario de mi padre. Para eso he contado con la ayuda de muchas personas, en Francia y en España. Mis lecturas e investigaciones también me han sido útiles para comprender mejor aquellos acontecimientos. O sea que ya estaba casi todo atado para buscar una editorial. No fue fácil. Tengo que dar las gracias a la editorial Privat que se comprometió con este proyecto, aunque la tramitación duró casi dos años.

Lo que quiero añadir es que en Francia los descendientes del exilio, mediante varias asociaciones, son muy activos y se han publicado varios libros sobre el tema. Pero también he podido comprobar que no todos les republicanos españoles han hablando de lo que les toco vivir. He tenido la suerte que mi padre lo ha hecho, por él y por sus camaradas. En ese sentido tengo que mencionar a uno de sus compañeros de fuga, José María Tarifa Trinidad, natural de Zarza de Alange, en la provincia de Badajoz. Cuando llegaron a Francia, José María tuvo, por obligación de las autoridades francesas, que alistarse en la Legión Extranjera. Estuvo en África del Norte, en Senegal, en la campaña de Túnez luchando contra los alemanes y los italianos. A principios de julio del 1943 se fugó de la Legión para juntarse, como lo hicieron entonces muchísimos republicanos españoles, con las tropas del general Leclerc y de la “Francia Libre”. José María perteneció a “La Nueve”, esa compañía del Regimiento de Marcha del Chad casi exclusivamente compuesta por españoles, quien fue la primera en entrar en Paris al anochecer del 24 de agosto del 1944. Liberado Paris, se fugó de nuevo para juntarse con los guerrilleros de la UNE y participo, en octubre del 1944, en el fracasado intento del Valle de Arán. Al publicar el libro también pensé en José María y en los camaradas de mi padre.

¿Qué opinión tenéis tu padre y tú de lo que ha ocurrido con el juez Garzón?

Igual que a muchos españoles, nos parece que esta situación tiene algo que ver con la poesía de José Agustín Goytisolo: “Todas esas cosas había una vez cuando yo soñaba un mudo al revés”. El problema es que en el caso de Garzón no se trata de ningún sueño, es la pura realidad. ¡Es la justicia al revés! Que el primero que tenga que sentarse en el banquillo, tratándose tanto del juicio del caso Gürtel como del de los crímenes franquistas, sea Baltasar Garzón es infame para el juez, para los familiares de las víctimas y para la democracia. No se trata de revancha sino de reconocer lo que pasó. La entera recuperación de la memoria de todas las mujeres y de todos los hombres que lucharon para defender a la República y que por esos motivos fueron asesinados es aún hoy una asignatura pendiente. Aunque se hayan autorizado algunos adelantos, la Ley de Memoria Histórica no ha permitido alcanzar todas las metas.

¿Cuándo saldrá el libro en español y dónde podremos comprarlo?

La editorial Privat está tramitando la publicación del libro en español y para eso tiene contactos con la editorial Milenio, de Lérida. Supongo que, si concluye favorablemente la cosa, la venta se hará de forma natural mediante la red de difusión habitual de esa editorial. Además, hoy en día internet ofrece bastantes posibilidades. En Francia el libro también salió, este 14 de febrero, en versión electrónica.

 

LA LIBRERÍA DE CAZARABET

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