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Holocausto silenciado

El País, 23-05-2012 | 24 mayo 2012

Preston explica las diferencias en las matanzas de la Guerra Civil en una abarrotada Nau de la Universitat de València

 

FERRAN BONO Valencia 23 MAY 2012

“Hubo un proceso de lavado de cerebro y hoy en día aún estamos viviendo las consecuencias de ello”. Así finalizó el hispanista Paul Preston su disertación sobre el “holocausto silenciado” dentro y fuera de España, por los 40 años de régimen franquista y los intereses de las potencias mundiales. El historiador inglés, que habló en castellano y valenciano, congregó a más de medio millar de personas, que abarrotaron el Paraninfo y el aula magna de la Nau de la Universitat de València.

Aún se quedó gente fuera para escuchar al autor del reciente libro Holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después (Debate), con el que ha querido poner su “granito de arena” a la reconciliación y la verdad sobre todas las víctimas civiles de las matanzas en las zonas republicana y rebelde. “Con todas sus diferencias”, agregó. Porque cualitativa y cuantitativamente hubo muchas. Según las últimas estimaciones, se produjeron 50.000 víctimas en la retaguardia republicana, y 150.000 en el bando rebelde. Esta última cifra, sin embargo, podría ser superior por la dificultad de documentar todos los casos, mucho de los cuales sólo han salido a la luz en los últimos años gracias al trabajo de historiadores locales. La dictadura, por el contrario, abrió en 1940 la llamada Causa General en la que cuantificó en 85.000 las víctimas “de los rojos”.

En el bando republicano, los desmanes se produjeron en los primeros meses hasta que las autoridades restablecieron el orden público. Preston señaló a dos grupos como los “más responsables”: los anarquistas y los criminales comunes que sacaron de las cárceles por ser “presos del régimen burgués”. El historiador desgranó las actuaciones de las autoridades republicanas para controlar la situación y perseguir esos desmanes.

En su primer discurso, el general golpista Mola manifestó su propósito: “Exterminar a los que no piensan como nosotros”, recordó Preston. El franquismo creó sus propias “excusas”, como el bando de guerra, para justificar los fusilamientos y el exterminio del enemigo, aunque se tratara de ciudadanos no militares.

La conferencia de Preston clausuró el Máster en Derechos Humanos, Democracia y Justicia Internacional. La directora del mismo, Cristina García, presentó al hispanista en el acto organizado en colaboración con la Fundación Cañada Blanc y enmarcado en Claustre Obert, el espacio de debate creado por EL PAÍS y la Universitat de València.

Minutos antes, el historiador atendió a los periodistas. Interrogado sobre la memoria histórica y si firmaría la petición de indulto de Baltasar Garzón, Preston señaló que el juez había caído “en una trampa”. «Si Garzón me hubiera consultado, otro gallo habría cantado. Los que iban a por Garzón han mostrado muchísima inteligencia», puesto que al final han podido decir que no ha sido por la memoria histórica por la que ha sido inhabilitado. La pregunta es cómo se metió en esa trampa», agregó.

Garzón fue, finalmente, inhabilitado de la carrera judicial al ser condenado por prevaricación en la cusa de las escuchas de Gürtel y no por la causa de los crímenes del franquismo.

Si Garzón me hubiera consultado, otro gallo habría cantado

El historiador tampoco quiso extenderse en sus crípticas palabras. Tan sólo añadió con ironía para pasar a otro tema: «Le enredaron, pero en fin yo soy un guiri inocente y no estoy aquí para comentar cuestiones legales del sistema judicial español».

Respecto a la memoria histórica, el historiador incidió en que, en España, «en casi todos los sitios, el gran esfuerzo por descubrir la verdad ha venido de particulares y en muy pocos lugares ha habido esfuerzos gubernamentales o, incluso universitarios».

Puso varios ejemplos, como la labor del cantautor Jesús Vicente Aguirre, en La Rioja o la de un estanquero. «La persona que más ha hecho por descubrir qué pasó en Valencia, tanto en zona republicana como después en la España franquista, es el dueño de un estanco». Son testimonios que recoge en su libro

En este sentido, sostuvo que las únicas autonomías donde ha habido un esfuerzo gubernamental han sido Cataluña, donde existe Memorial Democràtic, y «en menor medida porque no ha gozado de tanto de apoyo institucional», Andalucía, con Todos los nombres.

La Guerra Civil era innecesaria y la gente que la provocó mató innecesariamente a varios cientos de miles de personas

Sobre el título de su libro El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después, reiteró que «la Guerra Civil era innecesaria y la gente que la provocó mató innecesariamente a varios cientos de miles de personas». «Y eso a mí me parece un holocausto», sentenció.

El hispanista se mostró sorprendido de la «poquísima» polémica provocada por el uso del término holocausto, y lo atribuyó a que en España «había muchísima gente que agradecía que alguien dijera por fin que lo que había pasado era terrible» y a que en el extranjero «muchos historiadores y escritores judíos pasan de esta palabra y prefieren el término hebreo shoah que significa catástrofe».

Paul Preston puntualizó que él no hace «en absoluto una comparación con lo que llaman, con mayúsculas, el Holocausto –en referencia al nazismo–, ya que no tiene comparación porque pasó en toda la Europa ocupada, en más de 20 países a la vez», pero precisó que sí ve a España como «parte del proceso que empezó en los años de entreguerras de aniquilar a la izquierda».

A su parecer, «no se ha hecho suficiente» en la recuperación de la memoria de aquella época y ha señalado que «al principio de la Transición había temor a otra guerra». «Hay que recordar que en 1977 todavía existían unas fuerzas armadas entrenadas, no para defender España del enemigo exterior, sino del interior, es decir de la democracia, además de la Guardia Civil, de los grises y de 200.000 falangistas con licencia de armas», recordó Preston. todo ello originó el llamado «pacto del olvido».

«Los gobiernos de la derecha no han tenido ningún interés en hacer nada por la memoria y los socialistas de Felipe González aún tenían grandes temores de provocar represalias de la extrema derecha pero también una conciencia de que abrir el proceso causaría una avalancha» de indemnizaciones y peticiones de nulidad de los tribunales militares.

También se le pidió su opinión sobre los casos de supuestos niños robados. Comentó que «hay diferencias entre la motivación del robo de niños durante la Guerra Civil y en los años 40 justificado por el jefe de los servicios psiquiátricos del régimen de Franco, Vallejo-Nájera, y lo de después, que es una cosa criminal sin más por el deseo de sacar mucho dinero».

Finalmente, Preston aludió a la decisión de la Real Academia de Historia de no rectificar la entrada elogiosa sobre el general Franco de su Diccionario biográfico, una cuestión, dijo, que no le extrañaba nada porque «costaría mucho cambiarlo». Al respecto, apostilló que le parece «una lástima que por unas entradas muy conflictivas se olvide el valor de muchas otras».

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/05/23/valencia/1337804205_946103.html