«NegrÃn intuyó la guerra europea entre fascismos y democracias»
Gabriel Jackson, nonagenario, cruza el charco para hablar de NegrÃn con su nieta
VICTORIA M. NIÑO | VALLADOLID
A Europa le trajo su amor por la música, a España, la simpatÃa por los exiliados. Flautista semiprofesional, que tocó en público por última vez en la celebración de su 85 cumpleaños, dice que ya no tiene músculos para las notas altas y que está «duro de oÃdo». Este judÃo que nunca entendió para qué formaba parte del ‘pueblo elegido’, vivió tres décadas en Barcelona, donde tocaba en un cuarteto con el doctor Alfredo Rochas. Gabriel Jackson, nonagenario, cruza el charco para hablar de NegrÃn con su nieta, Carmen NegrÃn.
–¿Le marcó la vida académica su encuentro con exiliados españoles en México y en Francia?
–Fue intuitivo desde mi primer contacto en México. Allà coincidà en el piso con un especialista en medicina tropical y él me presentó a una docena de exiliados. Encima de nosotros vivÃa la viuda de Azaña. Y el resto eran polÃticos de la República. Sentà una simpatÃa natural por su interpretación de la vida. Luego estuve cinco años en el Ejército como cartógrafo y retomé una incipiente carrera de profesor de historia. En Toulouse intenté hacer una tesis sobre la República pero mi profesor dijo que no habÃa pasado suficiente tiempo, era el año 1950, que escribir de la Guerra Civil era hacer periodismo no historia. Me sugirió JoaquÃn Costa e hice la tesis sobre él.
–Costa, NegrÃn ¿qué importancia le da a las biografÃas en medio de una historiografÃa más social?
–JoaquÃn Costa fue un visionario. Se le identifica con el regeneracionismo pero es una teorÃa vaga que puede devenir en fascismo. DirÃa más bien que Costa es un adelantado a su tiempo capaz de hablar del cambio climático, estaba muy preocupado por la salubridad del agua y la amenaza de los productos quÃmicos. En cuanto a los personajes, en cualquier sistema polÃtico hay personas claves que sirven para interpretar los hechos.
–PolÃglota, cientÃfico, europeÃsta, ¿eligió a NegrÃn por su condición de ‘rara avis’ española?
–En ese momento en el PSOE habÃa tres facciones. Una más conservadora, la de Besteiro, que creÃa que los obreros no estaba maduros para la democracia. La socialdemócrata, liderada por Prieto y en la que militaba NegrÃn. Y otra más radical. Prieto y NegrÃn muy amigos hasta que en 1938 mantiene posiciones enfrentadas sobre la República. Indalecio era muy pesimista sobre sus posibilidades y NegrÃn veÃa la guerra internacional entre fascismo y democracias inevitable. Siente que la República española podrÃa ser un aliado de esas democracias. En ese sentido NegrÃn es el hombre que mejor entiendo el significado de la guerra que se venÃa encima. Hay que recordar que entre 1934 y 1939 la URSS ofrece varios tratados a Gran Bretaña y Francia para frenar la ambición de Hitler. De haber cristalizado, quizá se lo hubiera pensado dos veces. NegrÃn es el más europeo de los socialistas españoles.
–¿Siguen sin encontrarse las dos visiones de los historiadores sobre la guerra española?
–SÃ. Por lado hay un grupo de Semprún, Pradera, Preston, Carr o yo que somos favorables a la idea de la República, sin justificar los errores. Por otro, historiadores como Payne que aceptan la interpretación católica que considera que el franquismo era necesario para frenar una revolución comunista. No puede haber acuerdo entre los que la ven como freno a los fascismo y quienes la miran como la revolución comunista.
–Coincidió en sus años de docencia en EE UU con Jorge Guillén, ¿qué recuerdo guarda de él?
–Era un hombre maravilloso, cada vez que daba una opinión sonaba poesÃa. Los grandes profesores de la literatura española en América fueron los exiliados.