Las Brigadas Internacionales rinden homenaje en Londres a los veteranos británicos que lucharon en la Guerra Civil Española
Uno de los últimos supervivientes, David Lomon, descubre una placa en South Bank
TUESDAY, 17 JULY 2012Â LORENA PADILLA
Amanece un dÃa gris en Londres. La lluvia del pasado 7 de julio moja la hierba de Jubilee Gardens, a los pies del London Eye; el mismo lugar donde, ese dÃa, suena una guitarra española mientras ondean banderas republicanas. Se trata de la ceremonia anual que se celebra en Londres para conmemorar a los 2.500 veteranos de Gran Bretaña e Irlanda que se unieron a las Brigadas Internacionales para luchar junto al frente republicano durantela Guerra CivilEspañola. Del total de voluntarios de las islas, 526 murieron en España.
Este año es especialmente emotivo ya que coincide con el 75 aniversario de las batallas clave en la cruel contienda, como la del Jarama, Brunete y Quinto, que se cobraron la vida de 260 personas del batallón británico. Dado que la fecha es significativa, The International Brigade Memorial Trust, asociación organizadora del evento, preparó una placa conmemorativa que ahora cualquier ciudadano puede observar si pasea por los jardines de South Bank.
El encargado de descubrir la placa fue David Lomon, uno de los últimos supervivientes de los veteranos británicos de la guerra. Ahora suma 93 años de edad, pero todavÃa le quedan fuerzas para recordar el motivo que le empujó a enrolarse en un conflicto bélico que, en realidad, no estaba relacionado con su paÃs. «QuerÃa ayudar para detener los fascismos, como el de Hitler y Mussolini», explica junto a la placa que acababa de descubrir. «Dejé atrás mi familia, mi paÃs… Cuando lo decidÃ, no tuve el valor de decÃrselo a mi madre. Asà que simplemente, me marché», recuerda. Viajó clandestinamente a través de Francia, cruzó los Pirineos en diciembre de 1937 y fue capturado en Aragón junto con otros miembros del batallón británico. Pasó seis meses en campos de prisioneros en San Pedro de Cardeña, cerca de Burgos y Palencia antes de ser liberado en un intercambio de prisioneros entre tropas italianas. «¿Se arrepiente?», se le pregunta. «No. En absoluto», contesta rápidamente sin titubear. El parlamento de España concedió en 2007 la nacionalidad española a los veteranos supervivientes que formaron parte de las Brigadas Internacionales. «En aquel momento me sentà parte de ese paÃs», confiesa Lomon.
El grito en español «No pasarán» encabeza la placa, de 40 centÃmetros de diámetro, y en ella se lee en inglés que durantela Guerra CivilEspañola de 1936-1939 fueron 35.000 personas, entre hombres y mujeres, procedentes de 53 paÃses, las que se unieron a las Brigadas Internacionales.
Conny Fraser es la viuda de Harry Fraser, uno de los voluntarios británicos. Conny, desde la primera fila, escucha atenta los armónicos de la guitarra española. «Me siento profundamente emocionada. Estoy muy orgullosa de mi marido porque luchó contra una situación terrible», explica. Paco MarÃn vive enLa Riojay voló expresamente hasta Londres para tocar y cantar durante el acto. «Ver la bandera tricolor en Londres me demuestra que el romanticismo republicano sigue vivo», relata. El grupo musical Na-Mara, formado por Roberto GarcÃa y Paul McNamara, también amenizó la ceremonia. El padre de GarcÃa fue uno de los niños vascos refugiados que partieron en un barco rumbo al Reino Unido. «Mi padre volvió mucho después a España, pero de turista», puntualiza.
La Asociaciónde Amigos de las Brigadas Internacionales de España también estuvo presente e hizo entrega de una bandera republicana a David Lomon, quien depositó flores junto a la nueva placa. Le siguieron en el gesto, entre otros, representantes dela Embajada Española, del exilio español y de los grupos de refugiados, asà como dela Asociaciónde exmilitares judÃos y de las mujeres.
«Me llamo Dolores porLa Pasionaria», asegura la señora Wild. «Mi padre, Sam Wild, fue el último comandante en el batallón británico enla Guerra CivilEspañola. Afortunadamente, volvió… vivo», matiza en inglés.
Millones de historias encontraron consuelo, apoyo y empatÃa en una ceremonia donde se guardó un minuto de silencio, se leyó poesÃa y en la que la lluvia dio una tregua mientras sonabaLa Internacional. Enese momento todos los asistentes, muchos de ellos ancianos, se pusieron de pie y alzaron el puño hasta el final.