El Estado niega la indemnización a un ex preso social por no demostrar su homosexualidad
Enrique GarcÃa ‘Elianne’ pasó seis veces por la cárcel de Carabanchel tras ser detenido por su aspecto de transexual
Enrique GarcÃa ‘Elianne’ fue una reconocida ‘vedette’ a finales de los 70 y pasó seis veces por la cárcel de Carabanchel tras ser detenido por su aspecto de transexual
PATRICIA CAMPELO Madrid 10/11/2012
Pasear por la madrileña Puerta del Sol y tomar un café en una terraza de Recoletos podÃan ser actividades de riesgo en el Madrid de los 70 para los homosexuales.
Quienes no se resignaban ante el acoso y la persecución policial salÃan a la calle, pero sin perder de vista los coches que doblaban dos veces la misma esquina ni los furgones policiales. Y es que la tranquilidad del paisaje costumbrista de los gays en la capital no tardaba en enturbiarse. «Te sentabas en la terraza del Café Gijón y siempre dejabas pagada la cerveza por si tenÃas que salir corriendo», recuerda Enrique GarcÃa Ruiz (Sevilla, 1953), encarcelado seis veces en Carabanchel por su apariencia de transexual.
«Pasabas por Sol, Recoletos, Gran VÃa o Chueca y te detenÃa la policÃa secreta solo por tu aspecto; pero nos gustaba ir por esas zonas porque veÃas gente como tú y te dabas cuenta que no eras extraño», explica. Un punto de encuentro habitual era la terraza del emblemático Café en Recoletos. «Nos quedábamos embelesados viendo a las artistas que por allà paraban». Hasta que la secreta interrumpÃa el ocio de Enrique y sus amigos. «Un dÃa salimos corriendo y nos cogieron, a los cinco amigos, por la zona del teatro infanta Isabel; allà nos pusieron contra la pared y nos apuntaron con metralletas; desde ahà nos llevaron primero a la Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol, y después a Carabanchel», detalla.
Los delitos que habÃan cometido Enrique y sus amigos: ser homosexuales y transexuales. Se les aplicaba la Ley de peligrosidad social -que presuponÃa la amenaza y tenÃa carácter preventivo- y les ingresaban sin juicios ni garantÃas procesales.
La persecución en Madrid fue tal que a los 17 años se vio obligado a trasladarse a Barcelona
Las detenciones de Enrique no respondÃan a ninguna denuncia, sino al criterio de la policÃa franquista. «Yo salÃa de trabajar y me iba para mi casa; si iba haciendo amaneramientos era algo innato, no lo podÃa evitar y eso ya te daba un estigma». En su caso, fue encarcelado seis veces entre 1970 y 1973. Entre su primer y segundo ingreso solo transcurrió una semana. TenÃa 17 años y padeció una auténtica persecución que le llevó a trasladarse a Barcelona. «En Madrid, llegó un momento en que no podÃa vivir».
Hoy en dÃa Enrique vive en el anonimato, es auxiliar geriátrico y se encuentra desempleado. Pero hace tres décadas se labró una reconocida carrera en el mundo del music hall. Tras vivir siete años en la ciudad condal, donde no tuvo ningún encontronazo con la policÃa, regresó a Madrid convertido en una reconocida vedette. Le dieron un papel en la pelÃcula Gay Club (Paco España, 1980) y destacó por sus actuaciones en emblemáticos lugares de la noche madrileña como el club del mismo nombre del filme de Paco España -donde fue primera vedette-, Caribiana y Pirandello.
Justificar el maltrato para cobrar la indemnización
Aunque años después y por motivos familiares tuvo que suspender su proceso de hormonarse, por aquel entonces seguÃa el tratamiento médico y su aspecto era femenino, como atestiguan las fotografÃas de la prensa de la época. Hace treinta años, Enrique era la famosa artista Elianne y, ahora, el Estado le responde que debe demostrar esa circunstancia de su vida para poder percibir la indemnización que le corresponde por su tiempo en prisión.
Según la Administración, «no queda probado» que sus «arrestos» en Carabanchel se deban a su transexualidad y a la aplicación de la Ley de peligrosidad social. Es decir, el hecho de que Enrique haya sido una reconocida vedette y sus seis estancias (de cinco meses y medio en total) en el Palomar -la quinta galerÃa de la cárcel de Carabanchel, donde se encerraban a homosexuales y transexuales- no son motivos suficientes para que el Estado reconozca el calvario de Enrique y le indemnice por ello.
El Estado aún no ha reconocido su calvario ni le ha indemnizado
Este tipo de compensaciones se establecieron en 2009 y, ahora, los Presupuestos Generales del Estado para 2013 imponen un lÃmite temporal para solicitarlas: el 31 de diciembre del año próximo. A Enrique le denegaron la indemnización en 2010, pero se encuentra dentro del plazo para interponer un recurso de revisión aportando nuevas pruebas.
Ahora, con la ayuda de la Fundación 26 de diciembre, está recopilando cuantos documentos prueben que fue su aspecto de transexual lo que propició su encarcelamiento: artÃculos de ABC, Pueblo e Interviú y fotografÃas. «No entendemos que la Administración desconozca cómo funcionaba la Ley de peligrosidad social y cómo se aplicaba: te cogÃan por tu aspecto de gay, por parecerlo y por serlo, y eso lo posibilitaba esta norma, ya que tenÃa carácter preventivo», apunta Federico Armenteros, de la Fundación 26 de diciembre.
«Han pasado unos 30 años desde la derogación parcial de esta ley pero tenemos que seguir denunciando cómo se sigue machacando a las personas mayores con estos impedimentos», añade Armenteros. «La gente se viene abajo; y ¿cuántas personas habrá que ni sepan hacer todo el papeleo?», se pregunta Enrique.
Persecución y suicidio
Los efectos del presidio por motivos como la opción sexual persisten pasados los años. A Enrique se le humedece la mirada al recordar su primer ingreso en el Palomar. «Nadie avisaba a tu familia de tu detención, pero mi madre me buscó y me encontró en Carabanchel». «Una tarde, el jefe de galerÃa me dijo que tenÃa una visita; salà y vi a mi madre con mis tres hermanos. Nos quedamos todos llorando». Después de cada periodo, recluido Enrique perdÃa su trabajo y el estigma le pesaba a la hora de buscar un nuevo empleo.
«Nadie avisaba a tu familia de tu detención, pero mi madre me buscó y me encontró en Carabanchel»
En su segundo ingreso coincidió con Esmeralda la Francesa, una reconocida transexual que llegó a Madrid desde Francia a pasar unos dÃas y fue detenida y encarcelada. «Su aspecto era el de una mujer alta, de pelo caoba y muy femenina», recuerda Enrique, que vivió el ingreso de la Francesa un dÃa sobre las ocho de la tarde, «la hora en que llegaban los nuevos reclusos». «Llevaba ropa de mujer, le dieron un mono ancho que no marcase sus curvas y la subieron al Palomar».
Esmeralda salió pero volvió a ser detenida y encarcelada una segunda vez, en la que no soportó la presión y se suicidó tirándose desde la quinta galerÃa.
Hoy, Enrique no tira la toalla y saca a relucir «toda la dignidad y el orgullo». Más allá de la cuantÃa económica que establece la indemnización -y que no repara los años de persecución ni los trabajos perdidos a consecuencia del presidio-, busca «que se reconozca algo que ocurrió en esa época y que no tenÃa que haber sucedido; yo no era un delincuente, era un trabajador al que pusieron una cruz y estigmatizaron», defiende.
«Me metÃan en la cárcel por maricón y pensaba que era normal que me encarcelaran»
La peor parte del proceso que vivió Enrique fue la aceptación del mismo. «No sabÃa lo que era una depresión; tan solo lo aceptaba; me metÃan en la cárcel por maricón y pensaba que era normal que me encarcelaran por eso». Pero ahora Enrique no acepta un no como respuesta y está dispuesto a no parar hasta ver reparada su memoria herida a punta de prejuicios y estigmas sociales.