El desahucio de los «niños de la guerra»
Entrevista a Ludivina García Arias, Presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio
«El Gobierno español debería ayudarnos; no nos han dado un céntimo en los últimos tres años» «Es un centro de la emigración y del exilio que hay que conservar; es urgente actuar»
Los ancianos del Centro Español en Moscú, la mayoría asturianos, están a punto de perder su sede, de propiedad municipal, por falta de dinero para el alquiler l Gobierno y asociaciones del Principado buscan la manera de auxiliarlos
Presidente del Centro Español en Moscú
Oviedo, L. Á. VEGA
Partieron al exilio siendo unos niños para escapar de la violencia de la Guerra Civil, y ahora el Ayuntamiento de Moscú está a punto de echarlos de su segunda casa, el Centro Español, debido al oneroso alquiler del piso municipal, situado en la céntrica calle Kuznetski Most. Al centro van unos ochenta «niños de la guerra», más de sesenta asturianos. Ahora han lanzado un grito de auxilio para poder pagar el alquiler, del que se han hecho eco varios asturianos, como la periodista Isabel Paz Menéndez (hija del fallecido Agustín Santarúa), que ha iniciado una campaña de firmas en la plataforma «change.org» destinada a los gobiernos central, asturiano y vasco. También la ex diputada y senadora socialista Ludivina García Arias, presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio, que ha enviado ayuda y movido algunos hilos. También Izquierda Unida, que ha exigido fondos públicos para el centro. El director de Justicia de Asturias, José Luis Villaverde, se puso en contacto ayer con los gobiernos vasco y cántabro, para buscar una solución a las apreturas de los «niños de la guerra».
«No podemos pagar el alquiler. Es una carga tremenda, 13.500 euros al año. Si nos pagasen esa cantidad, nos haríamos cargo del resto», aseguró ayer desde Moscú Francisco Mansilla, presidente del Centro Español. La situación ha llegado a ser insostenible, especialmente desde que les quitaron las ayudas en 2010. «No nos han dado un céntimo en los últimos tres años. Imaginamos que no tienen dinero», barruntó Mansilla. Según dijo, la mayoría de los ochenta «niños de la guerra» en torno al Centro Español son de origen asturiano, aunque también hay muchos vascos. «Recibimos una pensión del Gobierno ruso y un complemento del Estado español, lo que nos ayuda a vivir mejor que los rusos», admitió. Quedarse sin centro sería una pesadilla para Manuel Pereira Alonso, de 83 años, al que su madre sacó de Turón (Mieres) en 1937 para que cogiese un barco en Gijón hacia Rusia. Tenía siete años y nunca más volvió a verla. «Este centro me da la vida. Venimos arrastrándonos hasta aquí», aseguró este ingeniero industrial que luego fue traductor y dirigió una compañía de taxis. La herida del exilio sigue abierta. «Me jodieron para toda la vida», confesó. «Mi madre murió en Argentina sin que pudiese volver a verla. Tengo una hermana en Asturias, Gloria, y otra perdida en Argentina que no sé si veré alguna vez», se lamentó. Pereira aprovechó todos los viajes del Imserso que pudo para volver a Asturias. «Pero este año no los han hecho», dijo con pena. «Pero no criticamos al Gobierno español, que nos ha ayudado mucho. Sabemos la situación difícil que tiene España», añadió.
Para la periodista Isabel Paz Menéndez, hay que salvar el Centro Español, porque «está haciendo una labor tan digna como el Cervantes». La asociación que preside Ludivina García ya ha enviado una ayuda de urgencia al centro. «Es un centro de la emigración y el exilio que hay que conservar», dijo. Y advirtió de que «es urgente actuar para paralizar el desahucio».
El Centro Español en Moscú organiza cursos de español, de flamenco…, desarrolla una amplia actividad cultural que se está viendo en peligro por la amenaza de desahucio por parte del Ayuntamiento de Moscú. Cuenta con 130 miembros, 80 de ellos «niños de la guerra», y más de sesenta de origen asturiano.
