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Un asturiano en la cumbre del terror

El Comercio, 04.05.13 - | 4 mayo 2013

victorcuetodvdEl Niemeyer emite un documental sobre Víctor Cueto, gijonés deportado a Mauthausen

 

RAFA BALBUENA | A VILÉS.

Perder tu patria con veinte años, convertirse en un número en vez de en un hombre, padecer la barbarie absoluta en pleno siglo XX, verse después engañado por tu aliado y, al final, pasar el resto de tu existencia olvidado, cruzándote cada día con quien pudo ser tu verdugo en un pueblecito de los Alpes. Así se resume la triste historia de Víctor Cueto, un asturiano que sobrevivió al terror del campo de concentración de Mauthausen, y que es objeto del documental que el cine del Niemeyer emite mañana a las 20 horas.

Titulada ‘Víctor Cueto, nº 3438’, se trata de una reconstrucción de su vida que ha dirigido el fotógrafo y realizador Pedro Timón, exfotógrafo de LA VOZ DE AVILÉS-EL COMERCIO. Narrada en base a testimonios de familiares, allegados y conocedores de su peripecia, la cinta la complementan testimonios gráficos que no por conocidos dejan de ser espeluznantes. «Es algo terrible, no cabe duda», explica Timón, que indica que la película tiene su origen «en que siempre me ha interesado la historia de los exiliados de la Segunda República, personas que en la Guerra Civil lucharon por sus ideales y a los que, en casos como este, se les pagó con la peor moneda posible».

Víctor Cueto Espina nació en 1918 en Ceceda, una aldea de Nava, pero siendo todavía muy niño se trasladó con su familia a Gijón. De allí se consideró «toda su vida, incluso al final», explica Pedro Timón, que recopiló para este trabajo «muchísima documentación durante más de diez años». La suficiente para reconstruir unos hechos con los que, a través de esa docena de entrevistados, el realizador rinde homenaje «a todos aquellos que combatieron el fascismo», encarnados en la figura de Cueto, de entre cuyas penalidades «es muy difícil decidir cual es la peor, la más injusta o la más amarga», señala Timón.

La parte más significativa de la cinta parte de la llegada de la república, que en una familia como la suya, imbuida de ideales obreros y de izquierda, definió el devenir vital de Cueto. No extraña que, tras el golpe de estado de julio del 36, se alistase al Ejército Popular. Lo siguiente es fácilmente imaginable: derrumbe del frente norte, huida desesperada por mar a Francia, regreso a la zona republicana para seguir combatiendo, derrota final y de nuevo al exilio francés, en principio en un campo de refugiados. Luego, en la II Guerra Mundial, lucha contra los alemanes, construyendo la fallida Línea Maginot. Es apresado por la ‘Wehrmacht’, y entonces se desata su auténtica desgracia.

«Ser prisionero en el campo de concentración de Mauthausen no es comparable a lo vivido años atrás en los campos de refugiados de Francia», explica Timón. No fue el único en vivir tal pesadilla, pero sí de los pocos que no hallaron la muerte entre aquellos barracones, en condiciones «de horror, tortura, privaciones, carencias y humillaciones totalmente extremas… no puedo quedarme con un sólo ejemplo que refleje lo peor», insiste el director.

No acaban ahí las sorpresas. «Tras la liberación, salió de allí como un espectro, una pura imagen de lo que significó el terror nazi». Y aunque sobrevivió, «Cueto fue un apátrida sin nacionalidad ni lugar a donde ir». Rechazó volver a la España de Franco, donde «lógicamente, lo mínimo que le hubiese ocurrido era ir a la cárcel». Y tampoco quiso asentarse en Francia ya que «veía una traición que no hubiese ayudado a la causa de la República». Pasó el resto de su vida en un pueblo de Austria, donde hasta su muerte «tuvo a un ex oficial de las SS de vecino». Un sarcasmo «atroz», según Timón, que invita a reflexionar tras visionar la cinta.

http://www.elcomercio.es/v/20130504/aviles/asturiano-cumbre-terror-20130504.html