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Azaña: “Paz, Piedad y Perdón”, el último discurso como Presidente de la República

La Aventura de la Historia, nº177 | 23 junio 2013

AzañaDmAnalizamos su cuatro alocuciones públicas durante la contienda

 

 

Durante la Guerra Civil, el líder republicano había tratado de convencer de que el enfrentamiento no tendría ni vencedores ni vencidos, sino un solo perdedor: España. Analizamos su cuatro alocuciones públicas durante la contienda

Fueron las últimas palabras de Azaña como presidente. Habló desde Barcelona al cumplirse dos años de la sublevación militar. La guerra estaba mucho más perdida para la causa republicana que cuando lo advirtió por primera vez. Sin una mediación internacional no había nada que hacer y, además, Francia y Gran Bretaña estaban cediendo en la primera batalla de la inminente guerra europea. (Película de un fragmento del discurso)

Este discurso sigue su línea habitual: denso, cargado de simbolismo pero directo, nada farragoso; estremecedor y, obviamente, dramático. En el párrafo final la “dimensión moral” de sus palabras alcanzan su grado más elevado: frente al “apetito de destrucción”, debemos pensar en los muertos, aseveraba.

Un Azaña conciliador que había hablado cuatro veces a la nación desde la rebelión militar del 18 de julio de 1936, pedía de forma desesparada el fin de la sangría y el incio de la reconciliación. Durante la Guerra, el líder republicano había tratado de convecer a las potencias internacionales de que en España se jugaba el destino de Europa y a los españoles, de que el enfrentamiento no tendría ni vencedores ni vencidos, sino un solo perdedor: España.

Para diseccionar las cuatro alocuciones públicas de Azaña durante la guerra contamos con una de las firmas más prestigiosas y brillantes de la historiografía española del último medio siglo, el profesor Santos Juliá.

Quizás quien más sabe acerca de la vida y obra del líder republicano. Completamos este texto con la visión que propone Álvarez Tardío, uno de los más destacados representantes de una excelente última generación de historiadores que han adquirido prudencial distancia respecto de lo que fue la República como ideal.

No me resisto, para cerrar esta carta, a citar otro fragmento anterior sobre el eterno devenir y problema español: “El enemigo de un español es siempre otro español. Al español le gusta tener libertad de decir y pensar lo que se le antoja, pero tolera difícilmente que otro español goce de la misma libertad, y piense y diga lo contrario de lo que él opinaba”.

Javier REDONDO / Director de La Aventura de la Historia

javier.redondo@elmundo.es

(Texto extraído de la presentación del Número 177  de La Aventura de la Historia.)

http://www.laaventuradelahistoria.es/2013/06/21/azana-paz-piedad-y-perdon-el-ultimo-discurso-como-presidente.html